Grecia
Tirando del Carro (II)
Grecia es la cuna de la civilización occidental, es decir, de la civilización tal y como la conocemos. En la Grecia clásica la cultura, el arte, la política, la filosofía, alcanzaron niveles nunca vistos con anterioridad y probablemente no superados tampoco posteriormente. Grecia es el inicio y el meollo de nuestro legado, de lo que somos y de lo que nos singulariza frente a los bárbaros del resto del mundo, siempre dispuestos a destruir la civilización arguyendo cualquier pretexto.
Por supuesto, hablamos en todo momento de la Grecia clásica. Cualquier intento de establecer paralelismos entre ésta y los griegos modernos se verá indefectiblemente abocado al fracaso. Las luces de la Grecia clásica se han convertido, con el paso de los siglos y el pernicioso efecto de las guerras y migraciones, en la oscuridad y patetismo de la Grecia actual. Los bárbaros han triunfado. Frente a la cultura del pasado, la ignorancia del presente. Frente a las acabadas formas políticas de la democracia ateniense, el golpismo institucional, la democracia imperfecta y la familia real de la Grecia del siglo XXI, viviendo esta última del erario público español desde los años setenta del siglo XX. Frente a la incomensurable calidad de los filósofos griegos (Aristóteles; Parménides, Heráclito, Tales, Demócrito; Platón, Gorgias; Protágoras, Anaximandro, Diógenes; Epicuro), inventores del fútbol clásico (lamentablemente perdido, como tantas y tantas otras realizaciones, en la Época Oscura de la Humanidad, pero recuperado para el mundo por los ingleses, siempre deseosos de poner sobre su natural salvajismo un barniz civilizatorio mínimamente convincente que les permita parecerse a la Grecia clásica o, de no ser posible, al menos a la España medieval), el fútbol ramplón de la actual selección griega (como Ustedes comprenderán, no nos vamos a molestar a relatarles de qué jugadores dispone, ejercicio ocioso dada su exorbitante maldad, tanto futbolística como humana).
Porque Grecia, como las demás selecciones del “Grupo de la Muerte” de esta Eurocopa, es una selección patética. Carente de calidad, carente de tradición, carente de empuje, a Grecia sólo la sostiene su pretendida solidez defensiva, adquirida por la vía de ubicar a toda su alineación delante de la portería. Claro que, comparativamente, quizás esto baste. Tengan en cuenta que Portugal, España y Rusia son los demás integrantes del Grupo de la Muerte, lo cual podría bastar para que Grecia incluso se clasificase para cuartos (y cayera ignominiosamente ahí, claro), y lo que es más grave, acompañada por España, también carente de calidad, tradición y empuje (y por supuesto, carente de solidez defensiva), y que además cuenta con el Más Listo como principal argumento ofensivo (ofensivo para la retina de los aficionados, claro está).
Así que, asumido por todos el punto de partida de las selecciones de este grupo, apostamos por una victoria inapelable de España. Por varios goles, si se tercia. Esto permitiría, con un poco de suerte y asumida la derrota de Rusia contra Grecia en el último partido, que a expensas de lo que ocurra en el Portugal – España habríamos contribuido a la eliminación de Portugal, país organizador, de “su” Eurocopa. Y aunque esto sería preludio a la inevitable nueva eliminación de España en cuartos de final (e imagínense el acopio de documentación que podríamos hacer de una prensa deportiva totalmente histérica ante la machada de España: “esta vez sí”, “a por todas”, “El Más Listo calla a los críticos”, etc.), la cuestión no es esa. La cuestión es, al menos, poder reirnos de Portugal. Claro que también podríamos hacerlo provocando su eliminación merced a un empate en el último partido, lo cual sería incluso más doloroso. Eso es lo bueno que tiene España, que haga lo que haga (y generalmente, incluso aunque estemos tan acostumbrados a que haga lo que hace), su condición patriótica está fuera de dudas.
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