Fumata blanca
Publicado el 29 de septiembre, 2008 por popota
El ex-Presidente de Golman Sachs, el anticristo que ha gobernado los USA en los últimos ocho años, McSame y Obama han llegado finalmente al ansiado acuerdo: pagamos nosotros, y lo que queda…
Neocoms
Es evidente que, en EEUU, gane quien gane, no van a plantearse un cambio en el modelo. Gane el candidato que gane, el sistema es poco más que una plutocracia al servicio de los intereses de las grandes corporaciones.
Ambas opciones políticas coinciden en lo mismo: hay que ayudar a las grandes corporaciones. Pero eso cuesta un dinero, que ni siquiera en EEUU sobra, y ni demócratas ni republicanos son demasiado partidarios de subir los impuestos. Al final, puede que ambos pacten una subida de impuestos (total, si ambos hacen lo mismo el votante se queda sin opción para decidir) y una drástica reducción de las prestaciones sociales (total, esos son negros, chicanos y basura blanca). Nadie se plantea reducir la intervención militar en Iraq, cosa que disgustaría a los que piensan obtener beneficios con la explotación colonial cuando el país esté pacificado. Mientras, el contribuyente americano es el que se dedica a pagar dudosas aventuras.
Lluis,
La economía es predecible. No se puede discutir eso, como no se puede discutir la redondez de la tierra, tu crees que no, pues vale, muchos predijeron el crack del 29, de las .com, y el crediticio, otra cosa es que les hicieran caso.
Te niego la mayor, de hecho el problema es que no sabes que es o que propugna el liberalismo. Dices “dejarlo mas libre”, luego no es libre o tan libre como podría ser y en cualquier caso depende del Estado que lo sea o no lo sea puesto que estos son los que deciden “darles toda la manga ancha”, y al igual que la Justicia no puede estar en tregua, los órganos reguladores del estado no pueden estar en suspenso porque un Gobierno decida dar “mas manga ancha”. Que no te quepa duda que al gobierno este o anterior, le importaba un bledo que le tacharan de intervencionista, y se dieron los créditos y no se alerto a los ciudadanos-parvulos de lo que se venia encima, porque el consumo y la construcción eran el motor de la economía, y los dueños de las constructoras y los políticos se encamaban con total descaro.
Insisto las crisis siempre se producirán o reproducirán siguiendo el mismo patrón desde hace siglos, desde los Tulipanes en Holanda a las .com o ahora con las casas. La gente ve un valor, invierte en el, este se revaloriza, esto hace que mas gente invierta en el mismo, se sigue revalorizando hasta llegar a un tope en el que el precio de compra y el valor del “bien” esta tan igualado que deja de ser interesante y entonces se produce el efecto contrario, la gente percibe que ya no es bueno poseerlo y empieza a venderlo, hasta que este pierde su valor. Esto pasa continuamente, tan solo de vez en cuanto ese bien, acción, etc, por un motivo X se convirtió en un producto masivo y afecta a un sector mas amplio de la población, o como en el caso de la vivienda a muchos y en un tema muy sensible. En España el gran problema ha sido el modelo económico, o mejor dicho la falta de competitividad y el déficit exterior, este es un problema que se arrastra desde hace 20 años, era un problema que iba a petar y se sabia, absolutamente previsible, si se hubieran tomado medidas en su momento, esto si seria una desaceleración y no una crisis en toda regla, en el caso USA, resto del mundo, darle hipotecas a los ninja (hay una ley de finales de los 70 que de hecho invita a hacerlo) y la venta de estas hipotecas a otros bancos, fondos de inversión, en productos poco claros, mezclada con una ambición desmesurada y cierto endiosamiento juvenil, sin que los órganos reguladores interviniesen o cuando menos alertasen sobre el peligro, en ambos casos España y USA fracaso el Estado. El liberalismo se basa en el imperio de la ley, no en no aplicar las leyes o las regulaciones, y por supuesto en la asunción de responsabilidades, por parte de los “ninja”, de las corporaciones y de los órganos reguladores, y no de lo que esta haciendo o pretende hacer el Gobierno USA.
