20 años de Gregorio Morán en La Vanguardia
Y lo celebra con el artículo «Aquel tango no decía verdad», que acaba así:
«De seguir así y en unos pocos años, de tanta mierda de artista puesta a la venta, los medios de comunicación escritos no serán otra cosa que grandes folletos publicitarios exquisitamente diseñados.Lo jodido de periodos históricos como este es que a algunos nos pilla mayores y apenas si veremos la resaca que vendrá después, porque cuando uno cubre la realidad tras la audacia de un envoltorio, no la elimina, la tapa. Pero acabará saliendo y entonces entenderemos que estamos jugando con la información de idéntico modo a como otros hicieron con las hipotecas de alto riesgo. ¿Qué importa la realidad si la gente se traga el espectáculo por lo bien diseñado que está?
Resumiendo. Estoy hasta los cojones de los diseñadores analfabetos, de los arquitectos fantasmas, de los cocineros minimalistas, de los gastrónomos gorrones. Lo que viene a demostrar que aquel tango de marras en el que tanto creímos y que nos aseguraba que “veinte años no es nada”, ese tango que compuso Gardel y que cantó como nadie Roberto Goyeneche, el Polaco,no decía verdad. Veinte años son la hostia.»
Como siempre, el resto del artículo se puede leer en la excelente recopilación de Almendrón. Morán cumpliendo 20 años en un periódico monárquico, derechista y nacionalista, además de taurino y nobiliario, explica sobre todo una cosa: el periódico que nos falta. El que nos sigue faltando, quiero decir.
A Gregorio Morán le leí «Los españoles que dejaron de serlo». El libro se lo leí por su segunda edición, escrita bastantes años después de la primera y a la que le incorporó una introducción bastante jugosa reflejando los años transcurridos entre ambas. En la presentación del libro en su primera edición consiguió reunir a Xabier Arzalluz, Santi Brouard y Mario Onaindia, cuando Mario Onaindía pertenecía aún a lo que podríamos denominar entonces corriente posibilista del independentismo radical. Santi Brouard le debió espetar al autor entonces algo así como que hubiera hecho falta que las cosas que se contaban en ese libro las hubiera dicho un vasco, que no hubiera tenido que venir nadie de fuera a contarlas.
Pero todos reconocieron, parece ser, la pertinencia del libro, por lo que contaba, por la crudeza con la que lo contaba y por sus aportaciones novedosas, en un momento en el que faltaba mucha, muchísima información sobre lo que estaba ocurriendo entonces.
Txiki Benegas le reprochó al autor que en el libro no se incluyera la historia del movimiento obrero en todos esos años en los que el autor del libro estaba explicando los prolegómenos de la Transición.
Gregorio Morán en ese libro hablaba de las tres corrientes sociopolíticas que, a su juicio, explicaban lo que ocurría en el País Vasco en el momento en que muere Franco: la derecha capitalista, la izquierda radical que se mueve alrededor de ETA y el nacionalismo vasco tradicional, de ahí los tres protagonistas que escogió el autor para la presentación.
El artículo de Gregorio Morán que nos cuenta Popota dice que el autor llegó a La Vanguardia procedente de La Gaceta del Norte, y fue en esos tiempos en los que estaba en este periódico cuando publicó el libro al que antes me refería. Luego publicó otro libro sobre Ortega y Gasset que también levantó mucha polémica entre la clase universitaria. Yo éste no lo he leído pero sí leí en su momento críticas al respecto, de todos los colores. Se le reprochaba no ser especialista en la materia. Pero parece ser que lo que contaba allí escocía a determinada gente del establisment intelectual.
En fin, que lo que quiero decir es que es un periodista interesante, de esos que te cuentan cosas que hay que saber, porque una vez que las sabes te cambian la forma de ver que tenías antes. Y creo que en información se trata de eso, ¿no? El color político del periódico en el que se escribe ya es otra cosa. Porque Popota, y a la espera de hacer tu propio periódico, que espero con verdadera ansiedad, dime, ¿tú le harías ascos a una colaboración semanal en El País, La Vanguardia, El Periódico de Cataluña, sólo porque representaran diferentes aspectos del entramado PPSOE que tanto fustigas?
Saludos cordiales para todos, incluido Sangonereta.
Este blog se está poniendo espeluznante. El obseso Popota se ha topado con alguien como José que le da vueltas en obsesión. Empiezo a sentir miedo.
