Entradas marcadas como ''

Intelectual orgánico, por Lluís

Oficios para el recuerdo (4): intelectual orgánico

Después de considerar unas actividades sin demasiado futuro, en el escrito de hoy vamos a centrarnos en otro oficio que, si bien puede llegar a ser bastante despreciable por lo que obliga, por lo menos es bastante lucrativo. Y no implica matar a nadie.

El alto mando de los partidos políticos está demasiado ocupado en arrebatarle la poltrona al que está por encima y que no se la quite a él algún subalterno listillo; también tienen que destinar esfuerzos a sus negocios particulares (que ni siquiera una dictadura garantiza el cargo de por vida) y colocar a una legión de parientes y conocidos que, de lo contrario, pasarían hambre. Y de vez en cuando tienen que sacar tiempo para inaugurar alguna carretera o hacer algún acto de gobierno o oposición. En definitiva, que no tienen tiempo ni capacidad para ocuparse del ideario político que en teoría defienden, por lo que necesitan el apoyo de especialistas en redactarlo, defenderlo y defender lo contrario sin ruborizarse cuando las circunstancias políticas obligan a un viraje de 180 grados (creo que todos recordamos el famoso “OTAN, de entrada no” de cierto partido que, a las tres semanas de llegar a la Moncloa, ya estaba envainándosela).

La proliferación de partidos en un sistema oficialmente democrático eleva el número de personajes que pueden optar a la intelectualidad orgánica bien remunerada y, en tiempos de crisis, es una posibilidad profesional buena para muchas personas. Para ayudar al lector necesitado a encontrar una salida, daremos una serie de consejos que le pueden ayudar a triunfar en esta campo. La competencia es grande, casi tanto como en un concurso oposición a personal funcionario subalterno de la administración del estado, pero el premio a conseguir es elevado: casa en barrio elegante, vacaciones en EEUU, invitaciones a yates, buenos restaurantes, presencia mediática,…

1) Un nombre y/o apellidos singulares ayudan bastante a destacar: nombres como Aquilino Polaino, Ludolfo Paramio, Agapito Maestre o Germán Yanke, superada la primera fase de risa tonta al oírlos, son mucho más comerciales que un Pepe Fernández o un Manolo Martínez. Eso si, no me seais frikis, con nombres como Álex Cremento o Elena Nito no llegareis muy lejos. Aprovechad bién lo que tengais, que Sánchez es una cosa y Sánchez Dragó es otra muy distinta.
2) También conviene combinarlo con alguna característica personal estrafalaria. Antes vendía la homosexualidad o una vida personal disipada (que se perdona incluso dentro del ala dura del PP); hoy día, en cambio, ya ha pasado de moda, casi sería preferible reconocerse heterosexual y fiel a su pareja tras 20 años de matrimonio y 3 hijos. Aún así, hay varias posibilidades: combinaciones curiosas con la indumentaria (ojo: tampoco vale cualquier cosa, si os ven entrar vestidos de Elvis no llegais ni al ascensor), pertenencia a alguna secta religiosa autorizada pero rara (opus, cienciología, presbiterianismo, legionarios de Cristo,…), alguna opinión radical que va más allá de la línea del partido (por ejemplo, la defensa que Pío Moa hace de devolver a la mujer a su rol tradicional de ama de casa), algo chocante (por ejemplo, la afición a los toros si se pretende vivir de ERC), reconocer alguna costumbre curiosilla (como beberse medio litro de orujo cada mañana en ayunas),… Hay muchas posibilidades por explorar, y aquí se demuestra la imaginación del candidato.
3) Unos orígenes en las antípodas de la ideología que se va a defender ayudan mucho. Entre la izquierda o el nacionalismo se cotiza la procedencia falangista, mientras que desde el PP se valora haber empezado en la izquierda radical o incluso en ETA. Con las dosis suficientes de jeta, lo que es un simple cambio de chaqueta para poder comprarse un chalet en la costa se puede convertir en un largo proceso de evolución ideológica que ha permitido superar los errores de juventud y ver la luz. Muchas de las mejores plumas al servicio de PRISA o la COPE serían irreconocibles 30 años antes. Y como a falta de nietos a los que machacar con batallitas ya me servís vosotros, puedo hablar del máximo exponente de “animador cultural” al servicio del nacionalismo/independentismo en mi pueblo, ahora un abuelete simpático (cuando no le da por dar la tabarra condenando el escaso vigor independentista de ERC), y del que personal vinculado al PP local hizo circular hace años una fotocopia de un periódico de 1972, en el que nuestro héroe era entrevistado celebrando lo orgulloso que estaba de haber sido nombrado Jefe Local del Movimiento. Evidentemente, ese no ha llegado muy lejos (había que ser bastante tonto para intentar empezar la carrera en el Movimiento en los años 70), pero ahí queda el ejemplo.
4) No hace falta haber triunfado profesionalmente. Entre otras cosas, porque en este caso ya no se necesita para nada ir a buscar los garbanzos en una tarea de esa. Cualquier mediocridad lo puede conseguir. A la hora de la verdad, cuenta tanto el apoyo de Ramoncín como el de Julio Iglesias, el de Ventura Pons como el de Almodóvar o el de Sánchez Dragó como el de Cela. Alguien que no ha vendido un disco en los últimos 10 años, que ya no encuentra editor para sus libros o financiación para sus películas siempre se puede presentar ante el mundo como un genio, un visionario o alguien que prefiere preservar la pureza de su concepción artística antes que rendirse a las demandas puramente mercantiles de la industria. Y es de suponer que el empleador prefiera alguien que no tenga donde caerse muerto, no porque confíe en la gratitud humana, sino porque siempre se le puede dar a entender que los mismos que le han sacado del arroyo pueden volver a meterle en él.
5) Si se puede elegir, mejor hacerse de derechas, como más a la derecha mejor. Allí es donde hay más carencias, están los que tienen dinero y es donde se presentan las mejores oportunidades. Bibliotecarios elevados a la categoría de figuras de la historiografía, profesores de secundaria que hoy tienen audiencias (e ingresos) millonarios o individuos a los que nadie contrataría siquiera para filmar la primera comunión de sus hijos que se las dan de directores de culto. Porque eso si, cuando se tiene el sello de proveedor oficial del partido, tanto los militantes de buena fe como los trepas que aspiran a elevarse a puestos más elevados no dejarán de comprar tus obras o asistir en primera fila a tus estrenos. Y aplaudirán aunque se trate de verdaderas bazofias.
6) Lamentablemente, es un mundo reservado en gran medida a los hombres, y no hay ministerio de Igualdad ni ley de cuotas que lo arregle. Siempre existirán las Pilar Bardem, Ana Belén o Norma Duval de turno, pero son minoría y acostumbran a figurar en segundo o tercer plano. O sea, amiga lectora, no es que yo tenga demasiados prejuicios al respecto, pero la realidad es la que es, y no quisiera ponerte la miel en los labios y que luego te encuentres con la ruda realidad. A vosotros, en cambio, os digo que aprovecheis, que eso es una selva y que si vais a defender la igualdad de oportunidades, primero arregleis lo vuestro, se lucha mejor dentro de un BMW que en un Panda.
7) Trabajad en solitario. Hoy día, los partidos con posibles acostumbran a montar sus fundaciones y laboratorios de ideas. A falta de nada mejor, se puede buscar ocupación en las fundaciones del PP, del PSOE, del PNV o de CDC, pero el principal cometido de éstas es proporcionarles un retiro dorado a los dirigentes que se han jubilado más o menos voluntariamente y conseguir donativos de empresas y particulares que tengan cosas que agradecer. O sea, buena parte de los recursos que obtienen esas fundaciones sirven para tener contento al “ex” de turno, no sea que le dé por publicar sus memorias y no deje títere con cabeza. A los empleados de a pie que atienden teléfonos o preparar vídeos insultantes para la competencia se les paga poco y tienen pocas posibilidades de destacar. ¿Alguien recuerda algún becario de la FAES que haya progresado mucho? Lo mejor es ir por libre, si hace falta ya te vendrán a buscar para que colabores, sea para la Fundación Pablo Iglesias o la Fundación Nacional Francisco Franco.
8) Se valora también un timbre de voz potente. En defensa del que le paga el jornal, el orgánico puede tener que acudir de vez en cuando a debates públicos, muchas veces emitidos por los medios. Y como todo el mundo sabe, vence el que es capaz de berrear más fuerte que sus adversarios. Ya se sabe que todos van con la idea preconcebida y que no la variarán fácilmente (de momento, queda el suficiente fair-play como para no “convencer” en directo a la competencia arrojándole un fajo de billetes), no queda más remedio que apabullar mediante los típicos argumentos de “facha”, “asesino”, “vendepatrias” o “insolidario”. Tampoco hace falta tener demasiada idea del tema que se va a tratar, esos debates se emiten por las cadenas secundarias y, al discutirse con argumentos en la mano, no interesan a casi nadie. Si os mandan a uno de esos debates, es que os consideran muy poco.

