Al tajo
Mientras los españoles que no enfilan el paro disfrutan de sus vacaciones , el gobierno no descansa y ha decidido reunirse en 14 de Agosto para evaluar la desaceleración acelerada que caracteriza la economía de Champions que disfrutamos los españoles. Laboriosos que son. Dando ejemplo, como siempre, y es que estos hombres y mujeres no conocen la fatiga.
Por ello, yo me he calzado la americana de postear y, a pesar de mantener el bañador y las chanclas, aquí estoy, presto a acompañar el loable esfuerzo del gobierno para sacarnos del atolladero en el que nos han metido Bush, Aznar, los extranjeros, Trichet, las economías emergentes y, en general, la pertinaz, eterna y cansina conjura judeo-masónica que, inasequible al desaliento, se encarga de poner obstáculos al buen hacer de los sucesivos Gobiernos del país favorito de la Divina Providencia: ¡España!
El agua, fresquita. La playa, limpia y con sus rocas y su mar. Sin tiburones, etc. El monocultivo del ladrillo a su bola, fuerte en la costa como dejaron escrito el Caudillo y los heroicos asesores que desde finales de los cincuenta le ayudaron a convertirnos en la envidia del mundo, con nuestra transición y nuestro milagro económico y el resto de milagros que el Todopoderoso reservó al maduro pueblo español y a sus representanes. La comida, para qué contar: la carnicera está por erigirme una estatua ecuestre, y la de la pescadería saca la alfombra roja cada vez que me ve a menos de cien metros de la puerta del establecimiento. Eso sí: al dominó sigo sin olerla, pero no se puede pedir todo.
Y además, tenemos medallas a gogó.
En fin, que todo muy bien: no me extraña que tanto inútil se tire tantos días por aquí haciendo regatas, comilonas y demás.
Fin de la foto, perdón, del post.