Lo del oro y la empresa..uf…el oro es un bien refugio, tendrá una cotización mayor o menor pero siempre tendrá un valor, casi podríamos llamarlo intrínseco, una empresa por activos que tenga, no. ¿Quién necesitaba liquidez? No te saques argumentos de la manga para justificar lo injustificable.
La agricultura occidental ya esta hundida y solo sobrevive gracias a las subvenciones y los aranceles. La agricultura representa un porcentaje ridículo de nuestras economías y eso que no se le descuenta lo que nos cuesta, tan solo ha crecido en Nueva Zelanda a raiz de quitar las subvenciones a los agricultores que hizo que estos se espabilaran, investigasen y se dedicaran a los cultivos rentables y no al “lino” del momento,
África, Asia y Sudamérica podrían alimentar al mundo…si les dejaran y si fuera rentable para estos, y por supuesto esos países no estuvieran o acaben en manos de Chaves, Morales Correas, etc…es lo único que les va a ayudar, lo único.., este es otra tema apasionante y que te hace querer escañar a tanta mugre progre “concienciada”.
Ricardo,
Que el oro tenga un valor intrínseco no te sirve de nada si no piensas venderlo o hacer algo con él. Disponer de ese oro hoy, ¿serviría para paliar algo los efectos de la crisis? No, a menos que no pudieses venderlo.
La agricultura occidental produce lo que necesitas para comer. Las subvenciones tan denostadas han servido para mantener bajos los precios agrícolas y evitar una espiral inflacionista todavía mayor. En 1985, el agricultor español pudo cobrar el trigo a 33 ptas/kg (lo sé por experiencia propia), 15 años más tarde había caído por debajo de las 20 ptas/kg. La subvenciones (no te negaré que en muchos casos estuviesen mal planteadas, al no subvencionar directamente la producción) ayudaban a mantener la renta agraria y la producción. Y como ya te dije en alguna ocasión, no todo el terreno es válido para cultivar cualquier cosa, los rendimientos por Ha. que puedes obtener en ciertas regiones de EEUU o Australia no se consigue en Etiopía.
Eso, sin contar con que la competividad se consigue, en ciertos países, a base de condiciones de trabajo que ni tú ni yo aceptaríamos para que nuestro país fuese más competitivo. Eso de cobrar 6 dólares al día está muy bien… para los demás.
Y buena parte de los países de África, Asia o Sudamérica apenas pueden alimentarse a ellos mismos. Eso, cuando no se dedican directamente a cultivar para la exportación mientras parte de su población está infraalimentada.
Es evidente que crisis las ha habido. Igual que gobiernos intervencionistas. Pero ha sido precisamente cuando han disminuído las regulaciones y controles cuando más ha engordado la espiral que ha provocado la crisis. Y aún así, ésta promete ser de magnitud. La depresión post-olímpica en España o la de las puntocom, no serán nada en comparación con lo que parece que viene. No sé hasta qué punto el sistema bancario español es tan sólido como dicen.
El liberalismo, como bien dices, se basa en el imperio de la ley, pero la del mercado, y allí la única ley que existe, si les dejas, es la de la selva. De ahí que no pueda dar ninguna respuesta efectiva a la crisis sin matar de hambre a parte de la humanidad.
Como bien dice Lluis.., en Zimbabwe lo han visto bien…, con los salvajes de mercado blancos, exportaban comida, y hasta dejaban migajas para que los pobres nativos comieran.., ahora, menos mal, con el intervencionista Mugabe, se acabó eso de exportar comida.., de hecho, ni se produce para tener para comer…
Menos mal que a lo mejor podrían importar de otros malvados exportadores…, si lo pagasen, claro…
Otro bonito ejemplo es Argentina.., donde para limitar las malvadas exportaciones, se aplican las tasas que no sólo las impiden.., sino que también impiden la producción.., con lo que no tendrán ni para exportar ni para comer…
De todas maneras, con la exhibición de intervencionismo que está preparando el congreso USA, sólo nos va a quedar a los neo liberales salvajes Suecia para refugiarnos….