Supongo que el avispado lector podrá añadir más consejos, pero servidor es un simple becario, no una agencia de colocación. Y lo último que deseo es arrojar piedras sobre mi propio tejado, que uno tampoco aspira a jubilarse de becario.

Etarras, por Lluís

Oficios para el recuerdo (3): gudari salvapatrias (usease, etarra)

Como artista que se debe a su público, voy a dedicar unas líneas a otro Movimiento, en ese caso el de Liberación Nacional Vasco. Viene a ser como el otro (es imposible negar la tradición española), sin camisa o boina roja pero con pañuelo palestino para los miembros de base y pasamontañas para los VIP. Aprovecho para pedir la solidaridad de los lectores, si el artículo molesta a determinados personajes y doy con mis huesos en Soto del Real, que alguien se acerque de vez en cuando. Ya sé que un humilde becario no es digno de que le organicen concentraciones de apoyo en la puerta de la penitenciaría como hacia el PSOE con la cúpula del GAL, pero que me trajesen tabaco de vez en cuando se agradecería.

La esquizofrenia era la base de la ideología de la banda terrorista ETA (para abreviar, BTE a partir de ahora). Hablo en pasado porque me temo que los que eran capaces de sostener algún tipo de debate ideológico (que a veces a uno se le olvida la pistola en casa y tiene que defender su opinión de otra forma) ya hace tiempo que no pintan nada. Pese a que presuntamente es un movimiento revolucionario de extrema izquierda, sus fuentes ideológicas están en el carlismo y en el PNV más que en el camarada Stalin. El libro “ETA nació en un seminario” cuenta una teoría curiosa sobre la aportación de la Iglesia Católica al nacimiento de la BTE. Eso, aunque en primera instancia sea chocante, no debe sorprender demasiado. Ninguna organización sobrevive 2000 años a base de apostarlo todo a un único caballo. Aquí, mientras el Invicto Caudillo entraba bajo palio en santuarios y catedrales, las sacristías servían de guarida a los conspiradores de la oposición clandestina, y el dueño del garito acostumbraba a colaborar activamente.

Respecto a lo que decía antes, un buen ejemplo es la trayectoria de una de las peores pesadillas que han atormentado al español de bien durante los últimos 20 años: Xabier Arzallus. Descendiente de carlistas orgullosos de su habilidad con el trabuco, hijo de un Cruzado entusiasta, abandonó la orden jesuita y se rumorea que envió su currículum a ETA que, tras meditarlo, lo rechazó (no se sabe si por pies planos o por no comulgar con el marxismo). Luego, ya se sabe, optó por recoger nueces, oficio más agradecido que el de sacudir el árbol.

La banda empezó a actuar a la española, eso es, chapuceramente y con cobardía. Algún atentado aquí y allá, buscando víctimas fáciles, desprevenidas y desprotegidas. Pese a que de vez en cuando podía caer algún pez mediano (léase el poco llorado Melitón Manzanas), solían cebarse con los meros instrumentos del régimen, esos cuya ideología era simplemente llegar a fin de mes sin tener que doblar el espinazo en los campos del señor marqués o una fábrica de Badalona, y que, de haber ido las cosas de modo distinto, hubiesen idolatrado al Carrillo con la misma fe con la que adoraban al Caudillo. Mientras, el principal peligro para la integridad física de éste lo constituían las recomendaciones para su salud que le podía dar su yerno el médico.

