Intelectual orgánico, por Lluís
Oficios para el recuerdo (4): intelectual orgánico
Después de considerar unas actividades sin demasiado futuro, en el escrito de hoy vamos a centrarnos en otro oficio que, si bien puede llegar a ser bastante despreciable por lo que obliga, por lo menos es bastante lucrativo. Y no implica matar a nadie.
El alto mando de los partidos políticos está demasiado ocupado en arrebatarle la poltrona al que está por encima y que no se la quite a él algún subalterno listillo; también tienen que destinar esfuerzos a sus negocios particulares (que ni siquiera una dictadura garantiza el cargo de por vida) y colocar a una legión de parientes y conocidos que, de lo contrario, pasarían hambre. Y de vez en cuando tienen que sacar tiempo para inaugurar alguna carretera o hacer algún acto de gobierno o oposición. En definitiva, que no tienen tiempo ni capacidad para ocuparse del ideario político que en teoría defienden, por lo que necesitan el apoyo de especialistas en redactarlo, defenderlo y defender lo contrario sin ruborizarse cuando las circunstancias políticas obligan a un viraje de 180 grados (creo que todos recordamos el famoso “OTAN, de entrada no” de cierto partido que, a las tres semanas de llegar a la Moncloa, ya estaba envainándosela).
La proliferación de partidos en un sistema oficialmente democrático eleva el número de personajes que pueden optar a la intelectualidad orgánica bien remunerada y, en tiempos de crisis, es una posibilidad profesional buena para muchas personas. Para ayudar al lector necesitado a encontrar una salida, daremos una serie de consejos que le pueden ayudar a triunfar en esta campo. La competencia es grande, casi tanto como en un concurso oposición a personal funcionario subalterno de la administración del estado, pero el premio a conseguir es elevado: casa en barrio elegante, vacaciones en EEUU, invitaciones a yates, buenos restaurantes, presencia mediática,…
1) Un nombre y/o apellidos singulares ayudan bastante a destacar: nombres como Aquilino Polaino, Ludolfo Paramio, Agapito Maestre o Germán Yanke, superada la primera fase de risa tonta al oírlos, son mucho más comerciales que un Pepe Fernández o un Manolo Martínez. Eso si, no me seais frikis, con nombres como Álex Cremento o Elena Nito no llegareis muy lejos. Aprovechad bién lo que tengais, que Sánchez es una cosa y Sánchez Dragó es otra muy distinta.
2) También conviene combinarlo con alguna característica personal estrafalaria. Antes vendía la homosexualidad o una vida personal disipada (que se perdona incluso dentro del ala dura del PP); hoy día, en cambio, ya ha pasado de moda, casi sería preferible reconocerse heterosexual y fiel a su pareja tras 20 años de matrimonio y 3 hijos. Aún así, hay varias posibilidades: combinaciones curiosas con la indumentaria (ojo: tampoco vale cualquier cosa, si os ven entrar vestidos de Elvis no llegais ni al ascensor), pertenencia a alguna secta religiosa autorizada pero rara (opus, cienciología, presbiterianismo, legionarios de Cristo,…), alguna opinión radical que va más allá de la línea del partido (por ejemplo, la defensa que Pío Moa hace de devolver a la mujer a su rol tradicional de ama de casa), algo chocante (por ejemplo, la afición a los toros si se pretende vivir de ERC), reconocer alguna costumbre curiosilla (como beberse medio litro de orujo cada mañana en ayunas),… Hay muchas posibilidades por explorar, y aquí se demuestra la imaginación del candidato.
3) Unos orígenes en las antípodas de la ideología que se va a defender ayudan mucho. Entre la izquierda o el nacionalismo se cotiza la procedencia falangista, mientras que desde el PP se valora haber empezado en la izquierda radical o incluso en ETA. Con las dosis suficientes de jeta, lo que es un simple cambio de chaqueta para poder comprarse un chalet en la costa se puede convertir en un largo proceso de evolución ideológica que ha permitido superar los errores de juventud y ver la luz. Muchas de las mejores plumas al servicio de PRISA o la COPE serían irreconocibles 30 años antes. Y como a falta de nietos a los que machacar con batallitas ya me servís vosotros, puedo hablar del máximo exponente de “animador cultural” al servicio del nacionalismo/independentismo en mi pueblo, ahora un abuelete simpático (cuando no le da por dar la tabarra condenando el escaso vigor independentista de ERC), y del que personal vinculado al PP local hizo circular hace años una fotocopia de un periódico de 1972, en el que nuestro héroe era entrevistado celebrando lo orgulloso que estaba de haber sido nombrado Jefe Local del Movimiento. Evidentemente, ese no ha llegado muy lejos (había que ser bastante tonto para intentar empezar la carrera en el Movimiento en los años 70), pero ahí queda el ejemplo.
