Capítulo LXVII: Los grandes banquetes de Sancho I

Año de nuestro Señor de 950

Continuando con la costumbre de los cristianos peninsulares de apodar de las más variadas formas a sus representantes políticos, el rey Sancho I pasó a la posteridad con el sobrenombre de “El Gordo”. Podemos decir a ciencia cierta que el vulgo no se quedó calvo pensando un mote adecuado para el nuevo rey, pues el tío era una auténtica masa que se pasaba el día comiendo y comiendo sin freno. Mientras su padre, Ramiro II, daba ejemplo atizándose con los ejércitos de Abderraman III, el pequeño -de edad pero no de cintura- Sancho se solazaba en el castillo de papá engullendo un capón tras otro.

Después de un interregno de seis años (950 – 956) en los que Ordoño III estuvo al frente de los destinos de León, a Sancho I le entró hambre y en protesta por haber eliminado Ordoño III la costumbre de tomar un buen resopón a medianoche Sancho dio un golpe de mano y se hizo con el trono, gobernando en su primera época un total de dos años (956 – 958) en los que Sancho incumplió sistemáticamente al menos uno de los siete pecados capitales. En unos tiempos en los que el pueblo pasaba una terrible gazuza, es normal que las conspiraciones contra Sancho I menudearan; los nobles, hartos de tener que conformarse con la sopa boba, pues Sancho arramblaba con todas las existencias, nombraron rey a Ordoño IV en lugar del pobre Sancho, quien, sin reino que llevarse a la boca y con un hambre que no veas, se fue con su caballo a Córdoba.

Allí, Abderraman III comenzó atendiendo a Sancho con honores reales, pues nuestro califa favorito era hombre educado y de costumbres hospitalarias. Pero después de un tiempo, harto de ver cómo Sancho acababa incluso con las existencias de comida de Medina – Azahara, hasta las narices de las reformas que había que llevar a cabo continuamente en el palacio para que Sancho cupiera por las puertas (y aquí tenemos los antecedentes del concepto abierto de los espacios que encontramos en la Alhambra), y temeroso de que Sancho, insaciable, decidiera hacerse un estofado con las 10.000 ninfas del harén califal, pues se las comía con los ojos, el médico personal de Abderraman III sometió a Sancho a un duro régimen de pan y agua hasta conseguir que la gordura de Sancho remitiera un poco; una vez curado Sancho, Abderraman III montó un ejército que le ayudara a recuperar el poder.

Así, con Sancho dispuesto a comerse el mundo, asistimos al enfrentamiento de su ejército contra el del usurpador, Ordoño IV, a quien el pueblo, siempre dispuesto a demostrar inventiva, llamó el Malo. Tan malo era Ordoño IV que al derribar a Sancho ni siquiera le permitió terminarse el segundo plato, no les digo más. Y como la justicia siempre vence, el ejército de Sancho le pegó unos cuantos bocados a Ordoño IV y el Gran Rey recuperó el poder, administrando su segundo mandato (960 – 965) con equidad y sabiduría, renunciando a mojar pan en el plato, repetir postre y terminarse todas las viandas que había en su mesa. Desgraciadamente, a su muerte una época terrible asoló Castilla – León, pues Almanzor, como ya contamos en su momento, se afanó en destruirlo todo; pero antes, tal vez haya que hablar un poco de “Los grandes comienzos de Castilla”.министра внутренних делфото комнат


Compartir:

Nadie ha dicho nada aún.

Comentarios cerrados para esta entrada.

В 1вин зеркало каждая ставка может стать выигрышной. Простая регистрация, зеркала для безопасного входа и щедрые бонусы ждут всех азартных игроков!