Lo único realmente grande que hicieron fue ayudar a Carrero Blanco a batir el récord de salto de altura. Aunque por más que digan algunos, tengo serias dudas sobre si sirvió realmente para algo, en 1970 estaba claro que el régimen tenía los días contados y que, tarde o temprano, tendría que realizarse algún movimiento aperturista. Y fue la propia víctima, con unos hábitos monótonos y regulares, la que facilitó la tarea a sus verdugos, no me los imagino intentando lo mismo contra alguien que se tomase mínimamente en serio su seguridad personal, desde Putin a cualquier capo de la Cosa Nostra. Y también se cuenta que en el atentado intervino la CIA, que dirigió la operación mientras que ETA simplemente puso los pasamontañas.

Total, que llega la transición (que no la democracia). Se aprueban distintos indultos, con la esperanza de que sirvan para tranquilizar al personal, así como una Constitución restrictiva con las libertades que intentaba hacer unas concesiones sin que se lo tomasen demasiado a mal los elementos más recalcitrantes del régimen.

La década de los 80 es muy interesante para cualquiera que desee analizar a la BTE. Una fracción de la misma (ETA PM) decide abandonar las armas e incorporarse al juego político, que prometía cargos y comisiones y la policía, en lugar de perseguirte, te presentaba armas. Se agrupan en Euskadiko Ezquerra, que tras andar por libre durante una temporada, culmina su periplo fusionándose con el PSE, que en época del GAL representaba lo más sano de la españolidad en Euskadi. En este contexto, cabe destacar la brillante carrera de Mario Onaindía, presunto etarra condenado a muerte por el franquismo y que acabaría sus días en coche oficial, presidiendo el PSE en Álava.

Algunos militantes y dirigentes, sin embargo, consideraron esa fusión como insuficientemente española e hicieron algo tan patriótico como escindirse; elementos como Jon Idígoras, Santiago Brouard o Arnaldo Otegui montaron un chiringuito propio: Herri Batasuna. A diferencia de otros movimientos marginales de la extrema derecha o la extrema izquierda, este tuvo mejor suerte electoralmente hablando. Cierto que la presencia en las instituciones obligaba a madrugar para ir allí de vez en cuando, pero lo compensaba un aumento de las emociones: hoy podías estar en la tribuna de oradores del parlamento vasco, mañana en la audiencia, el pasado en Carabachel y a las dos semanas ser recibido como un héroe en Basauri

El núcleo principal de la BTE, sin embargo, decidió continuar operando. Aprovechando la ineficacia gubernamental, el pasotismo de las autoridades francesas que habían calado la calidad de la democracia española y un amplio soporte social que les facilitaba infraestructura y reemplazos cuando sus activistas caían, vivieron sus años más prósperos. El estado español concibió alternativas desesperadas como atacar a la banda usando sus mismos métodos, que –como toda medida que toman los gobiernos de este país para resolver un problema- fracasaron.

De la banda original queda poco. Sus mejores elementos hace tiempo que languidecen en presidio o se han buscado ocupaciones más lucrativas y no perseguidas por la justicia española (léase Jon Juaristi, que ha aprovechado la enorme falta de intelectuales orgánicos de la derecha española para colocarse bien), y los que la mantienen en funcionamiento hoy día son unos marginados para los que atarse los cordones de los zapatos constituye un problema complejo. En la actualidad, la juventud marginal vasca tiene la alternativa de integrarse en el submundo de la pequeña delincuencia (exactamente igual que sus cofrades del resto de España) o intentar ingresar en la BTE a base de demostrar sus habilidades quemando cajeros o autobuses o emprendiéndola contra el mobiliario urbano. La elección es fácil, ambas opciones implican estancias en la sombra pero ser un gudari está mucho mejor considerado socialmente que el comercio al detalle de estupefacientes o trapichear con cable de cobre adquirido de forma dudosa (y practicar la delincuencia de guante blanco o a gran escala queda lejos de las capacidades de ese tipo de personal).

Ni siquiera en un país de chapuceros como España esos personajes tendrían demasiado futuro, pero hoy día existen grupos organizados más interesados en la subsistencia de la banda terrorista que los propios etarras, que ya no saben ni para quien trabajan. A bote pronto, se me ocurren los siguientes:

