El cuarto poder, garantía de oposición
«Entenent l’humor com l’arma de defensa crítica de la realitat que ens agredeix cada dia. L’humor és l’únic que ens queda per poder combatre allò que se’n diu «el poder». »
Iu Forn
«El PP ha guanyat amb majoria absoluta a Espanya i CiU ha estat la força més votada a Catalunya. Això els dóna dret, naturalment, a aplicar les polítiques que creguin convenients. Per què? Coi, perquè tenen el suport de la majoria de la gent. I si les polítiques que apliquen són un desastre, a les pròximes eleccions els fots fora i tema resolt.»
Iu Forn
Resumen: contra la práctica habitual en las democracias occidentales, el trabajo de la oposición es cerrar el pico y apoyar las candidaturas ganadoras, que para algo han ganado. Asimismo, las elecciones no otorgan un mandato para ejecutar un programa, sinó que son un cheque en blanco durante una legislatura para hacer lo que el ganador se proponga, ya que ha ganado las elecciones, sin que se le pueda criticar. Por último, que el PP haya ganado en España no le faculta para mandar en Catalunya, porque en Catalunya ha ganado CiU. Sin embargo, que el PSC haya ganado en Barcelona no le faculta para nada, como la lógica más elemental indica.
La conclusión de todo ello es que el trabajo de la oposición es callarse y ceder protagonismo al «humor» -y si puede ser concretamente al humor de Iu Forn, pues ya ni te cuento que es el que debe enfrentarse al poder-. Si la oposición comete la fechoría y la irresponsabilidad de criticar la que haga el gobierno, estará pecando de anti-democrática y de no aceptar los resultados electorales, además de ir dando carnets de demócratas.
Por supuesto, en su línea de coherencia Iu Forn también supo poner los puntos sobre las ís cuando los convergentes estaban en la oposición e insinuaban un posible pacto con el PP:
«O sigui que per entrar de vocal novè a la junta de la comunitat de veïns, CiU està encantada d’enviar-li un pernil a qui s’ha pixat cada dia dins de l’ascensor de la finca, a qui ha arrencat repetidament el porter automàtic, a qui ha llençat la brossa per la finestra just quan acabàvem d’estendre els llençols, a qui ha robat les bombetes del replà, a qui ens ha posat silicona al pany de casa…»
Y es que ya se sabe: «Com diu Ferran Monegal: «Sempre cal apuntar cap amunt. Mai s’ha d’apuntar a les criatures»»
El primer año de Mas en el Govern, a todo esto, ha servido para seguir hinchando la deuda de la generalitat -si bien la mitad de rápido que su predecesor el gestor- y para seguir hinchando el paro -un 50% más rápido que su predecesor el gestor- hasta límites que no disfrutábamos en Charneguistán desde que Farreres, Alavedra y el malogrado Cogul estaban en el Govern, y para mantener exactamente igual el tradicional enanismo del autogobierno catalán, eficazmente complementado por el gigantismo del expolio fiscal.