Especial Transición: La Continuidad, por Popota

Hace unos años, la TV emitió un anuncio de un juego que consistía en nombrar palabras con una inicial determinada que respondieran a una categoría determinada. En el anuncio, el propietario del juego amenazaba con no dejar jugar a nadie si no le aceptaban, como animal de compañía que empieza por la letra “P”, la palabra “pulpo”. En la transición se aceptó pulpo como animal de compañía. La ferocidad del aznarismo nacional-católico consintió en no aceptar perro como animal de compañía, y la clave de su éxito fue que es difícilmente creíble que un PSOE que ha aceptado pulpo pueda defender que un perro es un animal de compañía.

Con motivo de la conmemoración de la Constitución Española, las juventudes de ERC rompieron ejemplares del sacrosanto texto constitucional. Vaya por Dios. Los constitucionalistas del PSOE no tardaron en rasgarse las vestiduras. Pobrecitos. Según ellos, este tipo de acciones de los republicanos catalanistas sirven de munición electoral a lo que ellos no quieren llamar extrema derecha nacionalista. Y esto es falso. De hecho, en los últimos años el PP no ha tenido ningún problema en usar el nacionalismo español como su principal argumento electoral, utilizando la sangre de las víctimas de eta con la total complicidad del propio PSOE, que ha sido el que ha engordado hasta su tamaño actual al muy pre-constitucional movimiento constitucionalista. Claro que eso es un problema del PSOE, y yo me limitaré a constatar el doble significado de la voz “constitucionalista”. Así, un constitucionalista puede ser un estudioso de la constitución, si bien la acepción que se ha impuesto ha sido la que define a un constitucionalista como al partidario de la constitución, esto es: un fanático creyente que defiende con todo el dogmatismo posible algo que no se ha leído. En este ámbito cabe situar a los numerosos socialistas a los que, defendiendo la constitución, no se les ha escuchado jamás hacer una pública defensa de su primer artículo –eso del Estado “social” claramente incompatible con el liberalismo Proud Friend of Enron que tanto le gusta al cajero Alberto Recarte-.

Sin duda, el surgimiento de ese movimiento nacional-constitucionalista ha colaborado en la potenciación de actitudes como las de las juventudes republicanas. Al fin y al cabo, si de forma constante se usa un texto legal con la única finalidad de excluirle a uno de la vida pública, únicamente un juancarlista podría sentir la menor simpatía por dicho texto. Pero eso no es todo. Cabalmente, un republicano, sea de ERC o de la Ponferradina, tiene un montón de motivos para no desarrollar sentimientos jipis hacia el texto del 78. Vayamos con un poco de teología y geometría.

Son muchos los que defienden la constitución como un “punto medio” pactado por “todos”. Más allá de la manifiesta falsedad de ese “todos”, preguntémonos hermanos por lo que para tantos es el “punto medio”. Unos pocos ejemplos prácticos, a saber: a), b), y, por supuesto, c).

Apartado a). En un lado, una foto del Rey Juan Carlos I, nuestro jefe de Estado por la gracia de la Ley de Sucesión del caudillo y de sus derechos históricos. En el otro, una foto de una urna, que representa simbólicamente la conveniencia de elegir al jefe del Estado de forma democrática. Pues bien: los yonquis del punto medio nos alientan a aceptar que el punto medio entre esas dos fotos es otra en la que se ve al Rey Juan Carlos I leyendo –o intentando leer- su mensaje de Navidad, y todas las cadenas retransimitiéndolo para hacer gala de pureza patriótica.

Apartado b). En un lado, una foto de una cruz, ese bello símbolo de la Iglesia Católica. En el otro, el logotipo de los Bad Religion, que consiste en una cruz con la señal de prohibición encima. Los yonquis del punto medio dicen que el punto medio entre esas dos fotos es otra en la que se ve al monseñor de turno con los pactos del concordato, y las relaciones de cooperación con la secta católica establecidas en la Constitución.