1) El nacionalismo vasco de derechas. Aparte de lo de las nueces, la existencia de una banda ligada al nacionalismo de izquierdas les convierte a ellos en los únicos interlocutores válidos con el nacionalismo español. La existencia de un nacionalismo vasco de izquierdas dentro del marco político legal les quitaría esa exclusividad.
2) La propia Batasuna. Su ilegalización les permite asumir el papel de mártires y no enfrentarse al hecho de que buena parte de sus partidarios ya les está dando la espalda. Hay algo peor que la ausencia de los abertzales en las instituciones por ilegalización, y es la ausencia porque nadie les vota. Mientras estén ilegalizados, se ahorran esa papeleta.
3) El PP. Mantener su demagogia de identificar con la BTE a todos los que no piensen exactamente como ellos dicen que se debe pensar (es decir, que serían proetarras el 70 % de los españoles) les ha permitido buenos rendimientos electorales. Se han mostrado más hábiles que nadie a la hora de capitalizar políticamente las actuaciones de la banda, en la que han basado su estrategia política durante años. En sus peores pesadillas figuraba que ZP consiguiese la desaparición de ETA. Huelga decir que, bajo su gobierno, tampoco resolvieron el problema
4) El PSOE. Parte de su electorado es tan ultranacionalista como el del PP y, si bien necesita diferenciarse en algo, le interesa más mantener su imagen de firmeza y dar a entender que ha sido la BTE la que ha roto toda posibilidad de acuerdo pacífico que resolver realmente el problema. Durante los dos últimos decenios ya ha quedado claro que las medidas exclusivamente policiales pueden poner en aprietos a la BTE pero no van a acabar con ella.
5) Carod-Rovira. Por un tiempo, consiguió desplazar al mismísimo Arzallus en el papel de hombre del saco con el que en Castilla las madres amenazan a sus hijos para que se coman la sopa. Su reunión con la BTE en Perpiñán y la posterior campaña que le organizó el facherío casposo es impagable. Jamás había sido tan popular en Catalunya, y desde el 36 que ERC no conseguía tantos votos.
6) Los partidarios del actual modelo de Estado. Ahora mismo, tienen la excusa que cualquier tipo de reforma descentralizadora sería una victoria de la BTE obtenida mediante el chantaje terrorista. Este debate deberá mantenerse algún día, y el nacionalismo español sabe que deberá resolverse con otro modelo estatal.
7) Los partidarios de la restricción de libertades. Con la excusa del terrorismo se puede cerrar periódicos o restringir derechos políticos a los ciudadanos, así como la realización de prácticas policiales que vulneran la intimidad o los derechos fundamentales. Eso es algo de lo que, como españoles, debemos enorgullecernos porque es una práctica que ha sido adoptada y desarrollada por las potencias más liberales de nuestro entorno (EEUU, Gran Bretaña, Francia,…). Por primera vez en muchos años hemos podido demostrar al mundo como ciertas prácticas propias del castrismo son compatibles con la democracia. El compañero Fidel debe estar alucinando.
8) Como no, los que se ganan la vida reponiendo los destrozos de la lucha callejera. En más de cuatro hogares españoles se come gracias a la actividad de los chicos de la gasolina, que obligan a reponer autobuses o contenedores de basura, reparar cajeros o cabinas de teléfonos o reconstruir pisos.

Finalmente, lamentaría mucho que algún miembro de la judicatura o los abogados a sueldo de la AVT hubiesen tenido que tragarse todo este rollo y no tengan pruebas concluyentes para presentar una querella por enaltecimiento del terrorismo. Me siento buena persona y les voy a echar una manita. Ahí va: VIVA OTEGUI!!!! VIVA!!!!!

Falangistas, por Lluís

Oficios para el recuerdo (2): falangista

Después de dedicar un artículo a los carlistas, sería un acto ofensivo de no hablar del falangismo. Aún cuando ese movimiento no tenga la solera y el encanto del tradicionalismo, hay que reconocerle sus logros en la difusión de la mala leche y el odio caínita entre españoles. Un número elevado de muertes violentas avala su españolidad.

Lo más criticable del falangismo es que no se trata de un producto genuinamente español, aunque eso, siendo razonables, no debería importar: basta con echarle una mirada a la estantería de los supermercados, al parque automovilítistico del país o a la alineación de nuestro equipo de fútbol para ver en qué situación estamos. Y por lo menos hay que reconocerle al falangismo el mérito de haber dado una impronta típicamente española al fascismo de importación.

Así pues, el falangismo nace en el contexto europeo de los años 20 y 30, donde en los países con cierto complejo de inferioridad (Alemania, Italia, Austria, España) surgen movimientos de enaltecimiento nacional basados en la supremacía de la raza, el menosprecio a todo lo demás y el uso indiscriminado de la violencia: se les ha etiquetado con el término general de “fascismo”, es de suponer que en honor a Italia, país donde el invento llegó antes al poder y de una forma más genuinamente fascista (el propio Hitler tuvo que pasar por la humillación de concurrir a unas elecciones tras fracasar la opción directa) y, cosas de la vida, en donde todavía hoy goza de buena salud. Se adaptó a la particular idiosincracia de cada país, y su principal reto (todavía no resuelto hoy, por lo menos de una forma coherente) consistió en llegar a un entendimiento con los movimientos afines de otros países; por ejemplo, a un ario alemán, rubio y de metro ochenta, debía atragantársele bastante su camarada español, moreno, bajito y con un bigote ridículo. Hoy día, se ha resuelto parcialmente esto con la moda de la cabeza rapada, así cuesta un poco más descubrir quién no es rubio, y unas gafas de sol ocultan el color de los ojos, pero ciertos símbolos (bandera nacional, chaqueta militar, enaltecimiento de la figura de Franco, José Antonio, Hitler, Mussolini, Le Pen o Haider) todavía delatan a la persona.

En España, ya puestos a añadirle algún hecho diferencial para evitarse complicaciones con la SGAE, optaron por el nacional-catolicismo. En el ideario falangista, el caballero español auténtico es alguien mitad monje y mitad soldado. Mientras Hitler trataba con desdén al catolicismo y el protestantismo del Reich o Mussolini se mostraba respetuoso con el catolicismo en Italia para evitarse problemas con la opinión pública, en España el falangista era de misa diaria.

A nivel de implantación política, el falangismo era sustancialmente distinto del carlismo. Mientras éste era fuerte en algunas regiones, el falangismo estaba presente en prácticamente toda la geografía nacional (y era un fenómeno urbano) pero su presencia era muy minoritaria. Como buenos españoles, durante la II República decidieron organizarse para pasar a la acción, eso es, agruparse en comandos y ejercitarse en el uso de las armas para su aplicación a otros españoles. No tuvieron una estructura militar centralizada y de ahí que, durante la guerra, mientras los carlistas integraban las brigadas navarras de Mola, los falangistas no consiguieron que el invicto caudillo les autorizase a encuadrarse en una unidad militar propia. El tío Paco, que no estaba para perder el tiempo con payasadas, enseguida decidió que lo mejor era unir a todos los grupos que presuntamente le apoyaban en uno de solo, que por supuesto lideraría él. Como expresó el concepto en un idioma que todos entendían (las pistolas), no tuvo demasiados problemas para imponerse; a los que abrigaban alguna suspicacia, se les dio a elegir entre un despacho y una celda, apostando masivamente por lo primero.

