El PSPV de Alarte pasa a la clandestinidad

Cuando una organización, o una persona, decide dejar la acción política ordinaria y pasar a la clandestinidad, el manual (por una vez, y sin que sirva de precedente, no nos referimos en esta ocasión a uno de los manuales del Señor Calabuig) dice que hay que seguir una serie de pasos muy definidos: cortar toda comunicación con el exterior, blindarte ante posibles fugas de información, reducir el ámbito de interacción personal al núcleo duro del grupito que vaya a estar encargado de las acciones y, de paso, poner cara de permanente gravedad, para que todo el mundo asuma que la cosa va en serio. Pues bien, exactamente todo eso, paso a paso, es lo que está haciendo el PSPV de Jorge Alarte.

El último ejemplo, y tsunami político del fin de semana, son los primeros indicios de unas listas para las elecciones autonómicas que sólo se entienden a partir de la constatación de que el Tigre de Alaquàs, en efecto, ha decidido pasar a la clandestinidad y dedicar sus esfuerzos, a partir de ahora, a la lucha armada. Aquí no se hacen prisioneros ni se da cuartel. Al enemigo, ya se sabe, ni agua. Lástima que el enemigo no sean las políticas del PP sino sus propios compañeros de partido del sector no adicto y todos aquellos que presumiblemente puedan mirar con malos ojos al líder si el resultado electoral no es del todo satisfactorio. Esta gente ya sabe lo que le espera a partir del 23 de mayo: un búnker alicatado de diputados autonómicos del PSPV que sólo se deben a sí mismos, a su cargo y al que se lo ha suministrado.

Función que en el PSPV de Jorge Alarte se asigna al Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes Valencianas

Este fin de semana se han conocido los primeros esbozos de listas, con la aprobación de las propuestas hechas por las provinciales de Castellón, Valencia y Alicante. El próximo sábado será la ejecutiva nacional del PSPV quien tendrá la última palabra. A la vista de cómo se han desarrollado los acontecimientos, se puede afirmar ya que Alarte ha seguido al pie de la letra el manual del Señor Calabuig para confeccionar listas (ahora sí hablamos de uno de los manuales del Señor Calabuig) y, tal y como ya anticipamos hace tiempo en esta página, ha optado por convertir el futuro Grupo Parlamentario Socialista en un refugio para alartistas, desde el que se pretenden hacer fuertes si los resultados electorales son tan malos como se prevén.  En el peculiar juego de sillas que toda confección de una lista electoral comporta aquí sólo ha primado una regla: dejar sin poder ni cargos a quienes no sean de contrastada fidelidad (o, al menos, reducir a la mínima expresión posible sin que el partido salte por los aires sus ámbitos de responsabilidad pública). El mensaje que transmite una lista así realizada, por otra parte, no deja de ser patente. Al igual que pasaba con la lista de Valencia ciudad, el Tigre de Alaquàs está reconociendo abiertamente que no aspira a ganar las elecciones ni a construir un equipo de oposición sólido para los próximos 4 años. Lo único que persigue es blindarse al mando del partido. No es de extrañar, por ello, la unánime reacción de disgusto que en toda la prensa, incluida la afín (basta ver el apresurado resumen de prensa que pusimos ayer en los comentarios), ha provocado el modelo de listas que se están cocinando. Una reacción más de alucinamiento que de sorpresa, pues tampoco se esperaba otra cosa del actual PSPV. Por mucho que sí hay cierta perplejidad en algunos medios (no en esta Paella) al comprobar hasta qué punto se ha ido lejos en esta línea.

Alarte, en el centro, negociando el modelo de partido que desea para el PSPV tras las elecciones del 22-M

Resaltemos, por lo demás, que la endeble pax alartista lograda durante estos años en el partido está empezando a saltar por los  aires. Los lermistas, que pactaron no poner al Tigre de Alaquàs las cosas difíciles con las primarias y que se dejaron la piel recogiendo avales en favor de Alarte para achicar el espacio de Asunción, acaban de comprobar en sus carnes cómo se las gasta el xiquet, que aprende rápido, por lo visto. En lo que es el movimiento más relevante en clave interna de todos los que demuestran las listas, hemos de resaltar que la Ejecutiva de Alarte está decidida a realizar una campaña de fumigación en toda regla contra el lermismo vintage. Los cachorros orgánicos de la nueva generación del PSPV, metamorfoseados a imagen y semejanza de sus mayores, entienden que han alcanzado la mayoría de edad y que ya han aprendido lo suficiente de referentes políticos y sociales de primer orden, que tanto han hecho por la sociedad, por la democracia, por los ciudadanos y por el partido como María Antonia Armengol o Vicent Sarrià. Y han decidido prepararles un homenaje en toda regla despejándolos a córner a listas municipales y destierros varios, mientras les agradecen los servicios prestados y, muy especialmente, las ricas enseñanzas adquiridas durante estos años. Vamos, que se han puesto a quedarse sus cargos uno tras otro. Apenas ha logrado contener la riada un superviviente como Francesc Signes y el eterno, de méritos ignotos y misteriosos para cualquier observador externo, Alfred Boix. Los demás están fuera o en tránsito de salida. A este paso, como Alarte se envalentone, puede peligrar incluso el vitalicio puesto de senador territorial de Joan Lerma. Porque los neolermistas de Alarte han bebido de las fuentes nutricias del movimiento y han aprendido todo menos el respeto por ciertas tradiciones. De manera que, Joan, te avisamos desde aquí, ándate con ojo que esta gente no respeta nada. ¡Ni toda la información almacenada sobre el funcionamiento del partido les detendría, llegado el caso! Esto, llegado el caso, es como los yonkis que te intentan atracar diciendo que necesitan un euro para volver a Picassent. Que no sabes si están amenazando o de verdad andan tan desesperados que son capaces de todo.

