Chavez, aprendiz de demócrata
El llamado «gorila» venezolano sigue demostrando que es un auténtico aficionado en cuanto a comprensión de la democracia. En lugar de hacer el ridículo tratando de repetir un referendum para ver si cuela el evidente desatino que era su reforma constitucional, debería tomar nota de como las gastamos los europeos.
En la cuna de la democracia cuando el pueblo dice no, la reacción está clara: le cambiamos el título al proyecto y lo aprobamos tal cual. Eso sí, sin referendums, que tenemos la lección aprendida y ya sabemos que la participación del pueblo en política la carga el diablo.
Pues nada, a felicitarse, una vez reafirmado nuestro compromiso con el futuro y la modernez. Y a esperar una docena de añitos, a ver si cae a este rincón de Europa algún desperdicio de lo que ya se están empezando a plantear los demócratas civilizados que dijeron no al proyecto.
Sí, ya sé que a la prensa española se le olvidó informar de que el No no solo pertenece a la extrema izquierda francesa, al lepenismo o al barrio de la Moraleja. Pero hay un montón de gente ahí fuera que sí hicieron los deberes cuando tocaba, y no están dispuestos a cambiar estados soberanos efectivos a la hora de permitir a sus ciudadanos decidir sobre cosas que les afectan por achicoria democrática como la que se da en la barra de Bruselas -o, por decir mejor, en la barra del sitio donde hayan decidido reunirse los estadistas de turno-.
Así que lee un poco, Chavez, abandona tu estilo de caudillo bananero y manos a la obra.