Así, el famoso “movimiento” (como se denominó a la Falange Española Tradicionalista) llegó a ser un engendro donde confluían falangistas, carlistas, derechistas varios y cualquiera con pocos escrúpulos que deseara hacer carrera en el país. La ventaja para los trepas de tener un partido único es evidente, si hay varias opciones es más fácil equivocarse, como han podido comprobar los que en su día se involucraron con finalidades arribistas en el CDS, al PCE, el Partido Reformista o Unidad Alavesa. Y no cabe la menor duda que los que han apostado por medrar con Ciutadans, UPyD, el PAR o la Chunta no van por mejor camino.

En cambio, el falangismo, insignificante a día de hoy, ha sido la mejor cantera de políticos españoles durante las últimas décadas. Presidentes del gobierno, ministros, líderes autonómicos, alcaldes, concejales de urbanismo e incluso nacionalistas antiespañoles vistieron orgullosamente en su día la camisa azul (y no digo nada de cierta persona para evitarme minutas de abogado y multas por injurias a la corona). El mismísimo Aznar no sólo proclamó su ideología ya en sus años mozos, sino que incluso se había tomado la molestia de leerse las obras de José Antonio, que templaron su espíritu para afrontar la gran misión a la que Dios le había destinado.

A día de hoy, en cambio, dan un espectáculo muy triste. Del carlismo, únicamente se ha producido la escisión entre los apostólicos y los rojos. En cambio, no ha pasado lo mismo con los herederos del Movimiento. Es casi imposible, a día de hoy, saber cuántas falanges existen: la Auténtica, la Española, la Tradicionalista, la de las JONS, la Única, la Legítima,… El ideario viene a ser básicamente el mismo (Arriba España, por el Imperio hacia Dios y un tipo de política social y económica que –sotanas aparte- les aproxima bastante más a la izquierda extraparlamentaria que al PP), lo único que varía es el nombre del “jefe nacional” y sus ayudantes. Da la sensación que, cada vez que se reúnen más de cuatro para hablar de sus cosas o renovar los cargos de la junta, acaban en algún tipo de escisión.

Como anécdota personal, todavía recuerdo el panfleto que repartieron hace años por el barrio de Barcelona en el que residía cuando hacía creer a mis padres que estaba estudiando. El grupúsculo, cuyo nombre no consigo recordar, intentaba reclutar militantes ofreciendo el cargo de “jefe de escalera” que, dependiendo del “jefe de calle”, tendría la muy patriótica misión de controlar a toda la vecindad y elaborar informes sobre el personal residente. No concretaban si se podía proponer candidatos para el patíbulo, pero como pagaban menos que Popota para hacerle la suplencia veraniega, ninguno de los que compartíamos piso se apuntó. Otra duda que quedó en el tintero es saber qué pasaba si en una misma escalera salían dos para jefe de la misma. ¿Se echaría a suertes? ¿Quince días cada uno? ¿Se repartirían los pisos?

Ignoro si todavía los mantienen, pero hace unos pocos años alguna facción todavía organizaba campamentos juveniles en verano (para los nostálgicos de “educación y descanso”), donde la juventud se solazaba mientras forjaba el espíritu patriótico necesario para luchar por España en estos tiempos tan aciagos.

Carlistas, por Lluís

Oficios para el recuerdo (1): carlista

Se supone debería escribir algo sobre Georgia y los hijos de Putin. Pero como un servidor todavía no es una pluma consagrada, no me es permitido llenar dos páginas sin tener la más mínima idea del tema y que la gente, encima, aplauda. Por lo tanto, y mientras espero que el jefe me ascienda a becario de segunda, voy a dedicar la homilía del día a algo injustamente olvidado pero que resume lo mejor del carácter español: el carlismo.

No voy a aburrir al sufrido lector con la historia del fenómeno, para información deformada al gusto del autor –y gratis- ya está la wikipedia. En cambio, voy a explicar por qué considero el carlismo como un fiel exponente de lo mejor del carácter español.

(1) El afán, típicamente español, de resolver las cosas a golpes o tiros. Al carlismo –y a su antecesor, el realismo- debemos la insurrección antiliberal de 1820, la revuelta de los descontentos (los que consideraban a Fernando VII un maricomplejines), las tres guerras carlistas, un papel de primera fila en la trama del 36 y el acorde final en Montejurra, con el añadido –el summum de la españolidad- que allí víctimas y verdugos eran todos carlistas.
(2) Una proporción elevada de fracasos y decepciones. En 1820 les salvó la papeleta la intervención de los 100000 hijos de San Luis, perdieron en las cuatro intentonas siguientes y, pese a la victoria final del Alzamiento, en el 39 del carlismo ya sólo quedaban el Oriamendi y la boina roja.
(3) El arribismo y el ansia de títulos. Únicamente puedo hablar del caso catalán, pero en los ejércitos carlistas, el más tonto era subteniente. Se ve que, a falta de dineros, se daban por pagados con galones y mando en plaza, aunque al final no quedase nadie a quien dar órdenes. Esa tradición ha sido recogida fielmente por el ejército español, del que se dice que a principios de los 70 contaba con más generales que el soviético.
(4) La sólida identificación con el clero católico. Una estampa típica, en 1833, era que el cura párroco leía la proclama carlista durante la misa y, una vez finalizado el oficio, él mismo reunía a los mozos del lugar y, escopeta al hombro, se echaban alegremente al monte (eso si, pasando antes por la propiedad del más liberal del pueblo para quemarle el pajar o dejarle sin ganado). Mi héroe personal es el canónigo Tristany, que llegó a mariscal de campo, participó activamente en todos los saraos entre 1820 y 1847, cesando en su actividad por fuerza mayor (el pelotón de fusilamiento). Tenía la delicadeza de ofrecer cristiana sepultura a los prisioneros que fusilaba y obligaba a sus hombres a rezar el Santo Rosario, marcando el gloria con un pistoletazo, práctica pastoral que, de realizarse hoy día, permitiría seguir llenando iglesias. Lo único antiespañol en su haber es eso de fusilar a la gente en los cementerios (ahorrando el transporte de cadáveres, medida práctica y útil de corte anglosajón más que español), cuando la tradición de nuestro país exige cunetas y fosas comunes.
(5) Cuando las cosas iban mal, intentaban congraciarse con las minorías periféricas desafectas, ofreciendo restaurar los fueros y descentralización del estado, algo que evidentemente se olvidaba cuando la situación mejoraba. Esta técnica la han adoptado con bastante más brillantez y éxito el PP y, sobretodo, el PSOE, sin que hayan tenido el menor detalle de reconocérselo.
(6) El cainismo. Sirva de ejemplo el fin del Conde de España (el título habla por si sólo), capitán general de Catalunya con Fernando VII, jefe militar del carlismo catalán y al que, tras un par de derrotas y el escaso entendimiento con algún subordinado y la junta directiva, no sólo fue destituído cual entrenador de fútbol, sino que encima los dos guardaespaldas que le acompañaban en su regreso a Francia lo asesinaron (cumpliendo órdenes de arriba) y echaron su cadáver al río.
(7) Hoy el tradicionalismo es un fenómeno marginal, pero importantes formaciones políticas de nuestro país no pueden ocultar su herencia del carlismo (reaccionarismo, tradición ultracatólica, uso del nacionalismo cuando es de menester,…): el PNV y el PP. Lo de este último puede parecer algo más traído de los pelos, pero el avispado lector no podrá dejar de reconocer la herencia que recibe el PP de la FET (doctrina, altos cargos), la presencia implícita del argumento “DIOS, PATRIA Y REY” (aunque Juanca se muestre más amistoso de lo debido con el rojerío) en su discurso y su identificación con los postulados más rancios de la jerarquía católica.