Apartado c). En un lado, una foto en la que se ve al Jefe del Estado Mayor de turno, presto a defender la unidad patria con los tanques. En el otro, un quebequés votando en el referendum de autodeterminación. Los yonquis del punto medio, por supuesto, sacan su metro, reivindican lo inmaculado de la concepción y dicen que el punto medio es el artículo octavo, que faculta al jefe de tanques a cepillarse lo que sea en aras de la no-nacionalista “nación indisoluble” y la “patria indivisible”.

Pero hay que dejar de lado los peculiares métodos de cálculo de distancias, en el sentido de que cualquier persona mínimamente cuerda sabe que la tierra no es plana y que ni existe ni existirá diferencia alguna, en el fondo, entre el “patriotismo constitucional” y el “diseño inteligente” que patrocinan los integristas cristianos de Arizona para desacreditar a Darwin. Como bien decía Miquel Bauçà, tampoco el vergonzoso origen del texto constitucional es aquí el punto fundamental. Al fin y al cabo, una vaca –ciega o no- puede llevar una mierda seca pegada al culo durante una semana, y ser perfectamente feliz. Lo fundamental aquí es la continuidad. No únicamente la continuidad de la legalidad emanada del 18 de Julio de 1936, que tengamos en el Tribunal Constitucional a un Jefe Provincial del Movimiento o las peculiares opiniones de la máxima autoridad judicial española. La Continuidad como categoría, como objetivo, como fin en sí mismo.

La Continuidad, la Continuidad, la Continuidad…

Haro Tecglen o Campany muriéndose literalmente en sus columnas son la Continuidad. Ussía, Pradera, Sopena o Del Olmo son la Continuidad. Ana Patricia Botín y la finca de Ses Salines son la Continuidad. Samaranch y el “més que un club” son la Continuidad. Todos los medios apuntándose a las mentiras, perdón, a las vías de investigación del Gobierno después del 11-M son la Continuidad. El nuevo Fin de la Historia y los presidentes autonómicos que duran décadas son la Continuidad. Gabilondo y su deseo de “que [el hijo del príncipe] sea niño” para estrenar su “Noticias Cuatro” y Jiménez Losantos ejerciendo el talibanismo constitucional son la Continuidad. El bloqueo en el Congreso de la Ley de la Memoria Histórica y el boicot al cava son la Continuidad. Permitir a los bancos devaluar o no devolver los depósitos a sus clientes, como pasó hace poco en Argentina y como no pasó en EUA en 1929, es la Continuidad. El peix al cove y las parrillas de las cadenas generalistas son la Continuidad. Las verbenas que montan los periodistas deportivos nacionalistas a cuenta de la selección española y la paella de los Jueves son la Continuidad. “Hay que dejar las cosas claras: la Constitución la pactamos todos” es la Continuidad. Las manifestaciones de los payeses y las de los agricultores son la Continuidad. Los obispos en la calle defendiendo sus fueros y el “No podemos conducir por ti” son la Continuidad. El debate de las tribus con su mal llamado “no-nacionalismo” y la demagogia anti-americana con su peor llamado “liberalismo” son la Continuidad.

No es extraña la adicción a la Continuidad. Un país que ha dedicado 40 años a la persecución implacable de toda disidencia del “Una, Grande y Libre” es una máquina de producir reaccionarios de todo pelaje. Lo incomprensible es que personas cabales –esto es, exclusión hecha de “nosotros-los-demócratas”- no solo tengan pavor a describir ese cóctel genético que es garante de nuestra estabilidad, sino que se sientan tan obscenamente cómodos con la Continuidad. Parece mentira que se dediquen a su defensa activa, y que no tengan una hostilidad contra nada mayor a la que sienten por los que no se apuntan a la Continuidad. Parece mentira.

