Entradas marcadas como ''

100 días de Mas (y Duran) en la Generalitat

Durante dos días consecutivos se han cortado calles en Barcelona en respuesta a los recortes salvajes que el incapaz, torpe y sociópata Conseller de Sanitat ha anunciado. Más allá de la vergüenza ajena que da comprobar el papelón de los sindicatos que hacen de maleteros de los socialistas -no confundir con los que estuvieron dando la cara cuando eran los socialistas los que recortaban-, lo importante es comprobar hasta qué punto se ha estrechado el período de gracia al nuevo Govern.

Como sabe todo el mundo, la Generalitat está quebrada y sobrevive a base de emitir deuda a precios astronómicos que solo compran los ciudadanos catalanes. Como sabe todo el mundo, la situación va a ir a peor conforme la bola de deuda se vaya agigantando y la recuperación económica permaezca en el estado que la caracteriza desde hace tres años: dentro de tres meses.

Con este escenario, a los convergentes les va a resultar todo más difícil de lo previsto, incluso estando sin oposición como están ahora. De hecho, la falta de oposición está provocando que la oposición se desplace desde el parlamento a sitios donde se ha hecho la oposición de verdad toda la vida de Dios en Charneguistán, esto es, lejos de las instituciones. Así las cosas, empieza a resultar dudoso que la derecha catalana consiga aguantar el desgaste sin sufrir daños severos en cuestión de meses, especialmente sin ver un solo céntimo de los 20.000 millones de euros que son el motivo por el que el personal votó a Mas (y Duran).

Comparar los cien primeros días del tripartito y los cien primeros días del bipartito es un ejercicio esclarecedor, por la fortaleza del primero y la debilidad del segundo. Han sido siete años de travesía del desierto: o se ponen las pilas, o el chollo va a durar bastante menos de lo previsto.

Motivos para creer: Incentivando el nuevo modelo productivo

Esto es lo que dice el INE sobre la fiscalidad verde en la UE. The Champions.

Recordando a los Maragall

Hoy me he acordado de una de las muchas cosas que dejó pendientes Pasqual Maragall. En concreto, su denuncia en sede parlamentaria del tema del 3%, que retiró para facilitar la aprobación de la chapuza del Estatut ante el chantaje de Mas. No sé por qué hoy precisamente me ha venido a la memoria, estoy un poco disperso. Por cierto, les presento a Germà Gordó, el hombre fuerte en el Palau de la Generalitat.

También me he acordado de Joan Maragall, y de la censura de su artículo L’església cremada en el que defendía a unos desarrapados del poder arbitrario del Estado. Realmente, la cosa está bien jodida. A mí, por ejemplo, de conocer de primera mano una práctica escandalosamente fraudulenta y con antecedentes, ni se me pasaría por la cabeza decir nada al respecto. Que te machaquen a pleitos, por no hablar del lógico miedo por determinados puestos de trabajo de gente que no te ha hecho nada malo, es un mecanismo la mar de eficaz para no buscarte problemas.

Hoy se vota en el Parlament la proposición de ley de declaración de independencia de la Soli, que saldrá derrotada gracias a la colaboración de CiU con el resto de unionistas españoles. Todo vuelve. Con la excepción de la oficina anti-fraude, al negarse el Govern que ha cambiado las tijeras por la motosierra a nombrar un sustituto después de la muerte de su director hace tres meses.

Acampada

En una acción heredera de la tradición democrática de los países civilizados, los parlamentarios de la Solidaritat están acampados en frente del Parlament reivindicando la aprobación de la sensata, razonable y necesaria ley del proceso de proclamación de la independencia de los catalanes. Como cualquier tipo de participación política, no solo da un poco de vergüenza -o mucho, para los tímidos- y ofenden el exquisito gusto de los que gustan de tener el culo pegado al sofá despotricándole a la tele. Ya se sabe, ya lo resolverán los políticos en el parlamento y basta con meter un papel en una urna cada cuatro años para conseguir que los catalanes tengamos un estado.

El ayuntamiento de Hereu, conchabado con la Conselleria del hombre del bate de baseball, ha tenido la delicadeza de desalojar a los participantes de la acampada que no son diputados, y es que la conversión del espacio público en propiedad privada de los poderes públicos es una de las más arraigadas tradiciones de nuestra subnormalidad democrática. Y es que adelantar al acomplejado inspector Aznar López -recordemos Sintel– en materia de represión de las libertades de reunión y manifestación es una de las especialidades de nuestras izquierdas.

