Greece Is Not Catalonia
Decíamos ayer que, en su actual situación financiera -quebrada, fuera de los mercados de deuda y rescatada por el Gobierno del Reino-, gestionar lo que queda de la Generalitat es un ejercicio de froilanismo. Para 2013 se espera un recorte adicional de 4.000 M€, un 2% del PIB. De ese modo, se podrá cumplir con el obligado déficit impuesto por los bwanas del 0.7% del PIB. 2012 tenía un objetivo de déficit del 1.5% del PIB, el Govern apunta a un cierre alrededor del 2.5% y Fedea estima que será ligeramente superior.
El presupuesto para 2012 de la Generalitat era de 37.000 M€. Un recorte de 4.000 M€ supondría un 10.8% en un sólo año, y cerca del 2% del PIB. Para hacerse una idea de lo que supone eso, baste el dato de que Grecia, en el año de mayor recorte, 2010, hizo un recorte del 8% del presupuesto (un 2.5% del PIB) con los resultados conocidos: caída superior al 4% del PIB, paro disparado, implosión del sistema político, etc. Ese recorte, además, debería hacerse teniendo en cuenta que a los 2.300M€ pagados en intereses hay que añadir como mínimo 300 más por los intereses del rescate que, con nuestro dinero, nos han proporcionado amablemente los bwanas a un tipo de interés que multiplica por cinco el tipo de interés que ellos pagan a los contribuyentes alemanes por el rescate de Bankia, Catalunya Caixa y otros grandes éxitos del PPSOE. Solamente los intereses del rescate, hecho con nuestro dinero, suponen más de lo que cuesta la suma de TV3 y toda la acción catalana en el exterior.
Las izquierdas catalanas, lamentablemente poco familiarizadas con el poco valorado concepto «El presupuesto es finito», han propuesto alternativas. En primer lugar, aniquilar el euro por receta, que supondría unos 100 M€ anuales que se compensarían con los 125 M€ anuales de recuperar el impuesto de sucesiones. Además, proponen una tasa a la banca sin cuantificar y, además, «luchar contra el fraude fiscal», como si la Generalitat pudiera hacer algo en una materia que, también, depende de los bwanas de Madrid. Por último, Junqueras añade una rebaja del IRPF, y hay varias propuestas de tasas verdes también sin cuantificar.
Estos números, en fin, acreditan la inviabilidad de la Catalunya autonómica, que camina -o corre- directa a su implosión, la cual se puede hacer de dos maneras: bien a la griega, como se ha hecho hasta ahora, o con el Plan B: montando haciendas estatales, siguiendo el modelo vasco, y usando el Parlament para hacer oposición al que manda de verdad -Montoro- y constituïr el estado catalán. Dentro de cinco años no habrá Generalitat, la cuestión es si en su lugar estarán las diputaciones y la administración del Reino en un país arruinado, o una Catalunya federal con vegueries con más incógnitas que certezas. En cualquier caso, es razonable pensar cuáles son las estrategias que favorecen una y otra opción y empezar a asumir que, contra la identificación de la Generalitat con el Barça empezemos a verla como lo que es, un filial de los malos llamado Real Club Deportiu Espanyol.
Aunque, eso sí, siempre puede ser que hacer exactamente lo mismo que Grecia tenga como resultado exactamente lo contrario de lo que ha sucedido en Grecia.