Mi tío Oswald – Roald Dahl
Novela erótico – festiva
Título: Mi tío Oswald
Autor: Roald Dahl
Categoría: Novela erótico – festiva
Siglo: XX
Comentario
Aprovechando que El País Semanal, siguiendo en su línea de regalarnos con el periodismo de calidad que le caracteriza, nos ha informado de que Roald Dahl tiene una nieta que está muy buena, a la que nadie se resiste a tocarle el culo y que tiene “las tetas muy grandes” (lástima que el reportaje no lo hiciera la propia Rosa Montero, que en ese mismo EPS se dedicaba a proseguir con su serie de mujeres travestidas en hombres, asunto que le obsesiona), y ya que no podemos rendir al escritor el homenaje que se merece como nos gustaría (con su nieta, claro, pues efectivamente las apreciaciones del periodista eran bastante exactas) nos limitamos a glosar una de sus obras más acabadas.
Roald Dahl es un escritor polifacético y que, además, ha demostrado una increíble capacidad para producir grandes obras en cualquiera de los géneros que ha tocado: literatura infantil, biografía, libros sobre animalitos, cuentos, y hasta literatura erótica. “Mi tío Oswald” pertenece a esta última categoría y, como casi toda la producción de Dahl, es una obra excelente.
“Mi tío Oswald” es la más clara demostración de que la pobreza de la que suelen hacer gala los guiones de las películas porno son fruto, simplemente, de la despreocupación de sus productores, que no de falta de potenciales guiones de calidad. Si en España, patria de Poli Díaz, eso está claro que no ofrecía duda alguna, para el extranjero la obra de Dahl debiera disiparlas también.
El hilo conductor de la historia es el tío del autor, que conoce un potente afrodisíaco que, cual Viagra a lo bestia, convierte a cualquier hombre en un verdadero Hombre con mayúsculas. Esta es la excusa para una narración de diversos encuentros sexuales jugosamente detallados y brillantemente expuestos. Sobre la originalidad de la concepción y el atrevimiento de los actos detallados no nos atrevemos a pronunciarnos, pues el único problema de la obra es que, probablemente, en estos tiempos de pensamiento políticamente correcto suponemos que debe pasar por extraordinariamente machista. De hecho, si se analiza la propia concepción de la obra, esta es muy androcéntrica. El afrodisíaco aumenta la potencia sexual pero es especialmente eficaz cuando lo ingiere un hombre pues en ese caso no sólo aumenta las ganas sino la capacidad gracias a un efecto fisiológico notable. Vamos, que queda claro que la calidad del sexo depende del tamaño. Esta afirmación, triste constatación para muchos, suele ser rebatida por todos los sexólogos del orbe, lo que nos hace sospechar que se trata de profesionales con poca práctica o con grandes traumas que tratan de exorcizar difundiendo ese tipo de historias. En cualquier caso, no les vendría mal leerse el libro de Dahl.
Compartir:
Tweet
Nadie ha dicho nada aún.
Comentarios cerrados para esta entrada.