No ocurre lo mismo, eso sí, en países civilizados y con una tradición decente en materia de derechos civiles como los USA o UK. En otros lugares, como Yemen o China, lo ven menos claro, y es que la gente de orden tiene sus cosillas. Eso sí, yo sé cual de los dos modelos prefiero, así que a ver si como con las consultas cunde el ejemplo y lo normal deja de ser raro…

Ladies and Gentelmen, We Got It!

257.645 habitantes de la capital de Charneguistán ha participado en la consulta organizada por ciudadanos y entidades privadas, con un presupuesto de 80.000 euros, sobre la independencia de los catalanes.

Por dimensionar, esa cifra supone 399 ciudadanos más que los que el 28 de Noviembre del año pasado votaron en Barcelona las candidaturas del PSC, el PP, Ciutadans, UPyD y Falange.

Por dimensionar, esa cifra supone unos 85.000 barceloneses más de los que votamos en la consulta del Ayuntamiento sobre la Diagonal, organizada por instituciones oficiales, con 3,17 millones de euros, y con toda la prensa hablando del tema.

Una vez más, lo más relevante de las consultas es el tejido que se ha creado con los 7.000 voluntarios y donantes que han sacado el trabajo adelante a pesar de la escasez de recursos y la inestimable contribución del TBO de Chacón. Una vez más, hay que destacar el papelón de los que cogieron al PSC mandando en Barcelona y en Catalunya y van camino de convertirlo en una Nueva RUMASA. Papelón, además, que contrasta con la actitud de gentes como el Conseller Castells, quien prudentemente optó por no alinearse con la Falange y el resto de nacionalistas españoles.

Terrorismo

Las 35 empresas del IBEX  35 suponen un 5% de lo que queda del empleo en el Reino de España -un millón corto sobre 19 millones-. Las empresas del IBEX 35 suponen un 15% de los beneficios del Reino de España. Las empresas del IBEX, con una deuda que supera el medio billón de euros, suponen el 20% de la deuda española, al nivel del peso de la deuda pública del Reino, sumando el estado manirroto y las administraciones territoriales que sufragan el precario estado de bienestar que se disfruta en el Reino. El 80% de las empresas del IBEX opera en paraísos fiscales. Más del 70% de las empresas del IBEX 35 pertenecen a sectores estrictamente regulados como la banca, la energía o las infra-estruturas.

Es lo que hay en la categoría campeones. Los demás, detrás.

La semana que viene, de vuelta en su pantalla enemiga, Papelito o factura: El Retorno.

Inside job (versión española)

Inside Job es un documental gringo sobre la colosal estafa financiera perpetrada por unos sociópatas que se han llevado por delante las vidas, los empleos y los derechos sociales y laborales de centenares de millones de personas -penúltimos afectados: los portugueses-. Como corresponde a las sociedades civilizadas, el documental rehuye las posturas intelectualmente subdesarrolladas que optan por a) o b), donde a) es el malvado estado totalitario y corrupto sangra al contribuyente sea éste un señor o una empresa y b) son los malvados mercados totalitarios y corruptos chantajean y abusan de los débiles sean estos estados o ciudadanos.

La realidad, obviamente, es que tanto los sociópatas que tienen la sartén por el mango en los estados como los que la tienen en los contrapruducentes e improductivos fondos basura se llevan la mar de bien, trabajan en alegre camaradería y se cambian de equipo frecuentemente. De hecho, el equipo económico de Obama está constituido por los All Stars tanto de los gobiernos anteriores como de las grandes -cada vez más- empresas financieras. De hecho, es imposible comprender el creciente poder de los ludópatas de la especulación -que mueve diariamente 40 veces más dinero que el comercio de bienes y servicios en el planeta Tierra- sin la activa y decisiva colaboración de los poderes públicos, del mismo modo que es imposible comprender el tren de vida de los susodichos poderes públicos -especialmente después de haber cumplido su labor de estadistas- sin la activa y decisiva colaboración de los sociópatas especuladores, perdón, de los filántropos.

La realidad, eso sí, esta hecha de nombres y apellidos, de responsables y de hechos con sus fechas, sus datos y demás. Esperemos que el documental sea rápidamente retirado de las carteleras, no vaya a ser que la mierda extranjera haga sombra al rotundo éxito de Torrente y al aluvión de derbis que nos esperan mientras vamos separando los bancos entre las partes quebradas que se comerá -ñam- obedientemente el contribuyente y las partes solventes que se comerá -reñam- tranquilamente el fondo de turno, con Querido Emilio a la cabeza.