Gregorio Morán es quizá el mejor columnista que hay en estos momentos junto a José Luis Alvite, aunque Alvite es sobre todo literato. Morán me encanta por su vehemencia y porque, estés o no de acuerdo con él, es lo más lejano que hay a «la voz de su amo», cosa agradecible en una prensa de articulistas que además de escribir fatal sólo se ajustan a la línea editorial del periódico para seguir con su sobresueldo. Es más, suelen ser más editorialistas que el editorial.
Lo que detalla Morán ya ha ocurrido, por ejemplo, en los informativos televisivos. Que tienen una sección de sucesos sangrientos, otra de política ligera sin asomo de crítica, otra de moda, otra de deportes y otra de chascarrillos sacados de agencia o internet.
En el caso de los diarios está más disimulado. Sin embargo, con periodistas de 800 euros al mes (pagas prorrateadas) que hacen el trabajo de dos personas… poco sitio hay no ya para la investigación, sino para la más mínima contrastación de fuentes. La publicidad encubierta está a la orden del día, ya ni se molesta en encubrirse. Los diarios son, en gran medida, dominio de los comerciales.
Las propias secciones internacionales son una pantomima. Tengo a un amigo en un diario nacional, de corresponsal en el quinto pino. Su labor se reduce a traducir, buscando por internet, noticias de Reuter y, a veces, añadirle algo. A veces, desde la propia redacción madrileña, se firman noticias con el nombre de los corresponsales aunque no las hayan hecho ellos (o ni tan siquiera en Madrid, pueden ser traducciones «retocadas»). Este amigo me confesó que las corresponsalías se mantienen por razones de prestigio, pero que no tienen ningún peso informativo, casi son «embajadas de traductores de Reuter».
Y eso ocurre con los corresponsales en el extranjero, normalmente gente aceptablemente pagada, vocacional y con ciertas ganas de aventura. Imaginad el resto con jóvenes explotados con contratos precarios al servicio de los anuncios.
Efectivamente, como dice Morán, la libertad es mucho menor que hace 20 años, porque lo que ahora no puede estropearse es el contrato con la marca de electrodomésticos X, así que mejor mantener la boquita cerrada.
Ha llegado a tal punto que los diarios ni tan siquiera tienen que tener lectores. Pueden ser rentables y tener cierta influencia sin ellos. Empiezan a ser productos endogámicos para instituciones, panfletillos publicitarios que requieren consumidores de los productos que anuncian y publicidad de la administración, que es rentabilísima.
La verdad es que el estilo le debe gustar a Popota, no lo niego. Pero no parece tener nada detrás de cuatro insultos facilones y un par de tacos. Cómo no conozco los otros, no diré si es mal articulista, pero ese artículo es mísero.
Alfredo, tu lees las excreciones de Pedro José? yo es que des del tercer o cuatro monotemático comment me limito a darle al scroll iy ver los comentarios de gente normal
estoy ansiosisimo por leer el siguiente capítulo, me lo estoy pasando pipa aunque el nivel de mis clases esta decayendo de forma alarmante,
saludos para ti tambien
Sí leo a Pedro José, que suele decir cosas bastante interesantes contra los nacionalismos, aunque no estoy de acuerdo en que eso se combata con la producción de otra especie de identidad, que el llama identidad maketa, y que se asemeja a una especie de nacionalismo por oposición, aunque sin límites territoriales, sino más bien psicológicos. En cualquier caso es un punto de vista que no había conocido y me parece interesante.
Cuando hablo de obsesión es porque mete el temita en todo, aunque se hable de la recuperación del refresco Mirinda, aquel néctar.
Las noticias como producto. Miedo no, pavor.
Dandole otra vuelta, que nos cobren ya por ello. Pero bien cobrados. Una tienda de informacion. Aqui en mi calle. Como quedo ayer el barça? 2-0, la voluntad. El nombre completo de las ministras de ZetaPe, euro y medio. El calculo medio de precipitaciones entre los años 2000 y 2005 los dias que hizo mas de 18 º C, 300 € del ala.
O todo lo contrario. A grandes males…. El gran apagon informativo. Como en China con lo de la antorcha, no?
El envoltorio que tapa, que no elimina.
El envoltorio ,X.A, S.B y M.O. en la presentacion del libro.
El envoltorio, que » hubiera hecho falta…».
El envoltorio, Txiki Benegas espeta.
