Visto para sentencia
Finalmente, el brazo judicial del PPSOE, denominado también TC, ha decidido recortar más la chapuza que el Impostor y el líder del partido de los salvadores de España trapichearon una madrugada en la Moncloa. Ante ello, la prensa nacionalista española -que incluye a la prensa autonomista catalana, con el Conde exfascista a la cabeza- ha optado por decir que no, que lo que han hecho los jueces es salvar el Estatut.
Hace un año, la misma prensa -y por los mismos motivos- vendía como histórico el paupérrimo y anti-federal acuerdo de financiación nacido del estatuto-patena como la octava maravilla del mundo. Un año después, la Generalitat ha empezado a retrasar pagos y tiene el grifo cortado en los mercados internacionales, y es que las cosas cada vez se descubren más rápido. Valga como ejemplo el paleto artículo de Enric Juliana -que además de aunar todo lo peor de sus compañeros de fatigas, tiene todo lo bueno que a los demás les falta- vendiendo como un triunfo del catalanismo la sentencia, y que merecería el título de «mi mujer me pega lo normal». El mismo pollo que lleva meses soltando que el TC le había perdido el respeto al Impostor y que iba a redactar una sentencia ultrapepera, lee el fallo sumamente respetuoso con lo que el propio Impostor le mandó escribir al abogado del estado y concluye, con su fundamental divisa de criterio menos criterio, que la cosa va de un triunfo del catalanismo. Era difícil superar el papelón de tirarse dos meses lamiendo los zapatos del opúsico Isidro Fainé -un catalán salva las cajas, los catalanes toman el mando, todo ello con un fervor que envidiaría la torçida brasileira- para, acto seguido, cerrar el indocumentado pico -criterio menos criterio- desde el momento en que la fusión de la CAM y Bancaja colocó al salvador de España, al capitán puente de mando y caudillo de la Caixa en segunda entidad española.
La reacción a la sentencia de los partidos ha sido la esperada: gallinácea 200%. Que a estas alturas de la película algún genio pueda creer respetable salir a la calle a manifestarse como si fueran ciudadanos de a pie en lugar de los que cobran de esos ciudadanos para que trabajen en las instituciones es de traca. Huelga decir que cualquier mención a la única cosa creíble que pueden hacer ha sido cuidadosamente evitada: del Congreso, nada de nada de nada. Los salvadores de España siguen a lo suyo, y los dos ministros del PSC siguen a lo suyo. Ante esa manifestación improvisada, de calentón submoral y deudora estilística e intelectualmente de la huelguilla que Cándido y Toxo le preparan al Serpiente para otoño, lo suyo es seguir apostando por las decenas de miles de catalanes que ya hace mucho que dejaron de estar cruzados de brazos para actuar, promoviendo de un lado consultas soberanistas, y por el otro presionando a los partidos, en lugar de apoyándolos.
La siguiente estación es la Iniciativa legislativa popular para convocar un referendum soberanista, admitida por la mesa del parlament -con el voto en contra del PPSOE- habida cuenta de la escrupulosa manera en como se ha montado jurídicamente, huyendo de calentones e inmadureces. Si a alguien le interesa colaborar en la misma, mi dirección es ppsoe2000@yahoo.com. A mediados del próximo mes -si es que sus eminencias parlamentarias no siguen retrasando la cosa con su incompetencia- estarán listos todos los documentos necesarios para la recogida de las 250.000 firmas necesarias para que el Parlament convoque el referendum soberanista que patrocina el blog Maketo. Si quieren más información de la cosa, les remito de nuevo a mi correo. Si pasan del mismo, pueden apuntarse aquí.
Para terminar, recupero un artículo del Maketo de cuando Maragall abandonó después del fracaso del Estatut, habida cuenta de que el último show del TC -encabezado por el taurino juez que nombró el PSC- no cambia demasiado la cosa, más allá de suponer una cómica nueva vuelta de tuerca a las muy fracasadas elites catalanas y algo que todos los soberanistas debemos agradecer:
«El principal proyecto político de Maragall ha sido el nuevo Estatut, y principalmente su vocación de superar a base de federalismo el choque de boinas del que han comido 25 años convergentes y socialistas a la vez que se discutían no pocas vergüenzas de las que los españoles tuvimos que tragar durante la transición para que la extrema derecha no siguiera entregada a su principal afición durante todo el siglo XX.
