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¿Qué se entiende por federalismo?

Yo, algo cercano a esto. Tratar de vincularlo con el autonomismo me parece, en consecuencia, más difícil que enseñar a bailar a un cerdo.

«FEDERACIÓN, del latín foeedus, genitivo foederis, es decir, pacto, contrato, tratado, convención, alianza, etc., es un convenio por el cual uno o muchos jefes de familia, uno o muchos municipios, uno o muchos grupos de pueblos o Estados, se obligan recíproca e igualmente los unos para con los otros, con el fin de llenar uno o muchos objetos particulares que desde entonces pesan sobre los delegados de la federación de una manera especial y exclusiva.

Insistamos en esta definición. Lo que constituye la esencia y el carácter del contrato federativo, y llamo sobre esto la atención del lector, es que en esté sistema los contrayentes, jefes de familia, municipios, cantones, provincias o Estados, no sólo se obligan sinalagmático y conmutativamente, los unos para con los otros, sino que también se reservan individualmente al celebrar el pacto más derechos, más libertad, más autoridad, más propiedad de los que ceden.

No sucede así, por ejemplo, en la sociedad universal de bienes y ganancias, autorizada por el Código Civil, y llamada por otro nombre «comunidad», imagen en miniatura del régimen absoluto. El que entra en una sociedad de esta clase, sobre todo si es perpetua, tiene más trabas y está sometido a más cargas que iniciativa no conserva. Mas esto es precisamente lo que hace raro el contrato y ha hecho en todos tiempos insoportable la vida cenobítico. Toda obligación, aun siendo sinalagmática y conmutativa, es excesiva y repugna por igual al ciudadano y al hombre, si exigiendo del asociado la totalidad de sus esfuerzos, le sacrifica por entero a la sociedad y en nada la deja independiente.

En conformidad a estos principios, teniendo el contrato de federación, en términos generales, por objeto garantizar a los Estados que se confederan su soberanía, su territorio y la libertad de sus ciudadanos, arreglar además sus diferencias y proveer por medio de medidas generales a todo lo que mira a la seguridad y a la prosperidad comunes, es un contrato esencialmente restringido, a pesar de los grandes intereses que constituyen su objeto. La autoridad encargada de su ejecución no puede en ningún tiempo prevalecer sobre los que la han creado; quiero decir que las atribuciones federales no pueden exceder jamás en realidad ni en número las de las autoridades municipales o provinciales, así como las de estas no pueden tampoco ser más que los derechos y las prerrogativas del hombre y del ciudadano. Si no fuese así, el municipio sería una comunidad, la federación volvería a ser una centralización monárquica; la autoridad federal, que debe ser una simple mandataria y estar siempre subordinada, sería considerada como preponderante; en lugar de circunscribirse a un servicio especial, tendería a absorber toda actividad y toda iniciativa; los Estados de la confederación serían convertidos en prefecturas, intendencias, sucursales, administraciones de puertos. Así transformado, podríais dar al cuerpo político el nombre de república, el de democracia o el que mejor quisierais; no sería ya un Estado constituido en la plenitud de sus diversas autonomías, no sería ya una confederación. Lo mismo sucedería con mayor motivo si por una falsa razón de economía, por deferencia o por cualquiera otra causa, los municipios, cantones o Estados confederados encargasen a uno de ellos de la administración y del gobierno de los otros. La república se convertiría de federativo en unitaria y estaría en camino del despotismo.