Parece mentira que hayan existido Machado, Unamuno y Ortega. Parece mentira que hayan existido Baroja, Maeztu y los estudiosos de heterodoxos. Parece mentira esta Continuidad. Hay en catalán una palabra que explica la Continuidad a la que me refiero: es pixera. La pixera son las ganas de mear, si bien agradeceré a cualquiera que me enseñe una palabra mejor para la traducción. Concretamente, a las que le entran a uno cuando está tomando pintas en un pub británico o irlandés, y tiene que soportar la cola que forman los esnifadores multi-producto en el baño cada dos por tres. Me refiero a ese tipo de Continuidad, que es la nuestra.

13 Comentarios en “Especial Transición: La Continuidad, por Popota”

  1. No comparto el diagnóstico, no quiero pensar ya lo que me va a parecer su tratamiento propuesto…

    ¡Qué malo y qué bruto que soy! Y yo ahí, apesebrado, revolcándome en la cochiquera entre el juancarlismo, la constitución, matrix, mira quién baila y otras hecs atora-cerebros sin darme ni cuenta.

  2. Toneleitor, si ves «Mira quién Baila» tienes razón que has de ser bastante bruto, sí… :D
    Popota, te has pasao… ¿Porqué el «No podemos conducir por ti» es la continuidad? Sosa e inútil sí, pero continuista… yo no diría tanto

  3. Nacho, no sufro con las evoluciones danzantes de la nietísima, pero sí que soy bastante continuista. Y claro, después de leer esto no sé si hacérmelo mirar.

    Esperemos a ver que nos propone el amigo P (Proud friend of the pandilla basurilla) antes de refugiarme del todo en el búnker; y espero que sea rompedor, que si hay alguien que no se ha movido desde el 73 en apaña son los de la república, democracia de «verdad», medios no esclavos de poderes económico-político-militares (fácticos que decían)… oigan, firmeza de ideas solidez de principios, que todo puede ser.

    Espero ansioso el descabalgue. Arre, furia… ¡¡¡¡To Damasco!!!

  4. Hola:
    1) Ser conservador no tiene por qué ser malo. Eso sí: que después de 30 años de democracia los españoles que defendieron la democracia contra el fascismo sigan legalmente condenados por ello, con el respaldo del PSOE, no es nada que invite a hacer respetable la continuidad.
    2) No voy a dar recetas. No voy a montar un nuevo regimen. Ni tan siquiera lo voy a auspiciar. Así que puede devolver las latas de víveres al supermercado.
    3) Dicho esto, unas pocas preguntas en tanto que conservador: ¿es más conservador el PP o el PSOE, esta mañana a primera hora?; en otras palabras: ¿Losantos es un conservador?; ¿qué futuro le ve al consenso, estando el patio como está? Si quiere desarrollarlo saltando del gallinero a la tribuna, invitado está.
    4) Nacho, yo cuando veo el «no podemos conducir por ti» veo el lastre católico empujando al personal, de forma anti-liberal, a hacer caso al pope de turno, llámese obispo o director de la DGT, que sabe de nuestro bien más que nosotros. Eso es la transición. Otra manera de decir «no podemos conducir por ti» es, a estos efectos, «no podemos obligarte a creer que ha sido eta, pero no va a ser ni por falta de ganas ni por falta de medios apoyando vergonzosamente al gobierno de turno».
    Un cordial saludo,
    pep

  5. Naaaaas:

    1) Me defino más como de derechas que como conservador. No sé por qué, tal vez sea una cuestión simplemente eufónica o que tampoco creo en absoluto en el inmovilismo. Por lo demás, si usted piensa que condenar los crímenes del franquismo va a mejorar la calidad democrática del régimen, me parece muy válida su opinión. Yo no estoy de acuerdo, añadiría tensiones y no queda bien meter en el trullo a los pocos tiramiguitas a las palomas que supongo quedarán. Y oiga, algún miliciano también tendría algo de lo que responder, ya veo a la Bardem y otros pancarteros de guardia… ¿merece la pena? Para usted sí, que a lo que le voy leyendo cree en la inmaculada concepción de la causa frentepopulista; para mí no. Y si lo que quiere es una «reparación moral» y un «homenaje» … de eso hágalo usted e instituciones privadas, que para mí la II república, de ejemplar, poco.

