Federación Rusa
Tirando del Carro (I)
La primera piedra en el camino de la selección española hacia el éxito que supone garantizar con rapidez a sus componentes el merecido y glamouroso descanso ibicenco con el que suelen regalarse (y con el que tiene a bien deleitarnos la prensa rosa todos los estíos) será la Federación Rusa.
Es evidente que se trata de un equipo que, como en general todo lo ruso con excepción de Abramovich y la lucha contra el terrorismo en Chechenia, está en franca decadencia. No obstante, el mero hecho de que el sorteo le haya encuadrado con España le ha convertido, automáticamente, en honroso integrante del “Grupo de la Muerte” (dícese de los compañeros de la selección española en la primera fase de este tipo de torneos, a causa de su apabullante calidad, que suele verse desmentida en cuanto son sistemáticamente eliminados en cuartos de final –y ello aunque por un casual los clasificados no sean la selección española- por los equipos salidos de otros grupos aparentemente menos “mortales” pero, al parecer, mucho más eficaces). Razones de peso nos permiten desmentir esta excesiva ponderación del potencial ruso. No obstante, tampoco por ello somos excesivamente optimistas respecto del resultado del partido del sábado. A fin de cuentas, Rusia tiene la suerte de iniciar la Eurocopa contra un equipo del fuste de España cuya afición, si fuera sensata, a buen seguro firmaría ahora mismo las tablas con los ojos cerrados.
La constelación de estrellas rusas
Una de las características que hacen temibles a los rusos es que tienen una serie de jugadores con una calidad tremenda. Ya se sabe, el clásico mito: unos tíos buenísimos, que la tocan y la tocan, pero que a la hora de la verdad acaban pagando su falta de organización y no logran nada por ello. Desde que el espíritu soviético fue aniquilado en su último momento de gloria con el gol de Van Basten a Dassaev en la Eurocopa previa a la desaparición de esas bellas camisetas con la CCCP estampadas (desaparecidas de los campos de fútbol, que no de los escenarios de moda alternativa más radikalmente fervorosos de comprar en El Corte Inglés posters del Che Guevara y banderas de Jamaica) nada ha sido ya lo mismo. La letanía se repite desde entonces: “carentes de organización, los talentosos jugadores rusos no tienen nada que hacer a la hora de la verdad”.
Como tantas y tantas veces ocurre en el mundo del fútbol, los mitos poco tienen que ver con la realidad. No nos referimos en este caso al caos táctico ruso, que es una evidencia que hasta Hipólito Rincón puede detectar entre exabrupto, invectiva e insulto salivero. Hacemos alusión a la pretendida calidad de un colectivo de jugadores que ha demostrado durante años que a lo más que les llega es a malvivir entre la Primera y Segunda División española. Karpin durante años, y ahora Mostovoi o ese gran ausente en esta Eurocopa (cuando es el líder espiritual y técnico del grupo) que es Onopko lo han demostrado a lo largo de esta década. Y ojito, que mencionamos a las figuras del fútbol ruso. Imaginen al resto y coincidirán conmigo en que este primer partido puede deparar cualquier cosa. Nunca Raúl Bravo podrá aspirar a volver a encontrarse tan en su salsa en un campo de fútbol.
El arma secreta rusa
A pesar de sus carencias, los rusos cuentan con un surtido de tretas antiespañolas de peligrosidad considerable. Son gentes que machacaron a los valerosos españoles que lucharon en la División Azul, que raptaron a miles de niños españoles y los convirtieron en esclavos forzados y que, para rematar la faena, sufragaron la subversión contra la Cruzada española empleando para ello el propio oro español que la malvada República regaló a Stalin.
Porque, si eso no fuera poco y no diera prueba de la bajeza moral de nuestros rivales, dispuestos a cualquier cosa, en lo futbolístico la situación es si cabe peor. ¿Qué puede esperarse de un equipo que conserva la tradición de su país por todo tipo de artes marciales, lucha grecorromana incluida? Nada bueno. Si el propio Presidente Putin es cinturón negro de judo, ¿alguien puede dormir tranquilo pensando en lo que puede sufrir Raúl González frente a marcadores expertos en los complejos mecanismos de Ushiros Nages, Nippones, Takanas-Aomis y demás triquiñuelas indignas?
El Antídoto
España no ha de confiarse: los rusos cuentan con un arma secreta y, representados en la pericia de Putin, están dispuestos aa hacer uso de ella. Pero tampoco estamos totalmente inermes. El resultado del partido depende de que seamos capaces de hacer llegar a la FIFA, a tiempo, el vídeo de la actuación de Tristante Oliva en el Real Madrid – Valencia de esta temporada y, sobre todo, en que se publique por adelantado, y se asuma por la International Board, el dictamen de Díaz Vega y del Comité Técnico de Árbitros, acompañado de las manifestaciones del Presidente de la Federación Española de Judo, donde se dejan claros, clarísimos, los límites del juego aceptado contra jugadores que tiran del carro.
Guía para disfrutar del partido
Como suele ocurrir con España, lo mejor es no hacerse mala sangre y tomarse las cosas con alegría, ocurra lo que ocurra. Esta es la pauta general a seguir, pero el sábado podemos ir más allá.
Aprovechando que, una vez más, el fútbol coincide con una Jornada de Reflexión, sintonizaremos Carrusel Deportivo (Cadena SER) para garantizar que no nos perdemos ningún intento de manipulación. Una vez acabe el partido, y tras haber compartido con los amigos vino, cervezas o directamente heroína en vena (lo que cada cual entienda imprescindible para poder soportar el juego siempre ofensivo de España), LPD propone acabar la noche en una simpática y espontánea demostración frente a las sedes de los partidos políticos que lo hayan merecido.
Si España pierde, ya se sabe, será nuestra obligación acudir en masa a las sedes del PSOE a exigir la dimisión de ZP al grito de “¿Dónde están las promesas? ¿Las promesas dónde estáaaaaaaaan…?” y “Nos van a retirar, también de Portugal”. Es aconsejable proveerse para el acto de fotografías tamaño poster de Urdaci y Míchel.
En cambio, si España ganara, nuestra propuesta es acudir a las sedes del PP para, sin perder las sanas costumbres de acusar de asesinos a sus militantes, reirnos festivamente de ellos. En las Comunidades Autónomas periféricas, y salvo que Raúl haya hecho un gran partido, la cosa puede completarse con consignas como “Raúl, uno a uno, los globitos por el culo”. Y, en toda España, se puede apelar al consabido “Antes de votar, queremos golear”.
Los seguidores de ERC, sea cual sea el resultado, pueden reunirse frente a la embajada o consulado de la Federación Rusa y apoyar la causa del pueblo checheno. Todo sea por garantizar que nadie se quede sin farra nocturna post-partido.
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