En resumen, el sistema federativo es el opuesto al de jerarquía o centralización administrativa y gubernamental, por el que se distinguen ex aequo las democracias imperiales, las monarquías constitucionales y las repúblicas unitarias. Su ley fundamental, su ley característica, es la siguiente. En la federación, los atributos de la autoridad central se especializan y se restringen, disminuyen en número, obran de una manera menos inmediata; son, si puedo atreverme a hablar así, menos intensos a medida que la Confederación se va desarrollando por medio de la accesión de nuevos Estados. En los gobiernos centralizados, por el contrario, las atribuciones del poder supremo se multiplican, se extienden, se ejercen de una manera más inmediata, y van haciendo entrar en la competencia del príncipe los negocios de las provincias, de los municipios, de las corporaciones y de los particulares, en razón directa de la superficie territorial y de la cifra de población. De aquí esa enorme presión bajo la que desaparece toda libertad, así la municipal como la provincial, así la del individuo como la del reino.»
Pierre-Joseph Proudhon, El principio federativo

Hay otras versiones. Por ejemplo, la única alusión al federalismo de la Constitución Española -que según algunos hintelectuales le da a la cosa federal- es ésta (art. 145.1):

«En ningún caso se admitirá la federación de Comunidades Autónomas.»

Fines y medios

Contra toda evidencia, hay quien halla la causa de la decadencia de las izquierdas en las sociedades occidentales en su negativa a adoptar medios pragmáticos -vamos a llamarlos mano invisible, por ser más claros- para cumplir unos fines determinados, a los cuales han guardado escrupulosa fidelidad. Con la que ha caído desde el infausto día en que cayó el Muro de Berlín -no porque cayera, sino por lo que vino después-, en recortes sociales de todo tipo por no hablar de engendros como el boom financiero, hace falta tener la vista muy nublada por la ideología, esto es, hay que ser un ferviente creyente en la mano invisible y demás justificaciones milagrosas para llegar a esa extravagante conclusión.

Quizás ningún tema sea tan demostrativo del giro del calcetín habido como los cambios en política fiscal. Hasta el momento, tanto la derecha troglodita como la izquierda autoproclamada racional, en oposición a los trasnochados ruidosos, han hecho causa común a la hora de rebajar la tributación directa, mientras aumentaban paulatinamente la tributación indirecta. Así, impuestos como el de sociedades o la renta han retrocedido una vez tras otra -con rebajas de tipos, pero muy especialmente con desgravaciones y demás ingeniería fiscal «para ayudar a las clases medias»-, mientras otros como el de patrimonio o el de sucesiones están más en peligro que los pobres delfines nipones.

Esa asunción de los métodos derechistas santificados por criterios presuntamente científicos ha contribuido a extender una paradoja: las derechas políticas, a la vista de que las izquierdas les estaban pirateando sin compasión todos los métodos, no han tenido el menor problema en apropiarse de la mayoría de las banderas que las izquierdas políticas habían situado como fines. Palabras como libertad, igualdad de derechos o solidaridad han reducido su significado a cero.

En resumen, reducir toda la exigencia a las izquierdas políticas al respeto de los fines que defienden, menoscabando la importancia de lo único realmente importante -esto es: los métodos- y que tiene consecuencias en la realidad se ha mostrado como un camino con un nivel de acierto similar a dejarse operar por un tipo que, a la voz de «quiero ser cirujano», ha pasado de hacer la carrera de mediciona.

Flautas y parasitismo

Someto a su consideración una pregunta que se formula el economista Amartya Sen en su último trabajo, The idea of Justice. Básicamente Sen defiende, por un lado, pasar de iluminados que crean modelos perfectos e inatacables para concentrarse en logros más imperfectos -i.e. no hace falta que esperemos a diseñar la sociedad perfecta, bastaría con pequeños pasos como exigir a nuestro Ministro de Exteriores que luchara contra la esclavitud en lugar de ir a hacer la pelota a dictaduras totalitarias como la uzbeka sostenidas por el uso de esclavos infantiles para cultivar algodón-, y por el otro apuesta por la ética y la redistribución en contra de los yihadistas de la eficiencia. Vamos al siguiente párrafo.

Hola. Soy el siguiente párrafo -Martínez Power- y les presento a Anita, Luisito y Pepita. Anita, Luisito y Pepita se están peleando por una flauta, y berrean casi tanto tanto como un pelotón de economistas recogenueces exigiendo abaratar el despido después de que los sociópatas hundieran los mercados especulando con deuda. Con el tiempo, se van calmando como los susodichos economistas, todos ellos compungidos por el fin de la recogida de nueces motivada en el IBEX del día anterior, después de que los mismos sociópatas provocaran una subida más bestia que el advenimiento del cruyffismo-leninismo a la liga española. Se van calmando, y exponen sus motivos para quedarse con la flauta.