    2) Entonces esto es un ejercicio retórico-teórico sin alcance alguno. Me encanta.

    3) El PSOE no es conservador porque no tiene, a mi juicio, ni p. idea de si hay que conservar algo y qué sería ese algo. El PP es un partido empeñado en la autodestrucción hasta tal punto que me pregunto si hay un submarino de Pepiño en la ejecutiva. Así estamos, así sufrimos. Losantos es un Rubianes, sólo que un poco mejor en las formas. No me identifique con él, es una vergüenza de ¿periodista?.

    4) A lo mejor soy una persona borreguil. Pero el otro día llevaba a vacunar a un niño pequeño. El pobre no entendía que aquéllo era bueno para él. Pues lo era. Y yo sabía más que él de lo que le convenía, y decidí por el, que la polio es mu chunga. Y que decidan cómo se hacen los puentes los ingenieros y como se hacen las casas los arquitectos. Y si usted no se fía, lo lamento; no se me ocurre otra manera de organizar una sociedad más qu confiando en expertos. Y no debo ser yo el que decida la norma DIN del hormigón de mi bloque (si tal cosa existe) ni si tres llintonis son pocos o muchos para mis habilidades automovilísticas. Creo que en la transición se cometieron errores, pero se hizo honestamente y razonablemente bien. Otra cosa es que se supusieran lealtades dónde no las había, y así nos va.
    Saludos.

  6. Hola:
    1) Los milicianos, esta mañana, están legalmente condenados como criminales por el Estado Español. Esto es: en este ámbito, las comparaciones son los padres. Una comparación más relevante sería preguntarse que pasaría en Alemania si saliera un político que como base de su discurso tuviera dos frases: a) mi padre fue nazi; y b) los judíos son el cáncer de Alemania.
    2) No le identificaba con Losantos. Preguntaba y pregunto desde el respeto que merece todo aquel que, como es su caso, se toma la molestia de argumentar sus posiciones. Por eso me interesaba, y me interesa, su opinión con respecto al futuro de los yonquis del consenso.
    3) La democracia no decide cual es el DIN de su bloque, pero sí decide cual es el rumbo político de un país. Con sus imperfecciones, se ha mostrado como un sistema mejor que los demás, especialmente de los basados en apelaciones al elitismo -especialmente erróneas en un caso como el español-. Pero eso sí: me quedo con la excelente metáfora del niño. Lo que cuesta explicarse es que pinta un demócrata sumándose a esa visión del mundo.
    4) No desespere, que las cosas cambian rápido. Hace quince años a cualquier persona que hubiera tenido la lepenista y ultranacionalista idea de poner un muro en una frontera para impedir la libre circulación de personas hubiera sido justamente ahogado en una montaña de mierda, y mire ahora.
    Un cordial saludo,
    pep

  7. Naas, brevemente, tengo mogoshon de lío.

    1) Ignoraba, suppongo que como más del 90% de los españoles, que los milicianos están condenados a día de hoy. Bueno, el bikini también está prohibido oficialmente. ¿y?. Pero lo que usted quiere es condenar aunque sea moralmente a los del otro bando. No creo que sea una buena idea, en este caso son los padres (que no sé qué quiere decir, pero queda bien)

    2) A los que usted llama yonquis del consenso les auguro mucho mono. Más que nada porque no veo la manera de entenderse con un iletrado radical progroide y engreido como chupipresi del amor fraterno y un conspiranoico y perdido PP.

    3) La democracia son muchas cosas, pero insisto, su visión del «no puedo conducir por ti» como intervencionismo insoportable no la comparto.

