Lecciones de periodismo (español)

Lamento no recordar el día del pasado mes de Agosto en el que el director adjunto de La Vanguardia, Alfredo Abián, señaló, en un ramalazo de inspiración, lo siguiente en su carta del director: “hay dos cosas que no debemos saber para mantener en su integridad nuestra salud intelectual y física: cómo se hacen las salsichas, y como se lleva a término un proceso de paz”.
Es difícil sintetizar mejor lo que son el periodismo español en particular y la cultura española en general.
Es por ello que, a raíz de la brillante disertación con la que el respetable AA dignifica como pocos a su profesión, yo les propongo, queridos lectores, un humilde ejercicio de periodismo amateur. El ejercicio en cuestión consiste en enumerar materias-salsicha, esto es, materias en las que un buen periodista, y ante todo buen español, debe esforzarse por no saber y por no informar, tal y como mandan los cánones.

Dambo, en posición dudosa

Bello ejemplo de sinergias entre el poder y el periodismo español

Para incentivar la participación, nada mejor que un premio sabrosón para el mejor tema-salsicha, en este caso una edición fotocopiada de ese tesoro de la literatura española titulado “Manual del buen terrorista”, escrito por ese precursor ideológico de Nicolás Redondo Terreros llamado Ricardo García Damborenea –alias “Dambo”- en el año 1987, esto es, cuando ejercía de demócrata ejemplar frente al terrorismo.
Por último, ahí van algunos ejemplos salsicheros a modo de fuente de inspiración.
1) El tinglado de los premios literarios.
2) El Rey.
3) Los gastos en lavandería de los miembros del Consejo General del Poder Judicial en sus viajes alrededor del globo -¿lo pillan?- terráqueo.
4) Los demócratas conversos como, pongamos, Cebrián. O Ansar.
5) El terrorismo de estado pre-GALáctico.

1 Comentario en “Lecciones de periodismo (español)”

  1. Nota Informativa:
    Pueden seguir aquí el debate sobre la transición a partir del 1 de Octubre.

    El 1 de Octubre, por cierto, hará 30 años desde que el gobernador civil de Madrid, Juan José Rosón, empezara con un “Ha muerto un ciudadano; no importa su ideología” un comunicado en el que avisaba que no toleraría ni la violencia ni el desorden ante las protestas por el asesinato, a manos de ultraderechistas, del joven de 21 años Carlos González.

    Adicionalmente, ese día Rafael Arias Salgado explicaba en el periódico monárquico El País la democracia al pueblo con el siguiente ejemplo:

    “El partido franquista obtiene dos diputados a razón de uno por los distritos A y B. Por el distrito C, sale elegido el candidato demócrata-cristiano. Pero sumando la totalidad de los votos en los tres distritos resulta que la democracia cristiana ha logrado un solo diputado con 25.000 votos, mientras que el franquismo, con sólo 47.500, consigue un diputado más, es decir, el doble.”

    En el mismo periódico, Paco Umbral, con un artículo sobre un pasodoble en honor a Fraga en el que apelaba a la izquierda sentimental, se ejercitaba en el exitoso ejercicio del periodismo apolítico.

    El gobernador civil de Gipuzkoa prohibía, ese mismo día, una manifestación a favor de la introducción del euskera en la enseñanza promovida por 27 entidades.

    Un inspector de policía era procesado por la violación de la hermana de El Rubio, el secuestrador de Eufemiano Fuentes. Ese mismo día, el juzgado de instrucción abría diligencias por la muerte de un estudiante canario asesinado al ser confundido con El Rubio.

    El personal de tierra de Iberia hacía una huelga de celo en protesta por la no equiparación al personal de vuelo. También el personal de los talleres de El País hacía huelga, recibiendo la siguiente respuesta: “La dirección del periódico insistió ante los redactores jefes y jefes de sección de éste, que la independencia de la línea informativa y de objetividad del periódico no era pactable. Y que sólo los periodistas tenían derecho a la caución moral de la honestidad informativa.”.

    Ante todo eso, el PSOE refirmaba su lucha contra “todo lo que todavía existe de la dictadura”.