Anita dice que la flauta tiene que ser para ella, ya que es la única que sabe tocarla. Luisito dice que debe ser para él, ya que Anita y Pepita tienen muchos juguetes y él no tiene ninguno. Pepita, en cambio, afirma que la flauta debe corresponderle a ella, ya que es la que la ha fabricado. La primera pregunta que uno se formula es cuál de los tres (la utilitarista, el igualitarista o la libertaria) tiene razón. La segunda pregunta es cómo se puede aplicar esa solución y hasta qué punto es lícito que sea alguien de fuera el que tome una decisión y obligue a los tres niños a cumplirla.

Sin embargo, la más importante es la tercera pregunta. En estas aparece otro niño, llamado Don Emilio, que no sabe ni tocar ni fabricar la flauta, y tiene montones de juguetes, y se queda con la flauta. Ha venido con su primo, que es más alto que el FMI, más bruto que las fuerzas de seguridad, más tonto que el Gobierno y más fuerte que los sociópatas que a base de ludopatía tratan de convertir en humo las pensiones de los trabajadores, y dice que lo más eficiente -y aquí enseña unos informes con gráficas hechos por prestigiosos economistas- es que él se quede la flauta, y Anita, Luisito y Pepita obtengan a cambio un recorte de sus horas de recreo.

La tercera pregunta es: ¿Hasta cuándo?

Para los amantes de la estadística, Sen está casado con una Rothschild.

Hola

Entre la melé de actividades poco honrosas y radicalmente anti-españolas en las que ando metido, una es la constitución de un think tank que, en competencia con la FAES y el chiringuito de Caldera, se dedique a estudiar la tradición libertaria por aquí abajo. La cosa parte, pero no sólo, de la constatación de los muchos límites que han encontrado los gobiernos de izquierdas que tomaron el relevo del aznarismo y el pujolismo a la hora de transformar la realidad. Habida cuenta de que si abro otro blog para hablar del tema no me quedará tiempo ni para ir a votar la candidatura de los buenos en las elecciones del Barça, iré colgando aquí parte de lo que vayamos trabajando. Huelga decir que si lo hago es porque, una vez más, agradeceré sus comentarios, críticas y sugerencias. Por cierto, la cosa viene en una lengua románica, que es la que usamos cuando vamos a cenar.

UNA TRADICIÓ
El que us convidem a experimentar és una tradició nascuda amb Proudhon, al segle XIX i que, als primers moments de la Primera Internacional, fou el corrent de l’esquerra més vigorós a Europa i Amèrica. Bakunin formulà aquest corrent, que també partia del mètode hegelià, com oposat al marxisme –punts de fricció amb el marxisme: l’antiestatalisme, el rebuig a una dictadura del proletariat i el caràcter espontani, pels anarquistes, de la revolució-. Aquest corrent fou expulsat de la Internacional i va fundar la seva pròpia associació. Al llarg del segle XIX va viure una eclosió d’escoles i tendències –mutualisme, cooperativisme, comunisme llibertari i anarquisme sense adjectius, un corrent no sectari, formulat a Barcelona i que encara viu i sembla arreplegar la intel•lectualitat mundial que opta per la cultura llibertària, com ara en Chomsky-. Al segle XX va viure dues eclosions: la Revolució Ucraïna, on van triomfar les tesis anarquistes damunt les bolxevics –per, snif, poc temps-, i la Revolució Espanyola, l’únic lloc del món on es va viure l’anarquisme –socialisme autogestionat a l’empresa on els treballadors optaven per la col•lectivització; el socialisme es fabricava al lloc de treball, que proveïa, a més, de seguretat social, ensenyament, jubilació i lleure al treballador i que, alhora, era el lloc de participació política del ciutadà; l’Estat, representat amb noves institucions, com ara el Comitè de Milícies, el Consell de la Generalitat, o el Consejo de Aragón, no reclamava ni exercia el poder polític i cedia la planificació econòmica a un Organisme de la Revolució, que planificava l’economia horitzontalment, amb participació del ciutadà i reconeixent les possibilitats democràtiques de la petita empresa i el comerç particulars-.
El moviment anarquista va viure un darrer gran moment al 68, on fins i tot contaminà el marxisme, com denoten els grups marxistes dels Consell Obrers. En l’actualitat, i a l’espera més o menys imminent d’una nova Internacional, promoguda, sembla ser, per Chomsky i els grups de Seattle, el moviment anarquista viu / sobreviu en pensadors independents, en actituds més o menys individuals o col•lectives arreu del món, i en cert sindicalisme minoritari –tal vegada, l’anarcosindicalisme més especulatiu i emprenedor està a Suècia i als USA, -. Al món anglosaxó és, de fet, on la tradició és més vigorosa. L’anarquisme, entès com a extrem liberalisme econòmic dretà, sobreviu al Republican Party com a corrent autoanomenada llibertària, i com a opció socialitzant que desconfia de l’Estat al Democratic Party, com a corrent autoanomenada antiautoritària.