Y eso que justamente arriba se hablaba de no quedarse ahi, o no en no quedarse, sino en no enredarse con el fin de ser eficiente. Ahora que, si a medida que uno lee, escucha, descubre, va cambiando de forma de ver las cosas…..
Yo la verdad es que estoy alucinando un poco con todo lo que he tenido que leer hoy después de mi entrada, en la que a fin de cuentas hablaba de dos libros de Gregorio Morán, en particular algo más de uno de ellos. Y Gregorio Morán era la entrada de hoy. Pero en fin. Sigamos.
El único comentario entiendo yo que algo sosegado o más normal (para mí, eh? que soy poco normal parece ser, o sea que la gente normal que se abstenga de leerme) ha sido el de Alfredo. Podíamos comentar lo que interpretas tú de mi teoría. Eso de que es algo más psicológico que territorial el término maketo en relación con el nacionalismo al uso. Pero yo sostengo que mi concepto es además también territorial.
Ser maketo no es algo psicológico sólo, que también, es territorial, por supuesto que sí.
La clave está en lo que se entiende por maketo.
A pesar del título de este blog, y que por eso estoy yo aquí, no creo que Popota tenga la más mínima intención de darme una definición acerca del nombre con el que titula este blog. Y hace bien, qué leche. Pero cuando una de las primeras veces que intervine yo aquí me dijo aquello de que para él ser maketo y ser vasco venía a ser lo mismo, entonces me dije, joé, este Popota tiene de maketo lo que yo de payés.
Alfredo, ser maketo es una condición identitaria, exactamente igual que ser nacionalista vasco. Y no se puede confundir, en cualquier caso, ser maketo con ser español sin más. Esto es, un maketo es español, por lo general, en su mayoría, pero también hay maketos nacionalistas vascos, como todos sabemos. Pero no todos los españoles son maketos, sino sólo una minoría, la que vive en el País Vasco y ha tomado contacto con el vasco.
Y esto es así desde los tiempos en que se fundó el nacionalismo vasco. Hay un error común en sostener que maketo y español es lo mismo. Pero repara en una cuestión clave, Alfredo, para tu información, a nadie que le llamen maketo fuera del País Vasco, aunque sea un vasco indígena el que se lo diga, le importa una higa ese término. Es casi ridículo, no tiene sentido. El sentido de maketo sólo se alcanza cuando se cumplen una serie de características: que te lo diga un indígena, que el receptor sea un sobrevenido de allendelebro, a ser posible pobre o sin recursos, y a ser posible poco instruido, y que dicha comunicación se establezca en territorio vasco. Muchas condiciones, como ves, como para que el término maketo pueda ser un insulto sin más, o algo despectivo sin más. Es otra cosa. Y en esto normalmente no se repara.
Sí, definitivamente, el término maketo tiene en sí un contenido identitario insoslayable y territorial, por supuesto. De los excluidos por el nacionalismo, de los estigmatizados surge una identidad. Reivindicarla es el mejor antídoto contra toda exclusión, contra toda xenofobia, y también, muy importante, contra todo intento de acudir al polo opuesto para atacar al nacionalismo autóctono: me refiero que siendo maketo uno evita la tentación, fácil, de ser español nacionalista y excluyente a su vez.
Yo no sé si este ejercicio, creo que saludable para la conciencia de cada uno, se ha intentado alguna vez en Cataluña, de donde creo que sois la mayor parte de vosotros que intervenís en este blog. Pero pienso que podría resultar oxigenante para evitar los efectos indeseables de la exclusión nacionalista autóctona y las derivas nacionalistas españolas de la reacción contraria, y además fomentar la comunicación imprescindible, en pie de igualdad, entre los dos colectivos mayoritarios que pugnan por el poder en el interior tanto de Cataluña como del País Vasco.
Es la identidad, amigos.
La palabra maqueto puede proceder de la voz maco, macona, que tiene significados como grande, canasta grande, baul basto y pequeño,arqueta, hato de ropa, entre otros. Esto era lo que en el siglo XIX llamaban los cantabros a los foraneos que iban a trabajar a las minas, que puede que fueran en gran parte vascos.
Cien maketos, sobre el origen de «maketo» no hay nada seguro. Lo que dices de los que venían con el mako es lo que dice Juan José Solozábal en su libro clásico sobre el origen del nacionalismo. Pero hay más versiones. Es cierto que no parece que tenga origen euskérico. Unamuno de hecho no quería utilizarla con «k», por una discusión que tenía con Sabino acerca del uso de la «k» que hacía este. Pero lo cierto es que quienes más utilizaron, de largo, el término maketo, y con «k», f ueron los nacionalistas vascos de primera hora.