4) No hace falta haber triunfado profesionalmente. Entre otras cosas, porque en este caso ya no se necesita para nada ir a buscar los garbanzos en una tarea de esa. Cualquier mediocridad lo puede conseguir. A la hora de la verdad, cuenta tanto el apoyo de Ramoncín como el de Julio Iglesias, el de Ventura Pons como el de Almodóvar o el de Sánchez Dragó como el de Cela. Alguien que no ha vendido un disco en los últimos 10 años, que ya no encuentra editor para sus libros o financiación para sus películas siempre se puede presentar ante el mundo como un genio, un visionario o alguien que prefiere preservar la pureza de su concepción artística antes que rendirse a las demandas puramente mercantiles de la industria. Y es de suponer que el empleador prefiera alguien que no tenga donde caerse muerto, no porque confíe en la gratitud humana, sino porque siempre se le puede dar a entender que los mismos que le han sacado del arroyo pueden volver a meterle en él.
5) Si se puede elegir, mejor hacerse de derechas, como más a la derecha mejor. Allí es donde hay más carencias, están los que tienen dinero y es donde se presentan las mejores oportunidades. Bibliotecarios elevados a la categoría de figuras de la historiografía, profesores de secundaria que hoy tienen audiencias (e ingresos) millonarios o individuos a los que nadie contrataría siquiera para filmar la primera comunión de sus hijos que se las dan de directores de culto. Porque eso si, cuando se tiene el sello de proveedor oficial del partido, tanto los militantes de buena fe como los trepas que aspiran a elevarse a puestos más elevados no dejarán de comprar tus obras o asistir en primera fila a tus estrenos. Y aplaudirán aunque se trate de verdaderas bazofias.
6) Lamentablemente, es un mundo reservado en gran medida a los hombres, y no hay ministerio de Igualdad ni ley de cuotas que lo arregle. Siempre existirán las Pilar Bardem, Ana Belén o Norma Duval de turno, pero son minoría y acostumbran a figurar en segundo o tercer plano. O sea, amiga lectora, no es que yo tenga demasiados prejuicios al respecto, pero la realidad es la que es, y no quisiera ponerte la miel en los labios y que luego te encuentres con la ruda realidad. A vosotros, en cambio, os digo que aprovecheis, que eso es una selva y que si vais a defender la igualdad de oportunidades, primero arregleis lo vuestro, se lucha mejor dentro de un BMW que en un Panda.
7) Trabajad en solitario. Hoy día, los partidos con posibles acostumbran a montar sus fundaciones y laboratorios de ideas. A falta de nada mejor, se puede buscar ocupación en las fundaciones del PP, del PSOE, del PNV o de CDC, pero el principal cometido de éstas es proporcionarles un retiro dorado a los dirigentes que se han jubilado más o menos voluntariamente y conseguir donativos de empresas y particulares que tengan cosas que agradecer. O sea, buena parte de los recursos que obtienen esas fundaciones sirven para tener contento al “ex” de turno, no sea que le dé por publicar sus memorias y no deje títere con cabeza. A los empleados de a pie que atienden teléfonos o preparar vídeos insultantes para la competencia se les paga poco y tienen pocas posibilidades de destacar. ¿Alguien recuerda algún becario de la FAES que haya progresado mucho? Lo mejor es ir por libre, si hace falta ya te vendrán a buscar para que colabores, sea para la Fundación Pablo Iglesias o la Fundación Nacional Francisco Franco.
8) Se valora también un timbre de voz potente. En defensa del que le paga el jornal, el orgánico puede tener que acudir de vez en cuando a debates públicos, muchas veces emitidos por los medios. Y como todo el mundo sabe, vence el que es capaz de berrear más fuerte que sus adversarios. Ya se sabe que todos van con la idea preconcebida y que no la variarán fácilmente (de momento, queda el suficiente fair-play como para no “convencer” en directo a la competencia arrojándole un fajo de billetes), no queda más remedio que apabullar mediante los típicos argumentos de “facha”, “asesino”, “vendepatrias” o “insolidario”. Tampoco hace falta tener demasiada idea del tema que se va a tratar, esos debates se emiten por las cadenas secundarias y, al discutirse con argumentos en la mano, no interesan a casi nadie. Si os mandan a uno de esos debates, es que os consideran muy poco.
Supongo que el avispado lector podrá añadir más consejos, pero servidor es un simple becario, no una agencia de colocación. Y lo último que deseo es arrojar piedras sobre mi propio tejado, que uno tampoco aspira a jubilarse de becario.