Durante el franquismo, el carlismo, demostrando otra vez su españolidad, se escindió en dos ramas irreconciliables. La principal, unos renegados sin duda afectados por el abuso de estupefacientes, se hicieron rojos, concretamente socialistas autogestionarios (¿?) (no, no me ha dado el sol ni he abusado de la sangría, invito a comprobarlo en la web del partido, www.partidocarlista.com; encima, un tal Carlos Hugo de Borbón-Parma, el que debería ser el candidato al trono, no tuvo mejor ocurrencia que reconocer la legitimidad de la línea isabelina y, para mayor vergüenza, mantiene buenas relaciones con el usurpador de la Zarzuela. Para rematar la faena, en alguna ocasión llegaron incluso a presentarse a las elecciones formando parte de IU. Me cuesta imaginar más villanías para añadir a ese currículum.

Por suerte, no todo está perdido. Nos queda la fracción minoritaria que se mantuvo fiel cuando la traición de la otra, y que atiende por Comunión Tradicionalista Carlista (www.ctcarlista.org) y que todavía se mantiene fiel a sus elevados principios. Y no está todo perdido, el renegado tiene un hermano menor, Sixto Enrique, españolazo donde los haya, que se alistó en la Legión (recordad que el propio Aznar se escaqueó vilmente de la mili), y hoy dirige la causa como mejor puede desde el exilio en el que se ve forzado a vivir, no porque su pariente de la Zarzuela vaya a darle un par de yoyas si se lo encuentra por la calle, sino porque algún juez, deseoso de notoriedad, aprovechase para encarcelarlo por un quítame allá ese Montejurra.

NOTA: Llega tarde pare este año, pero para el que tenga hijos díscolos a los que haya que reconducir por el buen camino que se sepa que la CTC organiza cada verano un campamento durante la primera quincena de agosto. También sirve si los hijos han salido como Dios y su Santa Madre Iglesia mandan, y se trata de recompensar su actitud. De nada.

ZP: Crónica de una decepción, por Lluís

Tras el golpe de estado del 11/14-M, parecía que una corriente de aire fresco recorría el país. Personajes siniestros como Acebes, Zaplana, Martínez Pujalte, Trillo o el propio Aznar desaparecían de la primera línea y eran sustituídos por Zapatero y sus ministras. Mucha mediocridad, es cierto, pero los anteriores no estaban más cualificados y, encima, gastaban más mala leche que un cabo de la guardia civil cuando se le atrasa una semana el cobro de sus emolumentos. En el fondo, el “talante sin talento” venía a sustituir al “ni talante ni talento”. El “milagro español” no peligraba con el cambio de gobierno. Por un lado, hace por lo menos 30 años que las dos siglas centrales del PSOE están únicamente de adorno (lo de la E hoy no toca). Y por otro lado, el que realmente gobierna el país por delegación del gran capital (Solbes) no es distinto a Rato. Ambos están plenamente rendidos al dios neoliberal globalizador (a su lado, Horus fustigando descreídos con su lanza de cobre es un espectáculo de feria), y si no adoptan (o adoptaron) medidas más conformes a sus deseos fue porque, para su desgracia, cada cuatro años hay elecciones y algunas de sus teorías no serían bien recibidas ni entre los electores más liberales del PP. En cualquier caso, debo admitir que me parece bastante más coherente Rato, que está más en la línea de la ideología del partido en el que milita. Y volviendo a la línea del “milagro”, es preciso reconocer que empezó en las etapas finales del felipismo, se desarrolló plenamente durante el aznarato y siguió dado buenos rendimientos durante los primeros tres años del zapaterismo. Para suerte de todos, los gobiernos atinaron a no fastidiar ese crecimiento con medidas hostiles como controles fiscales, inspecciones de trabajo o cualquier directriz que pudiese desviar parte de esos recursos al fomento de la economía productiva.

En política exterior tampoco ha habido demasiados cambios. La retirada de un contingente simbólico en Irak (que permanecía atrincherado para no tener bajas en periodo electoral) se ha compensado con el aumento de las tropas en otros escenarios y con la negativa –también simbólica- de Bush a devolverle el saludo a ZP. En lo fundamental, España sigue sometida fielmente a los dictados de Bush.

