Capítulo 2: “Mitad león, mitad tigre”
Esto es, un Ligre. Todo comenzó cuando el afamado Circo Mundial (ampliamente conocido entre amigos y familia) decidió hacer una agresiva campaña publicitaria en todas las ciudades por las que pasaba que se fundamentaba en la presentación del nuevo bicho destinado a apoderarse de nuestras peores pesadillas: el ligre (león + tigre). El cartel en cuestión (que pueden ver aquí) nos incitó a algunos a seguir indagando sobre las características y hábitos del Ligre común, descubriendo, para nuestra sorpresa, que el Ligre existía (una rara mezcla de dos animales distintos, que era, como los mulos, estéril), y que también había una interesante contrapartida, el Tigrón (tigre + león), la cual, además, podía reproducirse, dando lugar a asombrosos engendros de la naturaleza, como el Ti – Tigrón (tigre + tigrón, se lo juro por José María Aznar que algo así existe).
A) Conociendo a tu enemigo: lo que dice el pensamiento único
El Ligre es un producto más de la sociedad del espectáculo en la que vivimos, un ejemplo de cómo la tecnificación y el gusto por lo extravagante todo lo invade, incluso espectáculos, como el circense, un día novedosos y hoy incluso tradicionales. Renovarse o morir, obliga el capitalismo de mercado, y si es preciso inventarse bichos raros, curiosos, atracciones de feria como el Ligre, destinados a la exposición pública en cautividad ante el jolgorio de la afición, pues se hace y ya está. No importan lo más mínimo los profundos sentimientos que pudiera atesorar el Ligre, sino sólo el beneficio que reportará a sus amos; de hecho, ni siquiera importa que el Ligre exista o no, solamente que parezca que existe, pues lo que llama la atención al respetable es, más allá de su ferocidad o salvajismo, su extravagancia. El Ligre es un cuerpo extraño en la sociedad monológica (repitan conmigo: monológica, así como si estuviéramos muy enfadados con Bush Jr.), no es aceptado entre la normalidad, entre lo reconocible del cuerpo social, y por tanto es expulsado de la sociedad y exhibido como una rareza, para solaz y divertimento de los normales.
B) Lo que todos responderemos desde la diversidad
En primer lugar, ante una cuestión tan peliaguda como la del Ligre, adoptaremos una posición crítica. Una vez lo hayamos hecho, y si, como es previsible, pese a ello no conseguimos ligar ni que nos den ninguna subvención para fundar una Sociedad de Protectores del Ligre, convendrá que Usted siga leyendo para saber qué decir.
Dicho esto, lo primero que llama la atención al buen multicultural es la burda manera en que el omnímodo (no confundir con monológico, aunque venga a ser lo mismo en la práctica) poder capitalista manipula el lenguaje a su antojo para, en nombre de un zafio utilitarismo pretendidamente racional, reducir cuestiones culturalmente tan ricas y complejas como el mestizaje a la mera fusión de dos palabras: León + Tigre = Ligre. A partir de ahí podríamos seguir jugando con el lenguaje para catalogar a todos los que fueran diferentes, a todos los que tienen unas culturas tan variadas, tan ricas y tan atractivas como la nuestra (en realidad más, puesto que, al no estar subyugadas por esta supuesta democracia, ante la cual también adoptaremos una posición crítica, costumbres ancestrales como la ablación, las desigualdades en pro de la tradición o el analfabetismo se perpetúan y no se ven contaminadas por el imperialismo occidental emanado de la nefanda industrialización). Podríamos, tranquilamente, ponernos a hablar de los Terrolmanes (Terroristas + Musulmanes), Intelgánicos (Intelectuales + Orgánicos), Razionalismo (Raza + Nacionalismo), y así todo, convirtiendo a todos los enemigos tradicionales del Pensamiento único en nuevas atracciones de feria.
Por eso desde el multiculturalismo veremos al Ligre como un sorprendente fruto de la naturaleza, no del hombre que todo lo profana, símbolo de los excelentes resultados que se cosechan cuando abandonamos todos nuestros prejuicios y sabemos ver las indudables ventajas que comporta el contacto de culturas, individuos y tradiciones, en suma: el mestizaje. Tomaremos el ya famoso cartel del Ligre y le daremos la vuelta al mensaje reaccionario que portaba en un primer momento para, desde esa posición crítica que pese a no saber muy bien de qué se trata no debemos abandonar nunca, reivindicar las ventajas de la fusión multicultural. Gracias al multiculturalismo, el Ligre ya no podrá ser nunca más un producto de marketing, un elemento de merchandising, un sujeto de dumping, y un montón más de palabras que no sé lo que querrán decir, pero seguro que son malas, puesto que están escritas en la lengua del Imperio (inglés).
Por último, el movimiento feminista, el mismo que no dudará en protestar contra los bombardeos de Afganistán y se manifestará mucho más preocupado por la destrucción de los Budas que por el estado de la condición femenina en países musulmanes, pondrá el acento en la forma falocéntrica y castrante con la que el pretendidamente científico pensamiento único prima siempre al macho sobre la hembra incluso en la composición de las palabras, pues por si Ustedes no lo saben la unión de león + tigre será un Ligre o un Tigrón según quién sea el macho, que siempre aparecerá en primer lugar (es decir, Ligre = León + Tigresa, y Tigrón = Tigre + Leona).
C) Síntesis y praxis: buscando la plusvalía
Poco queda por decir respecto a la espinosa cuestión del Ligre. Sugerimos la eventualidad de que en pro de un nuevo avance de la sociedad del mestizaje uno de los principales símbolos de la lucha contra la globalización, la ciudad brasileña de Porto Alegre, pase a redenominarse Porto Ligre, como diciendo “todos iguales, todos diferentes, nadie occidental”. Y eso sí, además de adoptar una posición crítica, Usted no deberá reconocer nunca el hecho lamentable de que este nuevo producto del multiculturalismo, el Ligre, sea estéril.
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