«L’apatricitat. Tenir una pàtria —amb la seva forma visible d’un Estat— és obligatori per tal que no defugim sistemàticament les responsabilitats profundes de la nostra tribu i defendre’ns de nosaltres mateixos de viure perennement en un estat d’abjecta murriesa. Si no, la tribalitat es manifesta en forma d’una vaga sentimentalitat lletja i obscena, que és la cosa que cal suprimir. Un Estat produeix la corrupció i altres inconveniències, però són pitjor les que produeix el fet de no tenir-ne.»
Miquel Bauçà, El Canvi
No sé si se habrán enterado, pero The Economist dedicó un interesante informe a la situación del Reino de España. En el presente apunte, varios comentarios sobre el mencionado informe. En primer lugar, el periodismo británico en particular y el anglo-sajón en general son fenómenos encomiables. Nada que ver, por supuesto, con lo que abunda por aquí abajo. En segundo lugar, los británicos interesados en el devenir ibérico suelen ser gentes encomiables y mucho más merecedores de atención que lo que abunda por aquí abajo. En tercer lugar, The Economist es una publicación de una calidad y una categoría como no hay por aquí abajo, motivo por el cual el reportaje merece ser desmenuzado, especialmente por las inexactitudes, exageraciones y omisiones que hay en el mismo.
Vaya por delante que los dos puntos de partida del informe constituyen dos aciertos. Tanto la gigantesca crisis económica en la que estamos inmersos como las causas del problema territorial -con una rotunda defensa del federalismo- están correctamente enfocados. La selección de los temas, con una excepción, es la que habría hecho yo. La excepción, por supuesto, es la poco majestuosa ausencia de Su Majestad el Rey, y todo aquello que le rodea desde las condenas por injurias al jefe del Estado -inexistentes en todo el mundo occidental del cual la revista es partidaria- con que la Brunete judicial está obsequiando a los malos españoles al apartado de negocios, que no tocaré por lo que acabo de decir pero que por lo menos da para no sacar mucho pecho, como se hace en el reportaje, en temas de corrupción.
El informe flojea en otros ámbitos. Más allá de si uno está más o menos a favor del principio de subsidiariedad -por otro lado defendido en UK: Escocia, en ocho años de autogobierno, tiene un presupuesto de 46.200 millones para cinco millones de habitantes; Catalunya tiene, después de 30 años, un presupuesto de 32.200 para 7,5 millones de habitantes- y aún defendiendo débilmente la evidencia del rotundo éxito de la descentralización en España -y la abrumadora superioridad de sus beneficios por encima de sus costes-, tildar la política exterior de ZP como propia de una ONG -cuando ha superado todos los records de Ansar en comercio armamentístico, expulsiones de inmigrantes o soldados en el exterior- solo se explica por la aversión que el autor -y la publicación- sienten por Chavez, pero como va a demostrar Obama no se necesita ser una ONG para largarse de Irak.
Por otro lado, los all-stars del 11-M aparecen prolijamente en el informe. Por motivos obvios no pudieron aparecer en el último, publicado justo después de las últimas elecciones y, por ende, publicado justo después de que tanto Savater como Muñoz Molina pasando por Rosa Díez se sumaran alborozados a las mentiras del gobierno en los días posteriores al atentado, pero han recuperado terreno. La visión nacionalista española de la muchachada de UPyD está muy presente en el informe, llegando incluso a utilizar la poco afortunada y muy patriótica expresión «the idea of Spain» -que da en google 16.000 resultados frente a los mil y pico de «the idea of England» y los menos de 3.000 de «the idea of UK»-, algo que nos deja con cara de poker a los que no tenemos interés alguno ni en la idea de España ni en la idea de Catalunya ni en la idea del ponga-aquí-su-nacionalista-preferido.
La mención al caciquismo -que el propio autor aclaró que se refería a la longevidad en el cargo más que a las prácticas corruptas- es correcta y acertada: no es frecuente en países occidentales que el personal se tire la de años que se tiran aquí los ocupantes de cargos. Claro que no hubiera estado de más investigar el por qué de esa particularidad, estrechamente relacionado con el hecho de que el Reino de España es el único estado del mundo que solo ha tenido dos jefes en los últimos 72 años -ni el Coma Andante nos gana-, y gastar un párrafo en explicar lo que es el caciquismo con ejemplos, que los hay a montones des de los cheques-bebé a los 400 euros pasando por la presentación en público -en conferencia de prensa con vejetes llorando de agradecimiento al lado del Ministro Caldera-.