En lo que me ha decepcionado –y mucho- ha sido en su incapacidad para articular el estado español. El modelo aznariano –defendido también por un amplio sector del PSOE-, basado en la ofensiva del nacionalismo español, ha demostrado servir únicamente para aumentar el número de desafectos en ciertas provincias. A cualquiera con dos dedos de frente se le ocurre que es bastante incoherente oír críticas a los nacionalismos como tales en boca de un nacionalista español. Zapatero prometía un modelo algo distinto, basado en el diálogo y en la búsqueda de una articulación federal del estado que garantizase la estabilidad y continuidad del mismo durante mucho tiempo. Se comprometió a aprobar reformas estatutarias y a dialogar con la banda armada ETA reconociendo que detrás de ella había un sector de la sociedad que la apoyaba. No tengo intención ahora de hablar de las reformas estatutarias, pues pienso que lo más grave es la oportunidad perdida de acabar de una vez con todas con el problema que es ETA. La banda vivía horas bajas, y buena parte de su entorno estaba predispuesta a una solución negociada. La tregua parecía sólida. Sin embargo, el gobierno y su presidente carecieron del valor para aceptar el reto. En una actitud que parece indicar que les interesa más mantenerse en el poder que resolver los problemas del país, se negaron a realizar el más mínimo gesto. Un acercamiento de presos, que no vulnera la legislación española, hubiese bastado inicialmente, toda vez que beneficia más a los familiares que a los propios presos, que siguen encerrados a buen recaudo. Alguna medida más valiente, como la retirada de la ley de partidos o, por lo menos, hacer la vista gorda para permitir la libre concurrencia del nacionalismo radical vasco a las elecciones (total, no sería la primera vez que en España se obvia la legislación sin que pase nada) hubiese permitido avanzar a un coste mínimo.

Pero no. Se acobardaron ante la cruzada callejera y mediática emprendida por el PP y sus satélites (a los que, por motivos también partidistas, no interesaba que ZP apareciese ante el mundo como el que había acabado con ETA) y prefirieron seguir con su conducta errática, temerosos a realizar el más leve movimiento que los apartase de la “firmeza” exigida por la Brunete y, al final, todo se malogró. Eso ha dado alas al sector más reaccionario de la banda terrorista, y se han perdido cuatro años. Lo único a agradecer ha sido que, durante la tregua, muchos han podido respirar más libremente. El PSOE y Zapatero habrán conseguido su objetivo de volver a ganar las elecciones, pero algún día las perderán y, quizá, dentro de muchos años, cuando algunos hagan balance de sus vidas, lamenten esa ocasión perdida. Muchos de sus súbditos, desde luego, ya la lamentamos ahora.

FJL y la libertad de expresión, por Lluís

Antes que nada, y para evitar suspicacias, este texto no es obra de Popota, sino de un humilde servidor, al que tras arduas negociaciones le han admitido a becario en prácticas. Se supone que debería agradecer la oportunidad que se me ofrece, y bla bla bla, pero la verdad, no me pagan en moneda de curso legal ni en especies, y por no darme ni siquiera me han dado el teléfono de la señora de Van der Vaart. Resumiendo, que el agradecimiento queda para cuando haya algo que agradecer.

Tras meditarlo mucho, he decidido dedicar mi ópera prima a ese insigne patricio que es don Federico Jiménez Losantos. Debo agradecerle la labor impagable que hace con mi persona, proporcionándome cada mañana, a eso de las 6:30, la alegría necesaria para afrontar la dura jornada laboral que se me viene encima. Porque las paridas con las que obsequia a su audiencia y especialmente el estilo utilizado no lo superan los del Guiñol o el Polonia, burdos epígonos del programa que tan magistralmente conduce. Y veo que no soy el único que piensa así, pues tiene una amplia corte de seguidores, que van desde el probo especulador alicantino hasta el dicharachero taxista madrileño, hermanando al magistrado de la audiencia con el narco y el violador de la galería 5, en un maravilloso ejemplo de integración humana que deja en ridículo a la Alianza de Civilizaciones.

Lamentablemente para todos, nuestro héroe ha sufrido últimamente serias contrariedades. Su enorme éxito de audiencia ha despertado la envidia de algunos competidores menos brillantes. Y si bien no consta que el Sindicato de Payasos o el Gremio de Humoristas Hispánicos hayan presentado querella alguna por intrusismo profesional, otros si que se han aprovechado del vergonzoso funcionamiento del sistema judicial español para denunciarle por difamación y atentado al honor, dándole a don Federico donde más le duele: la cuenta corriente.

Aún así, todavía puede dar gracias por salir tan bien librado. No hace tanto, a Xirinacs, a un vejete simpático que en su vida ha matado una mosca, le cayó un año de cárcel por proclamarse “amigo de ETA” (y aún gracias: se llega a proclamar “amigo de Franco” y, por la misma regla de tres, le cae la perpetua). Por lo menos, ahora las condenas contra don Federico ya no han pillado por sorpresa a nadie, y todos los demócratas amantes de la libertad de expresión han salido en defensa de don Federico, que pese a tener que afrontar las multas, no se verá obligado a tener que trasladar el estudio de la COPE a Carabanchel. Y por el dinero tampoco hace falta que se preocupe, aún cuando la cifra no representa gran cosa él, sus buenos amigos y simpatizantes no dudarán en acudir en su ayuda, aportando su óbolo, permitiéndole afrontar todas las sanciones económicas presentes y futuras. Por mi parte, y para que no se me tache de hipócrita, puede contar con lo que puedo permitirme en esos momentos de marasmo económico, es decir, 17 céntimos.

Al tajo

Mientras los españoles que no enfilan el paro disfrutan de sus vacaciones , el gobierno no descansa y ha decidido reunirse en 14 de Agosto para evaluar la desaceleración acelerada que caracteriza la economía de Champions que disfrutamos los españoles. Laboriosos que son. Dando ejemplo, como siempre, y es que estos hombres y mujeres no conocen la fatiga.

Por ello, yo me he calzado la americana de postear y, a pesar de mantener el bañador y las chanclas, aquí estoy, presto a acompañar el loable esfuerzo del gobierno para sacarnos del atolladero en el que nos han metido Bush, Aznar, los extranjeros, Trichet, las economías emergentes y, en general, la pertinaz, eterna y cansina conjura judeo-masónica que, inasequible al desaliento, se encarga de poner obstáculos al buen hacer de los sucesivos Gobiernos del país favorito de la Divina Providencia: ¡España!

