En un discurso histórico que pasará a la historia de esos que ponen la piel de gallina, el Presidente del Congreso de Diputados del Reino de España, PP Bono, señaló hace dos semanas que a él no le molesta que se hable en catalán. Tres minutos después, PP Bono sumó su voto al del resto de los bwanas para prohibir el uso del catalán en el Congreso. La tolerancia es lo que tiene. Por supuesto, la flor y nata de los excelsos liberales españoles, que corren en círculos alzando los brazos al cielo cada vez que alguien osa «imponer un idioma», lo cual traducen por «prohibir otro», han mantenido un prudente silencio ante la prohibición de un idioma, ya que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
Por supuesto, el voto del PPSOE contó, como siempre en materias que afectan a la sacrosanta unidad de la patria común e indivisible y nación indisoluble de los no-nacionalistas, con la colaboración activa del PSC, que después de ocho años ocupando todos los gobiernos no pierde ocasión de dar fe de los muchos logros y avances de lo que venden como su proyecto político con unos niveles de credibilidad zapateriles. Eso sí, aunque no lo dijeron me apostaría una coca-cola a que comparten la generosa tolerancia mostrada por Bono, y tampoco a ellos les molesta que se hable en catalán.
Sí que les molesta, en cambio, que Mas recorte el impuesto de sucesiones. Les pareció muy bien rebajar dicho impuesto -el 10% de los contribuyentes pagaban el 90% del impuesto- en 650 millones de euros, pero les parece super-de-derechas-de-la-muerte los 100 millones que, incumpliendo su promesa electoral, ha rebajado Mas, o Gordó, o Homs o el Dioni de la Franja. La solución que proponen, en su línea de seriedad política que como partido de gobierno les caracteriza –temps difícil, gent seriosa-, es que Mas haga la rebaja el año que viene, o dentro de dos. Al parecer, andan muy indignados con los recortes convergentes, si bien en el Congreso optan prudentemente por sumar sus votos a Zapatero para que este exija a los malvados convergentes -con los que tienen un pacto de investidura- más y más recortes. Si bien, eso sí, la rebaja del 20% de las pensiones, el funcionariazo, la contrarreforma laboral y demás hits que votaron conjuntamente con el Dioni de la Franja y sus compinches en el Congreso no les parecen ni recortes ni intolerables.
En los últimos meses, el PSC ha exigido que el Gobierno del Reino pague lo que debe del fondo de competitividad a la Generalitat -como hizo el año pasado- enseñando incluso una carta del Conseller Castells en que tildaba de «despropósito» el sinpa del Impostor-, ha criticado a Mas por no haber arrancado los 1.500 millones adeudados, han votado alegremente y como un solo hombre unos presupuestos españoles que contenían el mencionado despropósito, y ha animado al Govern a presupuestar el fondo como ingreso a pesar de haber votado unos presupuestos que desmienten tal «hecho».
No sé qué esperan los diputados catalanes -me refiero a los que van a Madrid con el compromiso de defender a sus votantes, no a los que van a aplaudir al Impostor o a lo que el brazo político de los GAL les manda aplaudir- a presentar en Madrid una moción para que el PSC vuelva a retratarse tan bien como cuando se negó a votar en el Congreso la resolución sobre el recorte del Estatut que no solo había apoyado sino que había redactado en el Parlament. Mientras tanto, eso sí, siempre quedará alegrarse de haber conocido de la boca del propio legislador, el tolerante PP Bono, que los motivos por los que está prohibido hablar en idiomas vernáculos en el Congreso son los mismos por los que se ha hecho la fatwa anti-tabaco.
Tags: Catalunya, El Más Allá por popota
28 Comentarios »