En català, si us plau
El apartado de la lengua ha sido el más polémico de todo el reportaje. Vaya por delante que me parece un avance que desaparezca la reivindicación de la educación segregada en primaria, quedando esta para la secundaria. Sin embargo, los datos son claros al respecto, y demuestran que los alumnos catalanes salen del cole no solo sabiendo el castellano tan bien como el resto de españoles, sino que lo saben mejor que el catalán. Esto es: la manera de garantizar la igualdad de oportunidades es la educación actual, que permite que los que no tienen la ventaja objetiva de hablar el catalán en su casa accedan al mercado laboral conociendo ambos idiomas, lo cual es beneficioso para trabajar en un país bilingüe como es Catalunya del mismo modo que el castellano es beneficioso para trabajar en muchos más sitios -en proporción de 40 a 1, con la pequeña desventaja de que para encontrar a 36 de esos 40 tienes que dejar tu sitio-. Los frenos a la movilidad de los trabajadores que introduce el factor de la lengua -muy atenuados porque las leyes permiten periodos transitorios adecuados- son bien ciertos, pero extraña un poco que no se cite la principal barrera que existe en el mercado laboral español, y que tiene relación con el desatinado boom del ladrillo promocionado por los poderes públicos -el mismo informe cifraba en un 1% del PIB, esto es, un informe similar a los fondos que recibe España de la UE, las ayudas fiscales a la propiedad de viviendas, algo que nos emparenta con los USA-.
Estoy de acuerdo con Reid en el hecho de que sobran en el gobierno catalán actitudes dogmáticas, como ya señalé con motivo de la no invitación de escritores catalanes en castellano a la Feria de Frankfurt o con el asunto de la obligación de rotular en catalán -por cierto, también existe obligación de informar en castellano en muchas materias-. No es cierto, eso sí, que en las universidades catalanes no se pueda enseñar sin saber catalán, como puede constatar cualquier alumno de cualquier universidad catalana. No es cierto, tampoco, que el gobierno catalán pretenda disminuir el uso del castellano. El castellano tiene una salud cojonuda, como bien se aprovecha desde la capital mundial de la edición en castellano y que se llama Barcelona -puede dar fe el mencionado Savater, que se levantó hace cuatro días 600.000 euros con la coña marinera del Premio Planeta-, y el catalán no, por lo que sus hablantes requieren una especial protección de los poderes públicos.
Entre las actitudes dogmáticas que no están de más en el govern está la política de subvenciones al cine en catalán. Contrariamente a lo que falazmente asume el autor del discurso nacionalista español, Catalunya no es un estado, snif. Y hay más: en Catalunya no actuan únicamente los poderes públicos catalanes, sinó que también actuan los españoles. Esto es, en 2005 las subvenciones al cine español, pagadas igualmente por el contribuyente catalán, fueron de más de sesenta millones de euros abonados por el Ministerio de Cultura. En 2007 el cine catalán se llevó 16 millones de euros de la generalitat. Huelga decir que el cine español tiene mayor salida que el catalán por la superioridad abrumadora del mercado hispano-hablante, y supongo que con la que está cayendo no hace falta remarcar que felizmente todo eso de dejarlo todo a la siempre eficiente mano invisible y benefactora del mercado tiene la credibilidad de un milagroso crecepelo. Resumiendo: la generalitat promociona el catalán y el estado promociona el castellano, todo ello lo pagamos los catalanes con nuestros impuestos y todo ello lo «disfrutamos» los catalanes con los servicios que recibimos. Lo que no sería aceptable es que además de los 60 millones de cultura, la mitad de las ayudas catalanas fueran al idioma más fuerte y con más potencial, quedando la proporción en un 75-25 en contra de las minorías.
Aquí acaba el furibundo ataque contra el castellano. Antes de acabar, eso sí, remarcar lo obvio: me he educado en catalán, en mi casa se hablaban los dos idiomas, soy usuario de la cultura española lo mismo que de la catalana, escribo en LPD -esto es, en castellano- y, lo más importante, por más que por debajo del Ebro cueste de entender, el bilingüismo no es dos grupos, unos que hablan en un idioma y otros que hablan en el otro, no: es gente que habla los dos idiomas y que los usa indistintamente.
Mañana, más.
Firmado: Popota, a Proud Friend of The Economist
Especial de The Economist y artículos relacionados:
Leader: After the fiesta
The morning after
Zapatero’s gambits
Spanish devolution: How much is enough?, artículo más comentado de la semana en la web de la revista con más de mil comentarios, por delante de la victoria de Obama y el discurso poco jipi de Medvedev.
Spain’s financial system: Banks, bricks and mortar
Spain’s economy: In search of a new economy
Spain and inmigration: A cooler welcome
Successful spanish companies: The Spanish legion
The perils of parochialism
An interview with José Luís Rodríguez Zapatero
Sources and acknowledgements
Carta a la publicación de Xavier Solano, representante de la Generalitat catalana en Escocia
Salvador Garcia-Ruiz: Decebut amb The Economist
Enric Juliana: La pell fina
Vicent Partal: How much is enough, Ramoneda?
Carles Campuzano: No fem el ridícul
Salvador Cardús: Corresponsals de guerra
Reig: No hagan el ridículo
Azúa: Que se os ve el plumero…
Cruyff: El Madrid pagará sus desequilibrios
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Tags: Catalunya, Ejpaña, El Más Allá por popota
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