Se va el faisán
Anda corriendo un relato
con cuidado y con afán,
es todo un Rubalcabato
él es el hombre faisán.
Se va el faisán, se va el faisán,
Rubal contra la mentira,
comiendo pan, comiendo pan
untado con la cal viva.
Lo que traga este faisán
es digno de admiración,
da con queso y ama el gal
y va de negociación.
Se va el faisán…
Un pepero y un psoíto
se cayeron en un pozo
y el pepero decía
ay qué pozo tan sabroso.
Se va el faisán…
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Yo no sé ustedes, pero a mí no me parece nada extraño que esa combinación de crimen y mentira llamada estado ejerza conforme a su naturaleza. Si acaso, lo que me extraña es que pudiendo optar por una política pragmática que ayudara al brazo político de los GAL a apuntarse el éxito de liquidar el terrorismo etarra, el Impostor se lo hiciera encima ante la campaña nacional-católica como se lo hace encima cada vez que alguien le exige una contrarreforma y, contra lo que él y sus compinches dijeron en público, dedicaran las negociaciones a mentir compulsivamente a los etarras. En cualquier caso, no deja de tener su qué conocer a qué se dedicaban los muchachos del gobierno mientras andaban repartiendo carnets de demócrata y acusando a diestro y siniestro al personal por «mirar hacia otro lado», como bien reflejaba Moyano. Muy recomendable, asimismo, el retorno de Juan Aranzadi al periódico monárquico El País, provocado por el do de pecho de los jueces españatarras ilegalizando la candidatura de la izquierda abertzale. Nada recomendable, por contra, que TV3 y el periódico Ara se hayan sumado a la campaña mediática del nacionalismo español para conseguir la ilegalización de Sortu, y basada en la recuperación de los atentados etarras ante el hecho evidente de que eta se niega en redondo a atentar y, para más inri, ello es producto de la presión y el trabajo de la izquierda abertzale que encabeza el preso político vasco Arnaldo Otegi Mondragón, quién por lo demás le acaba de ganar una demanda al Reino por la manera como le condenó cuando -¡anatema!- osó criticar al Rey.