El PSC se hace la autocrítica encima, y el President Montilla va y dice que «cuando Mas habla, solo es para meterse con la oposición», acreditando así la composición de lugar que este buen hombre tiene hecha de su lugar y su misión en el mundo. Su número 2, por su parte, sale por patas en dirección a Madrid para pillar un carguillo sin ni tan siquiera esperar las semanas que quedan hasta las elecciones, no vaya a ser que se le esfume. El Conseller de Medi Ambient, que con la crisis no puede inaugurar obra pública, lleva cuatro ascensores inaugurados en la última semana. A todo ello, la solución ilusionante de lo que el desnortado President llama «oposición» es traer a Mister X, firme en el camino de blavenciar el PSC para conseguir los sabrosos resultados de los compañeros de ahí abajo.
La fiscalía, después de más de un año de los primeros titulares al respecto, aprovecha que queda menos de un mes para las elecciones catalanes y se marca un escrito pidiendo un juicio a CDC por el caso Millet. La tradición españatarra de usar las instituciones del estado con fines políticos y hacerlo sin ningún disimulo está llegando a cotas llamativas. Y para más inri, sin satisfacer las expectativas del desnortado President y su «oposición», que fiaban sus expectativas electorales a la imputación de Mas en plena campaña.
Sin que tenga nada que ver con lo anterior CiU ha tirado de elegancia y señorío para presentar en el congreso una enmienda para rescatar a las concesionarias de autopistas -entre las cuales Florentino, Ferrovial y compañía, entre otros protagonistas de ese sector elegante mezcla de los sectores público y provado que tantas alegrías da a la economía de los españoles, sobre todo de algunos-. Muy resumidamente, el diputado Macias defiende que, para no tener que rescatar a las autopistas, lo que debe hacer el Estado -y debe hacerlo con nuestro dinero- es compensarlas por la diferencia entre el tráfico que previeron y el que existe en la realidad. El espíritu emprendedor de los creadores de riqueza es inescrutable, vive dios. A todo ello, sigue sin salir un solo dato de la dichosa Due Dilligence -que muy prudentemente el testaferro de Florentino que ocupa la presidencia del Barça sigue ocultando a pesar de haberse comprometido a colgarla en la web y a enseñarla a los socios- que le toque un pelo a Laporta, aunque recuerden las enseñanzas de la prensa catalana: si votas a Laporta, te caerá un piano encima.
Escandalosa reunión de empresarios a 300 euros el cubierto en la cual, ante el asentimiento general, el candidato a las elecciones que había convocado el encuentro no defendió tratar de joderle la vida a la gente sino que se opuso activamente al copago sanitario, hizo una defensa de la sanidad pública varias casillas a la izquierda del tripartito, se ciscó en la barra libre del sector financiero, propuso limitaciones a las retribuciones de los ejecutivos de los casinos financieros y abogó por subir las pensiones. Por la mañana había llenado -también- la UB defendiendo las mismas cosas. Pero recuerden las sabias enseñanzas de la prensa catalana nacionalista, monárquica y papista: si votas a Laporta se te estropearán la nevera y el agua caliente.
SAR recupera la salud poco a poco, para felicidad y tranquilidad de todos los españoles. Y se pone al tajo. Esta semana ha estado negociando la venta de unos tanques a la democracia de Arabia Saudí -porque es una democracia, ¿no?- con el entusiasta apoyo del Gobierno progresista y pacifista del Impostor y el inestimable protagonismo del florero que ocupa el Ministerio de Defensa. Uno recuerda los casos de Lukoil y, por ir un poco más allá, de KIO, y le entra congoja al pensar que el bienestar de todos los que le pagamos el sueldo, los yates, las mansiones y la creciente parentela -vía directa, ya no hablamos de llevarte 3 millones por la cara como el miembro del patronato de la Fundació Futbol Club Barcelona Don Iñaki Urdangarín-, snif…
«Aquí necesitamos un Sarkozy que ponga orden», escuchaba el otro día por la calle. Cualquiera diría que al Impostor y a Montilla les han montado nueve huelgas generales y tienen a todos esos indeseables inmigrantes desmadrados, en lugar de una mini-huelga y los sub-españoles progresistamente confinados en campos de concentración y expulsados a patadas por las buenas artes de RuGALcaba, pero pinta que no.
En fin, cosas del extranjero, como el sonoro éxito del Tea Party en las elecciones USA. Parece que fue ayer cuando los sectores izquierdistas escasamente alfabetizados celebraban el surgimiento de un movimiento que iba a escindir el Republican Party y le iba a impedir pintar nada a nivel electoral en varias décadas. Al final, el meneo más importante de la oposición -medido en avance de voto y escaños en las mid-term- a un presidente USA en un montón de tiempo. Y es que una cosa es estar asistiendo a desfiles con la cabra de la legión y limpiándole los zapatos al señor Botín y sus compinches utilizando nuestro dinero para comprar el betún, y otra bien distinta gobernar en un país civilizado y con cultura democrática tapando las incapacidades propias insultando al resto del personal. Cepillada la reforma sanitaria, encallada la financiera, pospuesto el cierre de Guantánamo, con el paro disparado a pesar de los rescates a los banqueros, con la cobardía de no haber osado votar los recortes fiscales de ese inspirador de la política fiscal del impostor llamado George W. Bush -recuerden, «bajar impuestos es de izquierdas»- antes de las elecciones, y siguiendo escrupulosamente la insensata política exterior impuesta por los halcones del Republican Party, al Presidente Obama le llega la hora de la verdad. Eso sí, tiene como ventaja que ni se le pasa por la cabeza agarrarse como tabla de salvación a algún fósil de hace veinte años.
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