    4) Lo que no cambia es la fuerza de la gravedad, que tiene una enorme tendencia a hacer caer progres de la higuera. Aún recuerdo cuando los buenrollistas me ponían a parir por decir que lo de papeles para todos era una insensatez. Y vienen curvas.

  8. Aniado:

    Si en España apareciera un Líder que dijera mi papá es (o era) franquista, pasaría bastante poco, tendría pocos votos y tras algo de revuelo por parte de los ociosos de siempre, «fuese y no hubo nada». Al fin y al cabo la condición de hijo de franquista es compartida por buena parte de los españolitos y no creo que nadie les culpe de haber nacido en una familia X y querer a su papá Y, ni siquiera los progres.

    Si además dijera «Rojos al paredón» su partido sería extremadamente minoritario y además muy probablemente ilegalizado gracias a la Ley de Partidos.

    Milana bonita.

  9. Buenas tardes,

    Ante todo saludar al viejo amigo Popota y darle las gracias, una vez más, por esta oportunidad de pontificar sobre lo humano y lo divino sin más consecuencias prácticas que el placer vespertino de aliviar la diarrea mental de turno.

    Pienso que nuestro anfitrión plantea la cuestión objeto de debate en términos incompletos. Es decir, la cuestión no es la Transición como continuidad, sino, y por ahí se descubre el pastel, ¿la Transición o qué?.

    Porque, evidentemente, no puedo estar menos de acuerdo en que la Continuidad es el cáncer nacional, la aberración que poco a poco reconcome los pocos tejidos sanos que componen el cuerpo de la nación. A las pruebas me remito: Pepiño, Acebes, Salsa Rosa, Carod, Pocholo o Montilla son buena muestra de una España oficial enferma, muy enferma, que premia el radicalismo cateto, la pequeñez moral, la endeblez intelectual y el desprecio por la libertad por encima de todo. Pero es que (y esto es poco orteguiano) esa España oficial se corresponde con la España real y no es sino reflejo de un viejo tópico: cada pueblo tiene lo que se merece. Una nación de gandules vocacionales cuyo único interés reside en la evolución del Euribor y en los pinitos de la nietísima en la pista de baile.

    Por supuesto que hay excepciones, y muy notables, pero, echen su vista alrededor y tomen conciencia. ¿Cuál es el ideario habitual en torno a la «res publica» del expañol medio? A ver qué cacho de subvención o ayuda pillo, y poco más… ¿Y cuál es la respuesta de los Pepiños de turno ante estas pretensiones? Carnaza.

    La masa («la borregada», en deliciosa expresión de una no menos deliciosa abogada a la que tomaré prestado el término), la ley del más tonto, la inanidad como norma… No voy a reincidir en viejos temas y en no tan viejas profecías, pero esa es la Continuidad en la que estamos sumidos.

    Entretanto, una nueva moral de borrego que evita a la masa discernir se inocula sin que quepa atisbo a la discrepancia: «No podemos conducir por ti», «No bebas», «No fumes», «Usa condón», «Los homosexuales son superguays y cualquier cosa que pidan les debe ser otorgada graciosamente», las nucleares, las OONNGG, la clonación de embriones, los inmigrantes primero son muy buenos pero luego son satanes, etc. Y el que ose discernir se enfrenta al ostracismo: «Fascista», y se acabó. La moral nacionalcatólica se sustituye por la moral progreguay, y se impone como se imponía la otra, sin debate, sin discusión y sin alternativa. Principios Nacionales del Movimiento frente a la Educación por la Ciudadanía (sic), el CAC como juez de «la verdad», las puñetas de izquierdas a transformar la sociedad, cárcel para el que corre, el Derecho penal de autor redivivo; el mismo totalitarismo con diferentes collares, la Moral, la Santa Moral, siempre la misma moral de mediocridad y rencor, ahora con diferentes collares. Siempre lo mismo.