Saludos
“pagamos nosotros”
Pop, reconocida tu manía de hablar en primera persona plural, me podrías explicar a quiénes estás incluyendo en este nuevo nosotros. Porque generalmente tu nosotros es Los Catalats. ¿Quiere esto decir que los catalats, incluso los que creen serlo, van a pagar la crisis mundial? No sé, tío, siempre tienes un Nosotros a mano. Sabes tú en qué consiste la individuación, pienso luego existo… ¿o la demagogia es algo que te sale solo?
Tú, cuando te miras al espejo, ¿cuántas personas ves? O qué materializaciones del Nosaltres. Hoy me siento catalat, hoy soy la transustanciación de los parias de la tierra y me hermano con los extremeños… En fin, siempre chapoteando en charcas colectivas. Allá donde haya victimismo va el pop a chapotear.
Vale la pena leerlo:
¿Los últimos días de España?
Por Joseph Stove
En 2007, el prestigioso escritor de la posguerra europea Walter Laqueur publicó The Last Days of Europe, un lúcido estudio sobre las causas de la decadencia europea. El libro no ha sido publicado todavía en España, donde la corrección política se impone.
Laqueur trata de dar respuesta a la cuestión de qué ocurre en una sociedad cuando bajos índices de natalidad sostenidos, envejecimiento, se juntan con una inmigración incontrolada. El autor cree que Europa, dada su debilidad, jugará, en el futuro, un modesto papel en los asuntos mundiales, a la vez que muestra su certeza de que será algo más que un museo de pasadas gestas culturales, para el solaz de turistas asiáticos. Por supuesto que España no se escapa de su agudo análisis y deja constancia de su role en el «landslide» europeo.
El contexto sociocultural que expone Laqueur, es motivo para reflexionar sobre las singularidades que aquejan a España y que no comparte con ningún país de Europa, lo que su hace de su situación algo particularmente grave:
– En España, a los 30 años de aprobarse una constitución democrática, el modelo de estado sigue sin cerrase, lo que se ha traducido en una dinámica de descomposición. En un arrebato de originalidad se puso en práctica un modelo excepcional en el constitucionalismo comparado: se inventó el «estado de las autonomías». Su materialización ha consistido en ir desposeyendo, paulatinamente y sin pausa, al Estado de sus competencias, creando a la vez fronteras interiores basadas en exclusivismos artificiales y en diferentes niveles de bienestar.
– España es el único país de Europa con un terrorismo propio, de carácter secesionista, donde sus miembros y simpatizantes están en las instituciones del estado y reciben ayuda de los presupuestos públicos.
– En España, se relativiza, o se niega el concepto de nación, impulsado por un «status» de idiocia política que permite la puesta en manos de exiguas minorías independentistas resortes políticos que cualquier estado con un mínimo sentido de la supervivencia no osaría considerar, ni tan siquiera en tono de broma, su transferencia a las regiones. Ejemplo: la educación.
– Y, sobre todo, existe un hecho de enorme importancia social: el pueblo español cree que vive en una democracia consolidada. Las «élites» políticas españolas trasmitieron al pueblo que se había terminado con éxito la «transición política» y que todos se habían convertido en «demócratas de toda la vida». Se había conseguido un hecho espectacular, lo que otras naciones habían tardado siglos en alcanzar, España lo había conseguido en una década prodigiosa. Se instaló en la opinión pública la certeza que era madura y estaba bien informada, que había una clase política experta y con sentido de estado, que funcionaba la separación de poderes y actuaba como la fortaleza de la democracia, dado el vigor y prestigio de sus instituciones. Todo era una falacia.