Ante todo, tolerancia

En un discurso histórico que pasará a la historia de esos que ponen la piel de gallina, el Presidente del Congreso de Diputados del Reino de España, PP Bono, señaló hace dos semanas que a él no le molesta que se hable en catalán. Tres minutos después, PP Bono sumó su voto al del resto de los bwanas para prohibir el uso del catalán en el Congreso. La tolerancia es lo que tiene. Por supuesto, la flor y nata de los excelsos liberales españoles, que corren en círculos alzando los brazos al cielo cada vez que alguien osa «imponer un idioma», lo cual traducen por «prohibir otro», han mantenido un prudente silencio ante la prohibición de un idioma, ya que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.

Por supuesto, el voto del PPSOE contó, como siempre en materias que afectan a la sacrosanta unidad de la patria común e indivisible y nación indisoluble de los no-nacionalistas, con la colaboración activa del PSC, que después de ocho años ocupando todos los gobiernos no pierde ocasión de dar fe de los muchos logros y avances de lo que venden como su proyecto político con unos niveles de credibilidad zapateriles. Eso sí, aunque no lo dijeron me apostaría una coca-cola a que comparten la generosa tolerancia mostrada por Bono, y tampoco a ellos les molesta que se hable en catalán.

Sí que les molesta, en cambio, que Mas recorte el impuesto de sucesiones. Les pareció muy bien rebajar dicho impuesto -el 10% de los contribuyentes pagaban el 90% del impuesto- en 650 millones de euros, pero les parece super-de-derechas-de-la-muerte los 100 millones que, incumpliendo su promesa electoral, ha rebajado Mas, o Gordó, o Homs o el Dioni de la Franja. La solución que proponen, en su línea de seriedad política que como partido de gobierno les caracteriza –temps difícil, gent seriosa-, es que Mas haga la rebaja el año que viene, o dentro de dos. Al parecer, andan muy indignados con los recortes convergentes, si bien en el Congreso optan prudentemente por sumar sus votos a Zapatero para que este exija a los malvados convergentes -con los que tienen un pacto de investidura- más y más recortes. Si bien, eso sí, la rebaja del 20% de las pensiones, el funcionariazo, la contrarreforma laboral y demás hits que votaron conjuntamente con el Dioni de la Franja y sus compinches en el Congreso no les parecen ni recortes ni intolerables.

En los últimos meses, el PSC ha exigido que el Gobierno del Reino pague lo que debe del fondo de competitividad a la Generalitat -como hizo el año pasado- enseñando incluso una carta del Conseller Castells en que tildaba de «despropósito» el sinpa del Impostor-, ha criticado a Mas por no haber arrancado los 1.500 millones adeudados, han votado alegremente y como un solo hombre unos presupuestos españoles que contenían el mencionado despropósito, y ha animado al Govern a presupuestar el fondo como ingreso a pesar de haber votado unos presupuestos que desmienten tal «hecho».

No sé qué esperan los diputados catalanes -me refiero a los que van a Madrid con el compromiso de defender a sus votantes, no a los que van a aplaudir al Impostor o a lo que el brazo político de los GAL les manda aplaudir- a presentar en Madrid una moción para que el PSC vuelva a retratarse tan bien como cuando se negó a votar en el Congreso la resolución sobre el recorte del Estatut que no solo había apoyado sino que había redactado en el Parlament. Mientras tanto, eso sí, siempre quedará alegrarse de haber conocido de la boca del propio legislador, el tolerante PP Bono, que los motivos por los que está prohibido hablar en idiomas vernáculos en el Congreso son los mismos por los que se ha hecho la fatwa anti-tabaco.

Ante todo, principios

Dice el líder de los ecosocialistas catalanes, Joan Herrera, que no va a votar en la consulta soberanista de Barcelona porque en la papeleta no está contemplada la opción federal, que es la que él defiende. Da gusto ver como, en el proceloso e interesado mundo de la política, donde la mayoría trocan principios por sillones y se dedican al chanchulleo sin el menor respeto a la gente que les vota, tenemos al menos a una persona íntegra y honesta, de una altura ética, moral e intelectual inigualable, capaz de defender los propios principios con la insobornable convicción con que lo hace Joan Herrera.