    Todo ello es sin duda Continuidad de un estado de cosas que se tradujo en 39 años de una nación que perdió la costumbre de pensar por sí misma. Y así nos va.

    Ahora bien, quienes denuncian la Continuidad habitualmente, ¿nos ofrecen una alternativa mejor? Es decir, la pregunta que debemos hacernos aquí es: ¿Continuidad o qué?

    Continuidad o Reacción viene a decirnos Popota. Paradójicamente, quien se queja del anclaje en el pasado de España, viene a ofrecernos ¡una vuelta a 1936!. Una vuelta a los milicianos, a Largo Caballero, a Prieto, al partido fascista más duradero de Europa (ERC)… ¿No es sorprendente? La Santa II República, el infierno cainita, loada 70 años después. ¿Rehabilitaciones de los milicianos? ¿Aquéllos que, si no fue suficiente el golpe de Mola y Sanjurjo del 18 de julio, terminaron por enterrar a la República como Estado haciéndose con las armas? Tiene gracia que, por encima de mitologías estomagantes, los únicos verdaderos republicanos fueran Gil Robles y Lerroux. Ah, pero fue el «Bienio Negro» y uno era un «fascista» y otro un traidor vendido al «fascista». Por lo visto los paseos y las revoluciones para instaurar la dictadura del proletariado eran lo democrático y lo que añoran los prohombres segundorepublicanos de 2006. Y así nos va…

    La Transición tuvo como mérito, hasta hace bien poco, hacer borrón y cuenta nueva. Bastó la llegada de un memo atrabiliario con algún conflicto adolescente mal resuelto y analfabeto funcional (el «extratega» que se entristece cuando «sesgan» vidas ajenas) para que este espejismo se viniera abajo. Se empeñan en volver la mirada 70 años atrás. Como nos descuidemos, toman partido por César y los demás deberemos quedarnos con Pompeyo. Esa no es alternativa a la Continuidad, Popota, esa es la máxima expresión de la Continuidad, perpetuar la Continuidad y seguir en un ambiente claustrofóbico en el que las ideas se sustituyen por la apelación al «y tú más» y por revanchas en sangre ajena.

    Como no quiero ser demasiado duro con Vd., déjeme felicitarle efusivamente en su condición de catalán por el hecho bastante probable de que Montilla vaya a ser presidente de la Generalidad. Qué tío más inteligente y más preparado, ahí sí que van a tener Continuidad al cuadrado. Y, si hay buena suerte, apoyado por neofascistas y ecocomunistas (lo que quiera que signifique eso); dan ganas de vivir en Barcelona.

    Un saludo cordial,

    JZ

    P.D. Apartado de consignas:

    ¡Popota continuista!
    ¡Muera la reacción!

    P.P.D. Por supuesto que sí, las élites al Poder. Nunca lo han estado, y eso sí rompería la Continuidad.

  10. ¿La nuevamoral borreguera se impone como la antigua? Qué cosas, yo no he visto a ninguna monjita aoxtiar a algún pobre querubín para convencerle de «lo superguays que son los gays», será que no me he fijado bien.

    Apartado de consignas:

    Fachas no, liberales tampoco.

  11. Hola:

    Ante la desfachatez que supondría responder rápido y al primer toque, dejo para mañana la respuesta, no sin agradecer las intervenciones, en especial la de JZ.
    Aprovecho, eso sí, para comentar que de ningún modo estoy de acuerdo con el reproche a la lealtad «de algunos» -¡nombres, nombres!- a la CE. Habida cuenta de las totalitarias circunstancias en que fue negociada y aprobada, esa lealtad no solo no es exigible, sino que es un síntoma de escasa calidad democrática.
    Con los fascistas amenazando a todo dios y la oposición sabiamente aterrorizada ante la perspectiva de «provocar a la Bestia», exigir lealtad a lo que se pactó en su día es como exigirle a un secuestrado que cumpla los compromisos adquiridos con su secuestrador.
    Saludos.

