Mañana, elecciones nacionales en Catalunya. Después de reflexionar durante todo el día, he llegado a distintas conclusiones. Vaya por delante que, después de la experiencia zapaterista, soy muy partidario de a) pasar olímpicamente de si un político me cae más o menos simpático y piensa más o menos igual que yo -talante, apoyaré, etc.; b) pasar aún más de los programas electorales, con sus «promoveremos», sus «impulsaremos», sus «reactivaremos» y demás ceros conceptuales, llenos de promesas y buenas intenciones y sin un sólo número y c) obviar a partidos sin gente con mínimos conocimientos económicos -no me refiero al cabeza de lista de turno, sinó a que en el grupo haya alguien que sepa hacer la o con un canuto al respecto-, circunstancia especialmente relevante ahora que estamos arruinados.
La novedad de estas elecciones es que tanto como CiU como ERC, fracasado el pacto fiscal, promueven una consulta, acercándose en parte al discurso de la Soli sobre la necesidad de agilizar el proceso de la independencia de los catalanes -cada día que pasa sin empezarlo seremos más débiles y tendremos mayor probabilidad de fracaso, debido a la quiebra económica de la Generalitat- La consulta es una vía muerta -el Gobierno español no la autorizará y no cederá el censo, y vía padrón un referendum si Badalona o Hospitalet, que no lo cederían, sería papel mojado aun cuando CiU, ría aquí, optara por convocarlo-, y la única vía política y legal para constituir un estado catalán es una declaración unilateral en el Parlament seguida de la apertura de una negociación con la comunidad internacional que concluyera en la organización de un referendum. En cualquier caso, el cambio de discurso de convergentes y republicanos es una buena noticia que, tal y como sucedió en el caso de Ciutadans y UPyD, acredita la conveniencia de disponer de partidos en el Parlament, aunque sea con poca representación, que sirvan para apretar a los partidos mayoritarios.
Por ir resumiendo, como votar a los de siempre después de que nos hayan quebrado -unos y otros- con su incompetencia me parece una mala opción, únicamente me quedan los votos de la Soli y la CUP. En favor del voto a la CUP está su candidato, su democracia interna, su discurso sobre la deuda y la defensa de un triple eje nacional, social y democrático, además de la conveniencia de contar con ellos en el Parlament cuando, en las siguientes anticipadas después del fracaso de la vía del referendum, CiU deba optar entre la sumisión al PPSOE y la huída hacia adelante y, por último, que espabilarán a lo que queda de las izquierdas catalanas, que lo necesitan y mucho. En contra, el hecho de que algunas de sus propuestas no es que no las comparta, sinó que estoy en en contra -banca pública, nucleares, pancatalanismo-, si bien esa oposición es harto irrelevante teniendo en cuenta que su presencia, más que para gobernar, va a servir para presionar en temas en los que el Parlament pinta algo más que en los anteriores.
Por lo que respecta a la Soli, en su favor hay que señalar su labor parlamentaria cumpliendo escrupulosamente lo prometido -oposición al autonomismo, a sus cesiones ante el PPSOE y ante la corrupción-, su defensa de la radicalidad democrática, su cabal cosmovisión sobre el Parlament y su presidenta y sobre la democracia española en general y, en fin, sus coqueteos con la desobediencia civil como el tema de los pejaes o la convocatoria frente al parlament. Además de eso, Alfons López Tena no es un señor con mucho talante pero, en comparación con los que negociaron el Estatut y la mejor financiación de la historia, sabe lo que es una negociación, es un jurista solvente y, en fin, cuando haya que sentarse a ver qué pasa con el ingreso en la UE -o, aún mejor, en el EFTA y fuera de la UE- o con el reparto de activos y pasivos con el Reino de España, conviene que este señor, además de otra gente competente, esté ahí en lugar del número 40 de la lista de CiU o el 8 de la de ERC. En contra, el tema lingüístico, si bien se convierte en menor ya que, como comentaba más arriba, esta legislatura va a ser breve y no va a servir para constituir el Estado catalán, cosa que sólo sucederá cuando CiU, además de la necesidad de acelerar el proceso, le compre a la Soli lo importante -esto es: el cómo, mediante la declaración en el Parlament-.
Por todo ello, y porque el voto a los partidos pequeños es el más útil para el independentismo y para las izquierdas -porque al entrar consiguen de golpe 3 escaños que se restan al unionismo, mientras que si se opta por CiU, ERC o IC estos pueden aumentar un escaño más, pero quedan dos más libres-, mi opción mañana es la Soli, si bien celebraré como propios todos y cada uno de los escaños del grupo parlamentario de la CUP.
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