UNA TRADICIÓ PENINSULAR
L’anarquisme arriba a Barcelona aviat. Abans de 1835 alguns barcelonins s’identifiquen i són reconeguts com a anarquistes. Però el primer cop que els corrents anarquistes barcelonins comparteixen un projecte anarquista europeu és a través del bakuninisme, al 1869 i amb la visita a Espanya de Fanelli, anarquista italià que funda la AIT a Barcelona i a Madrid –ben aviat, les esquerres de Madrid es decantaran pel marxisme, no així a Barcelona-. Poc abans, l’anarquisme i l’obrerisme local viuen adossats al federalisme de Pi i Margall, un polític molt influenciat per Proudhon i a qui Max Nettlau, gran historiador de l’anarquisme, no dubta en definir com a anarquista.
L’anarquisme barceloní i català s’organitzarà en quatre agrupacions successives –algunes, de caire local, altres de caire espanyol, l’última, la FAI, de caràcter ibèric-. Segurament l’aportació més important de l’anarquisme local és un sindicat, el més important de la història de l’anarquisme, la CNT. El fet que la gran construcció local de l’anarquisme sigui un sindicat no és aleatori: des d’un bell començament, l’anarquisme local –a diferència, per exemple, del francés, l’alemany o l’anglosaxó-, és netament obrerista, fins i tot exclou altres possibilitats. L’obrerisme, tradicionalment, desconfia de l’intel•lectualitat . I només en moments puntuals –com ara el procés de Montjuic-, deixa apropar els intel•lectuals a prop seu. Aquesta absència de pensadors pesos pesants a l’anarquisme local és, tal vegada, el fet més fatal i característic de l’anarquisme peninsular, una tradició interrompuda al 39, que es va intentat vertebrar un altre cop entorn del sindicalisme, al 1976, i que va desaparèixer com a tradició amb cara i ulls aquell mateix any, amb el cas Scala.

UNA TRADICIÓ PER REFUNDAR?
EL que pretenem és donar respectabilitat a aquesta tradició. Que el debat a la nostra societat no siguin els nacionalismes, sinó la propietat privada dels mitjans de producció i el repartiment de la riquesa. Que l’Estat perdi el seu prestigi. Que les esquerres es plantegin no tant la participació a la política com ara la participació als Governs. Pretenem donar respectabilitat a la idea que el socialisme passa al teu lloc de treball, al lloc on compres, al lloc on tens els diners, i que és voluntari, que es divertit, que és millor i més creatiu. Volem que molts dubtes que eren normals a començament del segle XX, ho tornin a ser ara, en un altre segle i amb el llenguatge i les expectatives d’un altre segle.

COM ES FA TOT AIXÒ?

Alguna idea?

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