Es una pena, eso sí, que la pureza de sus principios no le impidiera votar a favor de la aberrante ley de memoria histórica, que niega la anulación de los juicios fascistas, pero qué le vamos a hacer. Es una pena, también, que los intachables principios de Joan Herrera, y más específicamente, sus principios tan genuinamente federalistas, no le impidieran votar un estatuto del que se había cepillado toda mención a la palabra federal o federalista, pero qué le vamos a hacer. Es una pena, también, que los elevadísimos principios de Joan Herrera no le impidieran sumarse al recorte -de 900 a 250 millones de euros- del impuesto de sucesiones -el 10% de los contribuyentes pagaban 810 millones-, a pesar de que ahora encuentre el summum de la indecencia sumar 100 millones a los 650 que rebajó el tripartito del impuesto. Es una pena, de esas que nos pone muy muy tristes, que los principios de Joan Herrera no le impidieran aplaudir con las orejas la existencia de ficheros policiales ideológicos o la entrada de maderos en la universidad a repartir yoyas cuando su partido gestionaba la Conselleria de Interior. Es una pena que los principios de Joan Herrera no le impidan sumarse con entusiasmo a la operación libio a la parrilla (humanitaria). Y es una pena, pena, penita, pena, que el gobierno de IC rebajara un 5% el sueldo de los trabajadores de la Generalitat, sin que los principios de Herrera le impidieran clamar contra los recortes.

En fin, que estoy a punto de llorar. Pero lo que da más pena de todo es que la gente excelente que hay en Iniciativa per Catalunya -como Romeva y Gomà- tenga que sufrir la incompetencia, la torpeza y la estupidez de personajes con ocho años de protagonismo político con los conocidos y sensibles avances en materia de federalismo obtenidos por Joan Herrera, que el buen señorcon esos principios tan elevados que tiene debe sufrir más que la pobre elefanta que se quedó viuda en el zoo de Barcelona.

Huelga decir que el blog Maketo apoya los principios de los demócratas que se oponen a la independencia de Catalunya -ya sean peperos, federalistas, empleados de la Diputación de Barcelona o madridistas acérrimos- y les anima a participar en la consulta soberanista de Barcelona -en Nou Barris, el único barrio donde ganó Montilla, ya se ha recogido un 50% más de voto del que consiguió el alcalde Hereu en la consulta sobre la Diagonal- votando, como se hace en las democracias, conforme a sus principios y con la papeleta del no.

La Generalitat se planta

El Govern dels Millors, que aún no ha cumplido los cien días, ha decidido plantarse ante el Gobierno del Rein. Los antecedentes son que el Gobierno del Reino había aceptado los números de déficit falsos del tripartito, como acepta y fomenta los números falsos de los bancos -por eso los países con bancos quebrados arreglaron el problema en un año, y aquí vamos de prueba de estrés superada en prueba de estrés superada y, eso sí, sin conceder un euro de crédito-. La Generalitat había acordado un recorte del 10% del presupuesto -2.600 millones-, asumiendo que el Gobierno pagaría lo que debe de lo que el tripartito y la prensa afecta vendió como «el mejor acuerdo de la historia».

Al parecer, el gobierno le ha dicho a la Generalitat que se vaya olvidando de ir cobrando lo que se le adeuda y que si no multiplica por dos el recorte no la va autorizar a emitir deuda. Eso sí, por lo que cuentan el recorte adicional solo sería de boquilla, como corresponde a la seriedad de los socialistas. Más allá de la credibilidad de las amenazas de Mas -cuya credibilidad es la que es después de que se le negociaran encima en 2001 y en 2006, exactamente la misma que Montilla cuando se plantó ante el Impostor en 2008-, y más allá del papelón estratosférico del partido de los federalistas no practicantes -que apoyan en Madrid que Salgado exija recortes a Mas, y critican en Barcelona los recortes de Mas en notoria evidencia de la capacidad intelectual que estiman en sus electores-, el hecho relevante es que la Generalitat está cerrando quirófanos y parando escuelas, que los catalanes pagamos más de 20.000 millones de euros al Reino cada año y que el resto de autonomías se han abstenido de aplicar los recortes que se están aplicando en Catalunya.

¿Qué postura cabe tomar ante todo ello? Ante todo, responsabilidad. Lo primero es aparcar el tema del expolio fiscal, y lo segundo centrarnos en batallitas absurdas para que los partiduchos catalanes puedan enseñar zanahoria a sus votantes: que si sucesiones, que si quitamos quirófanos o recepciones oficiales, que si paripés con la dación en pago, etc. Lo sabio es ignorar los problemas -perdón, el problema- a la espera de que se desvanezca por sí sólo, como desde el 39, y no tener la menor idea de en qué dirección se camina. Con esas dos premisas, se puede confiar en el futuro. Por contra, abordar el problema que es condición necesaria pero no suficiente para abordar el resto de problemas con opciones de incidir sobre ellos, y hacerlo con una dirección clara y diáfana como la que apunta la consulta soberanista de Barcelona -ha votado hasta Pujol, e incluso en Nou Barris, el único distrito de la ciudad en que ganó Montilla, se ha superado en un 50% la participación registrada en el fiasco del felizmente pronto exalcalde con la Diagonal- es hacer populismo, ya se sabe.