Pues como no se me ocurre nada sobre el hecho de que los Hermanos Daltónicos que, con la inestimable ayuda de los siempre pagafantas de IC y ERC, manejan la política catalana confundan un rescate con un pacto fiscal, recupero la esperada, emotiva y entrañable comparecencia de MAFO en el Congreso – a donde fue desde su casa, y no desde la cárcel- para explicar a nuestras señorías las condiciones no extremadamente favorables de nuestro envidiado, prestigioso y excelentemente supervisado sistema financiero.
Realmente pocas personas pueden presumir del legado de MAFO, uno de los 1000 mejores gobernadores del Banco de España en toda la historia y al que, al fin y al cabo, solo le ha quebrado un tercio -en dirección a dos, tal y como se vayan conociendo los datos reales- del sistema financiero español. Su ortografía, su buen gusto en materia de bañadores y el hecho de que no provocara ninguna guerra nuclear le convierten en un referente bancario casi al mismo nivel que el de Peces-Barba en los ámbitos político, jurídico, constitucional y de preparación de salsa de los berberechos.
Sin olvidar las incisivas preguntas de sus, por no decir nuestras, señorías, con especial mención para el diputado del brazo político de los GAL que intercalaba la democrática y transparente expresión «si no quiere no conteste, especialmente si se niega a responder en un ejercicio de la responsabilidad que le caracteriza y que garantiza la unidad de los demócratas», lo más destacado de la comparecencia de MAFO fue su entrada en el hemiciclo.
En efecto, pocos esperaban que entrara con la camisa desabrochada, una cadenita de oro, unos auriculares blancos y abriera su corazón a todos los españoles cantando y bailando la siguiente canción. Desde aquí no queda más que pedir el preceptivo aplauso para un estadista con el que todos, más o menos, estamos en deuda, sin perjuicio de las condiciones muy favorables establecidas en los documentos emitidos por la Unión Europea en referencia al no-rescate de la economía española, de un modo u otro.
The song, que el autor dedicó a Bankia entre aplausos y olés del no necesariamente respetable:
Si la ves pregúntale
que sieeeeeeeeeeeente,
si aún le queda algo
del pufo que nos unió.
Si la encuentras
una prefereeeeeeeeeente,
éntrala en razón
y hazme este favor.
Háaaaaaaablale, insístele
que nos han hecho daño,
que todo es mentira.
Dile que la quiero,
que siempre fui bankero,
dile que me estoy volviendo
loco por una auditoría
Dile que navego
entre el aaaaaaaaaaaaamor y el miedo,
dile que me están matando
y todo es pura envidiaaaaaaaaaaaaa.
Dile, que la quiero
dile, que soy bankero
dile, dile que me están matando,
y todo es pura envidiaaaaaaaaaaaaa.
Si la ves recuérdale
que tieeeeeeeeeeeeene
de par en par las puertas
de vuestro FROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOB.
Dile que mis lágrimas
no entieeeeeeeeeeeeeenden
por qué no está conmigo
en la Constitución.
Háaaaaaaaaablale, insístele
que nos han hecho daño,
que todo es mentira.
Dile que la quiero,
que siempre fui sincero,
dile que me estoy volviendo
loco por una auditoría
Dile que navego
entre el aaaaaaaaaaaaaamor y el miedo,
dile que me están matando
y todo es pura envidiaaaaaaaaaaaaa.
Dile, dile, dile
Dile que me estoy volviendo loco
Dile, dile, dile
Dile que la quiero,
que siempre fui bankero,
dile que me estoy volviendo
loco por una auditoría
Dile que navego
entre el aaaaaaaaaaaamor y el miedo,
dile que me están matando
y todo es pura envidiaaaaaaaaaaaaa.
Dile que la quiero,
que siempre fui bankero,
dile que me estoy volviendo
loco por una auditoría
Dile que navego
entre el aaaaaaaaaaaamor y el miedo,
dile que me están matando
y todo es pura envidiaaaaaaaaaaaaa.
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