El agua, fresquita. La playa, limpia y con sus rocas y su mar. Sin tiburones, etc. El monocultivo del ladrillo a su bola, fuerte en la costa como dejaron escrito el Caudillo y los heroicos asesores que desde finales de los cincuenta le ayudaron a convertirnos en la envidia del mundo, con nuestra transición y nuestro milagro económico y el resto de milagros que el Todopoderoso reservó al maduro pueblo español y a sus representanes. La comida, para qué contar: la carnicera está por erigirme una estatua ecuestre, y la de la pescadería saca la alfombra roja cada vez que me ve a menos de cien metros de la puerta del establecimiento. Eso sí: al dominó sigo sin olerla, pero no se puede pedir todo.

Y además, tenemos medallas a gogó.

En fin, que todo muy bien: no me extraña que tanto inútil se tire tantos días por aquí haciendo regatas, comilonas y demás.

Fin de la foto, perdón, del post.

9 de Agosto

Los gobiernos de los países europeos suelen argumentar sus medidas en función de si son mejores o peores, más beneficiosas o menos o más o menos oportunas. Aquí, no. En lo que constituye otra de las originalidades de la subnormalidad democrática española, los gobiernos de aquí abajo suelen defender sus medidas diciendo que están dentro de la ley. De aquí vienen bromas como, entre otras, la burbuja inmobiliaria que ha montado el PPSOE.

Es legal construirle nuevas imputaciones a De Juana. Es legal que un pollo de la oficina económica del gobierno fiche por el lobby de la construcción. Es legal que un miembro del gobierno que regaló Telefónica fiche por esa empresa. Es legal indultar torturadores. En el PSOE esa tendencia a escudarse en la legalidad es especialmente acusada: no en balde, tener casos como el GAL, el AVE sevillano, el de Roldán o el de Mariano Rubio,  ayuda a creer que el cumplimiento de la legalidad no forma parte de sus obligaciones más básicas sino que es un mérito que los ciudadanos les debemos agradecer, aplaudir e incluso reompensar.

Con motivo del flagrante incumplimiento del Estatuto catalán-que establecía que el 9 de Agosto debía entrar en vigor la nueva financiación de la institución que, entre otras cosas, se ocupa de la educación, la sanidad y la seguridad de los catalanes- la vice-presidenta del Gobierno ha manifestado -con la alegría que la caracteriza ya desde que ocupara su correspondiente cargo en el Ministerio de Justicia que trataba de presionar a todo juez viviente por aquello de tapar, aunque fuera un poco, los logros de los sucesivos gobiernos de Mister X en las más variadas materias- que el Gobierno del Impostor no es que incumpla la ley, sino que cumple el espíritu de la ley. Es un pequeño paso atrás que, lejos de ser muy relevante, no debe distraer del conjunto: un gobierno lo suficientemente falto de ambición, realismo y capacidad como para situar su objetivo en el cumplimiento de la ley. Esto es: lo importante no es que incumplan el Estatut, la Ley de Memoria Histórica, la Ley de Dependencia o la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, no: lo importante es que se dan por satisfechos si son capaces de cumplir con la legalidad -por lo menos con su espíritu, sic- o, dicho en otras palabras, de resistir a la tentación. No es raro, teniendo en cuenta que si el 10% de los miembros del actual gobierno recibieran el 10% de la atención que reciben los curriculums vitae de los candidatos a las elecciones estadounidenses, empezando por el presidente y su singular acceso a una cátedra universitaria, esto quedaría más desierto que el cargo de secretario municipal en los municipios valencianos más destrozados por la ley del suelo que hizo el PSOE y desarrolló el PP.

Ante todo esto, y dejando a un lado las amenazas de Zapatero al PSC usando a los monos amaestrados del Tribunal Constitucional -«si me acusáis de no cumplir el Estatuto, haré que el TC arregle lo que tenga que arreglar»-, la pregunta que va ganando sentido cada día que pasa es: ¿tiene sentido pagar impuestos para financiar esta vergüenza?

Huelga de un mes contra el gobierno

El blog maketo se despide hasta el mes de setiembre. Han pasado ocho meses desde que tomé la decisión de reactivarlo con una entrada diaria. Dentro de mis limitaciones y con una disponibilidad de tiempo cercana a cero, he intentado desmarcarme del «¿por qué no te callas?» que es la norma en la prensa española. Con resultados irregulares, el balance que hago es en conjunto positivo, pero hay que mejorar cosas. Por ello, les pido sugerencias.

Asimismo, les agradezco tanto su atención como sus comentarios. Lamento no haber podido dedicar el tiempo que querría a responderlos, y lamento aún más haber abusado en ocasiones de un tono hiriente y ofensivo que ha impedido que algunos se hayan sentido más libres de participar. En este sentido, me sabe especialmente mal el caso de la persona que firmaba con el nick de galaico67.

Por último, si alguien quiere animarse a llevar esto durante el mes de Agosto y quiere hacer de becario con el módico sueldo de cero euros, que me mande una propuesta a la dirección ppsoe2000@yahoo.com. Antes del fin de semana no podré responderla.

Más que ayer, pero menos que mañana

El Impostor:

«El Gobierno ha situado a España en la Champions League de las economías del mundo»

«Esta será la legislatura del pleno empleo»

«Los tipos de interés han tocado techo»

«El déficit exterior se moderará»

La realidad:

«El déficit exterior sube un 15% hasta Mayo»

«España se convierte en el país de la UE con más desempleo, el 10,7%»

«La energía impulsa la inflación al 5,3%, el peor dato desde 1992»

«Por segundo mes consecutivo, el euribor ha vuelto a batir su record»

Eso sí, el Impostor no se achanta ante el temporal, y reacciona con gallardía: hoy tiene reuniones con Rouco y con el Rey, y después se pira de vacaciones a Doñana, como Mister X. En otras palabras: buenas perspectivas para la economía en Agosto.