Con esa intención se elaboró el nuevo estatuto, que en el preámbulo incluía, además de dos párrafos de Xavier Rubert alusivos al llamado interdependentismo –en plata: la suma de un independentismo y la condena del estado-nación en tanto que nacionalista-, un decálogo que redactó el propio President el verano pasado. Los dos párrafos de Rubert fueron eliminados del proyecto, a diferencia de los delirios nacionalistas que metieron los convergentes con ese sujeto colectivo haciendo y deshaciendo con igual repugnancia al muy nacionalista sujeto colectivo con el que empieza la Constitución Española –“La Nación Española, en el uso de (…) proclama su voluntad de”-.
Sin embargo, lo pertinente aquí es hablar de los diez puntos incluídos por Maragall, y de lo que se ha modificado de ellos. Ello dará una idea real del cumplimento, por parte de Maragall, de la tarea que se había propuesto. Por eso voy a entrecomillar el texto que figurava para a continuación describir en qué han acabado esos principos rectores escritos a la manera de las constituciones de los países con cultura democrática:
1) “Catalunya es una nación”. Suprimido, así como la posibilidad de superar el nacionalismo no a base de otro nacionalismo, sino a base de plurinacionalidad, exactamente igual que hicieron las naciones democráticas después del holocausto moral de los cuarenta. En su lugar, la vergonzante apelación al sentimiento y el uso de esa palabra que como “finstro” es intraducible –“nacionalidad”.
2) “La Generalitat republicana restablecida en 1931 jamás ha dejado de existir, en tierra propia o en el exilio, gracias a la tenacidad de nuestro pueblo y a la fidelidad de sus dirigentes”. Suprimido, en tanto que primera mención a la legitimidad republicana como fuente de democracia en España incompatible con las manipulaciones históricas de la transición.
3) “Catalunya, afirmando sus derechos históricos, ha desarrollado y tiene una posición singular en lo que atañe a la lengua, la cultura, el derecho civil y la organización territorial”. El cepillado es especialmente escandaloso en este caso puesto que desaparecen los sabios límites propuestos por Maragall a la aplicación de los derechos históricos –plenamente compatibles con la igualdad entre todos los españoles- para convertirse en apelaciones genéricas a a) la constitución, b) los derechos históricos sin establecer los ámbitos de aplicación y c) la “posición singular”.
4) “Catalunya es un país rico en territorios y gente, una diversidad que la define y la enriquece desde hace siglos y la fortalece para los tiempos venideros”. Mantenido.
5) “Catalunya considera que España es un estado plurinacional”. Eliminado y sustituído por una alusión a la pluralidad identitaria española, por los mismos motivos que en el punto 1.
6) “Catalunya convive fraternalmente con los pueblos de España y también es solidaria con el resto del mundo”. Mantenido parcialmente, si bien la versión aprobada en referendum sustituye la fraternidad por la solidaridad para hablar de España, y elimina la solidaridad con el resto del mundo, un guiño al estatuto de la segunda república.
7) “El derecho catalán es aplicable de manera preferente”. Suprimido. Se trataba de un artículo que aludía a la unanimidad con las que todos los juristas catalanes –notarios, abogados, catedráticos y jueces no precisamente nacionalistas- se opusieron a los intentos de lapidación del muy estimable derecho civil catalán, derecho civil que por ejemplo permitía desde mucho antes que el español figuras como la separación de bienes.
8) “La tradición política democrática de Catalunya ha subrayado siempre la importancia de los derechos y los deberes, del saber, de la educación, de la cohesión social y de la igualdad de derechos, y hoy especialmente la igualdad entre hombres y mujeres”. Mantenido, con el añadido del desarrollo sostenible y la sustitución de “educación” por el más nacional-católico “formación”.
9) “El acceso a los sistemas universales de comunicación, transporte, innovación, investigación y desarrollo, y también el desarrollo sostenible han de ser decisivos para los catalanes”. Suprimido, y es que en verdad los convergentes se han encargado bien de impedirnos a los catalanes dicho acceso, empezando por su oposición a la entrada del cable que lideró Maragall, y acabando en su oposición a la creación de un centro logístico en el vallés que han acabado disfrutando los aragoneses, con implantación de MIT incluída.
10) “Catalunya, por medio del Estado, pertenece a la Unió Europea, comparte sus valores y el modelo de bienestar y de progreso europeo y ofrece su amistad y colaboración a las comunidades y las regiones vecinas con tal de formar, desde la Mediterránea, una eurorregión útil para el progreso de sus intereses comunes en el marco de sus competencias”. De este artículo ha quedado la primera frase hasta la palabra “valores”.
La conclusión uno saca de este repaso es clara. Sin menoscabo de su honestidad, de la solidez de sus convicciones, de su insobornable audacia, de lo admirable de su empeño y de las dificultades con las que se ha encontrado –dentro y fuera-, el proyecto con el que Maragall llegó a la Generalitat –el impulso de un estado no nacionalista en España- ha fracasado.»