  12. Hola toneleitor:

    1) Una cosa es decir que el padre de uno es fascista. Otra bien distinta es jactarse de ello.

    2) Siento no compartir su optimismo sobre el futuro del consenso. No discuto su (posible) falta de viabilidad a medio plazo, mas lo que hoy veo, escucho y leo, con la excepción de ERC y la major parte del PNV, suena a transición que tira de espaldas.

    3) Yo no quiero condenas morales de ningún tipo. La moral es una cosa que cada uno se la resuelve en su casa, y en ella el estado debería tener el mismo papel que en mi portentosa vida sexual. Estoy hablando de juicios y leyes, y es desde este punto de vista que sufrimos una acusada subnormalidad democrática.

    4) Yo he visto pancartas de «Carod al paredón» en manifas peperas -en una en Salamanca concretamente-, y huelga decir que el PP dista de su ilegalización.

    Por último, mi agradecimiento por los comentarios, así como por el tono civilizado. Claro está que no nos vamos a poner de acuerdo, pero yo espero de esto poder mantener un debate civilizado en el que desarrollar las distintas posiciones al respecto.

    Un cordial saludo,
    pep

  13. Estimado Sr. Zuria:

    1) Mi efusiva felicitación por todo el mensaje hasta llegar al punto «O Continuidad o qué». Acto seguido, voy con las discrepancias, obviando esa de que ERC es un partido fascista:

    2) «La Transición tuvo como mérito, hasta hace bien poco, hacer borrón y cuenta nueva». Eso a mí no me parece un mérito, sino un demérito. Mucho más en política, e infinitamente más desde una perspectiva democrática basada en poner coto al ejercicio del poder por medio de mecanismos que obliguen a rendir cuenta de las propias acciones, y a ser responsable de las mismas. El hecho de que el mundo civilizado haya tenido un Nuremberg mientras nosotros nos hemos tenido que conformar con la transición es algo infamante y oprobioso.

    3) (2) no supone exculpación alguna a los desmanes republicanos, especialmente a partir de 1936. Sin embargo, no existe comparación posible entre unos y otros, porque como bien comenta usted, mientras Lerroux y Gil Robles llegaron al gobierno, los Lerroux y Gil Robles de 1950 estaban en París, en méxico D.F, muertos o en la cárcel. Dicho de otro modo, más que los crímenes de la guerra civil, lo fundamental aquí es lo acontecido en los 40 años siguientes.

    4) (3) no supone, tampoco, negar el hecho evidente de que desde un punto de vista liberal la superioridad de la república con sus minorías totalitarias frente al fascismo y sus minorías democráticas es indiscutible. No sé como estaríamos ahora porque soy poco amigo de la historia-ficción, pero una cosa sí sé: ya entonces(1931) necesitábamos un cambio, y esta mañana lo seguimos necesitando, sin que sea ni satisfactoria ni suficiente la evolución de todo lo que había que cambiar entonces -la jefatura del estado, el poder de la iglesia, la estructura territorial, la usurpación del poder económico por un coto cerrado de dinastías hereditarias, etc.-.

    5) Es en el sentido de (4) que el presente especial no está destinado a debatir sobre lo que pasó hace 70 años, sino sobre lo que está pasando esta semana. Por poner un ejemplo, el debate hoy es si el PP mintió o no en los días posteriores a los atentados del 11-M, cuando el debate, si fuéramos una democracia más presentable, debería estar -descontada la evidencia del carrusel de mentiras en el que, guiados por su ultra-nacionalismo, se sumieron Aznar y su gobierno- en por qué el PSOE no dijo la verdad. Y como el PSOE, toda la cultura española. Excepto Gara, snif.

    Un cordial saludo, y bienvenido de nuevo,
    pep