Saludos y gracias por aparecer, no sé si eres también de los països pero tu voz me suena familiar, quizás porque no te da vergüenza tratar el tema que a mí me interesa tan directamente, después de oir lo que tengo que oir por aquí de vez en cuando.
¡Qué monumento a la petulancia! Morán ve todas las pajas en ojo ajeno y no ve la viga en el suyo. Bienvenida sea la crítica y más si es radical e intransigente. La de Morán lo es; y me gusta. Pero todo lo echa a perder con su insufrible pedantería.
Decir que todo es una mierda es muy fácil; y no le veo mayor mérito. Y ese es el tono permanente de Morán en sus Sabatinas.
Escribe Morán que esta hasta los cojones de ciertas cosas. Y yo estoy hasta los cojones de los periodistas pedantes que escriben que el periodismo es una mierda, salvo él mismo, claro está, que es el único limipio y perfecto.
¡Y critica el “autobombo”! en un artículo que es puro autobombo y hablar de sí mismo.
¿No ha mirado un espejo, aparte de mirarse el ombligo? Porque, entre otras cosas, acaba de publicar un libro sobre Rafael Barrett que es una sarta de disparates, errores, desenfoques, aderezado con toneladas de vanidad y petulancia.. Ahí van un par de comentarios críticos publicados por especialistas sobre el libro de marras, a ver si Morán habla de los malos escritores en su próxima Sabatina: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=63063
Biografía intempestiva
UNA LLAMADA TELEFÓNICA descubrió al periodista español Gregorio Morán la existencia de un escritor llamado Rafael Barrett. Una mañana de sábado un amigo le interrumpió el descanso para leerle una brillante página de Barrett que describe cómo la posesión de unas pocas gallinas -pretexto y símbolo en el relato de los males de la propiedad privada- perturbó el alma de un hombre común.
La lectura telefónica tuvo en Morán la fuerza de una revelación que lo impulsó a iniciar un viaje tras las huellas del autor. “Las putas gallinas tuvieron la culpa”, acusa la primera línea de Asombro y búsqueda de Rafael Barrett. El periodista repite la expresión al menos siete veces en las primeras quince páginas de la obra. Barrett le disparó reflexiones que lo llevaron lejos. Mientras escuchaba al amigo en la actitud de “un historiador en trance de cerrar el ciclo del imperio romano”, lo asaltó una duda: “¿Se follarían los romanos a las gallinas?” Las cavilaciones de Morán tomaron luego otros rumbos: “¿Se puede entender por violación el follarse a una gallina? ¡Joder, qué tema!”
No se puede reprochar al periodista haber descubierto tarde al escritor hispano paraguayo ni que, hasta la reveladora llamada, ignorara la historia y ubicación geográfica del país donde, según sus propias palabras, Barrett se volvió un hombre bueno. (Confiesa Morán: “Yo nunca había estado en Sudamérica, apenas sabía dónde caía Paraguay en el viejo mapa del colegio”). Lo inadmisible es que Morán se convierta, de la noche a la mañana y con un trabajo que no ahorra errores ni ligerezas, en su más puro exegeta. Todos quienes se ocuparon de Barrett antes que él merecen desprecio o ironía: le “afectan el trigémino” o le “descomponen las meninges”. Morán la emprende particularmente contra Francisco Corral, autor de El pensamiento cautivo de Rafael Barrett (Siglo XXI, 1994), obra que combina la investigación minuciosa de las buenas biografías con la profundidad y el vuelo de los mejores ensayos. Pues bien, Morán llama a Corral “inefable profesor” y califica el trabajo como “infumable en su prosa y aberrante en su contenido”.
Morán es bien conocido en España por sus “Intempestivas sabatinas”, que publica en La Vanguardia. Cáustico y agudo articulista, pocos temas caen fuera de su interés. Parecería como si, entusiasmado por el ingenio y la originalidad de su columna, hubiera decidido trasladarlos a una empresa que requería otra actitud y competencia. La obra que resulta es flaca en contenido e inadecuada en estilo. Y “el estilo es el hombre”, escribió Barrett.
Virginia Martínez (periodista uruguaya) Publicado en El País de Montevideo