Un largo periodo de crecimiento económico y bienestar material enmascaró durante años la metástasis que corroía el cuerpo nacional. El fin de los sueños se produjo el 11 de marzo de 2004. Un ataque, posiblemente por parte de un actor no estatal, en forma de acción terrorista, iba a poner de manifiesto la enfermedad terminal que aquejaba a España. La sociedad lo encajó como un «atentado», un hecho al que estaba acostumbrada por las innumerables acciones de ETA y que tenía su liturgia particular. Empieza con el estupor e indignación, sigue con las condenas, las manos blancas a continuación y, después, el olvido, hasta el siguiente.
Pero esta vez, el ataque era de carácter «apocaliptico», no era «selectivo» como los anteriores. Tenía un objetivo claro, destruir España como actor estratégico. Los casi doscientos muertos y los cientos de heridos, efecto material del ataque, sólo eran el catalizador para alcanzar los efectos estratégicos, los terroristas habían finalizado su trabajo. Los creadores de opinión pública y la puesta en práctica de una política diferente se encargarían de materializar esos efectos. El pueblo español se encogió. No había sido casual que España fuese elegida como blanco. La debilidad de sus instituciones y la vulnerabilidad de su opinión pública, la hacían pieza adecuada para asestar un duro golpe al mundo occidental, suprimiendo a uno de sus peones.
A partir del 11 de marzo de 2004, España desapareció como actor estratégico y se volvió hacia si misma, como había hecho en los dos siglos anteriores. Una ola de «catetismo» invadió el país. La fabricación de «diferencias» entre regiones se acentuó, «la España plural», a la vez que la Constitución se adaptaba convenientemente a las circunstancias. Se apeló a la «memoria histórica», como si de la Guerra Civil al posmodernismo de principios del siglo XXI no hubiese ocurrido nada, y se articuló una política de «ampliación de derechos» que no era más que ingeniería social, al más puro estilo orwelliano.
El 11 de marzo de 2004 se convirtió en fecha incómoda. La sociedad española no consideró la acción terrorista un ataque a su integridad, sólo una retribución por una errónea política exterior. Cualquier estado moderno que sufriese una agresión semejante habría empleado los resortes adecuados para conocer quien promovió el ataque y a quien beneficiaba, en el ámbito internacional, para actuar en consecuencia. Pero a una sociedad que se le había inoculado el «no a la guerra», no podía concebir que alguien emplease la violencia organizada para alcanzar fines políticos. La solución fue aplicar el procedimiento penal, aunque era, a todas luces, insuficiente. La «verdad judicial» aclararía el hecho. Hoy se conoce dicha verdad, pero poco se sabe de quien ordenó el ataque y a quien benefició en el ámbito internacional. La opinión pública, dirigida por su clase política y por los medios de comunicación, olvida.
Como señala Laqueur, Europa esta enferma. El bajo nivel de natalidad y una inmigración descontrolada, es un cóctel letal para el ser europeo y para cualquier sociedad. España sufre esa enfermedad y, además, su propia deriva centrífuga, que puede acelerarse al ampliarse las desigualdades sociales por la crisis económica. Su sociedad está enferma y su mediocre clase política es incapaz de encontrar el tratamiento adecuado ya que, sin excepciones, se embarca en una huida hacia delante, alabando el «estado de las autonomías» y evitando las referencias éticas.
Si no se reacciona, todo hace indicar que The last days of Spain precederán a los del resto de Europa.
Es leerlo y se te ponen los pelos de la nuca como escarpías. Se nota que este tío es extranjero para decir tanta verdad seguida, porque aquí o se lame el cipote del poder (izquierda o derecha, tanto da) mirando a otro lado o poniendo el cazo si se tercia, o uno se calla no vaya a ser estigmatizado y vilipendiado, sacrificado en el altar del buenrollismo.