En Castellón este planteamiento abierto, democrático y participativo se ha traducido en que Colomer, neolermista tradicional, de filiación pata negra, que hace de puente con los neolermistas facción Alaquàs y asimilados, ha alcanzado la madurez política como todo psicoanalista argentino gusta que ocurra. Tras matar a papá Puig, se ha confeccionado una lista a su gusto y al de Alarte, para cabreo del lermismo vintage que, sin embargo, por mucho que gruña, acabará por tragar y cuidará muy mucho de no ponerse estupendo. No nos vemos a Ximo Puig por muy enfadado que esté, por ejemplo, renunciando a ir de número 1 en las listas por Castellón al Congreso el año que viene. Algo así no cabe en el ADN del lermismo pata negra. Y todos lo saben, sobre todo si son cuña de la misma manera.

En Valencia las listas propuestas por Carmen Martínez, ese personaje que amenaza de expediente a una decena de militantes por entrevista que concede, son coherentes con la lógica de resistencia numantina y paso a la clandestinidad que recorre la organización. Recordarán nuestros lectores que hace no mucho planteamos una encuesta donde dejábamos que la inteligencia social a través de la web hiciera recomendaciones a Alarte. Pues bien, ni una sola de nuestras recomendaciones (que no eran nuestras, sino las  de la ciudadanía interesada, y no fue un número desdeñable, pues casi llegamos al millar de votos) ha sido seguida. Sino todo lo contrario. Si la gente pedía que se recompensara a los diputados que han trabajado y han contribuido a poner al PP en apuros (gente como Ana Noguera o Manolo Mata),  lo que aparece en la lista es una sucesión de nombres grises que han dedicado el tiempo a hacer la rosca a Alarte y a posicionarse internamente en el partido. Si la gente pedía que se metiera a alguien de fuera, a algún profesional o intelectual comprometido con la izquierda y con ganas de trabajar, la respuesta de Alarte y Martínez ha sido extremar el control de los apparatchiks sobre las listas hasta el punto de meter a Josep Moreno, jefe de gabinete, más conocido como el Darth Vader de Alaquàs, con la indisimulada intención de que la actuación en la clandestinidad a que está destinado durante los cuatro próximos años el grupo socialista en la Corts sea lo más fluida posible, sabedores como serán sus miembros de que están vigilados de cerca. Muy de cerca. Imaginar las reuniones del grupo, con Carmen Martínez sacando el látigo y amenazando con expedientar y expulsar del partido al que no le salude con el debido respeto, mientras Moreno va marcando en el móvil el teléfono de algún director de periódico valenciano para exigirle que ajusticie en la plaza pública mediática al díscolo de turno, es algo que haría relamerse a cualquier cineasta del movimiento Dogma, a Quentin Tarantino o, en plan más local, a Álex de la Iglesia. Resumiendo, a cualquiera que guste de la tortura psicológica que roza el sadismo y, ya puestos, de la exhibición de sangre y vísceras.

Por último, el incendio ha tomado proporciones de rebelión en toda regla en Alicante. Porque si  en Valencia o Castellón, aun con numerosas abstenciones, el rodillo orgánico del Tigre de Alaquàs ha permitido que las listas que se proponen sean del gusto de Blanqueries, en Alicante la gente de Pajín que en esa extraña alianza con los de la facción sudeste del PSPV controla la provincial le ha enviado a Alarte un mensaje claro: pasamos de ti, queremos que todo el mundo lo sepa y tus listas te las puedes meter por el culo. A este, y como el grupito de Alaquàs siga siendo incapaz de hacer un proyecto de país que logre integrar, porque se lo crean, a alguien al Sur del barranco del Poyo, nos podemos acabar encontrando con que sea el PSPV, y no el PP como siempre se ha creído, el que acabe encabezando la resurrección de Alicantón  y demás movimientos secesionistas. Que uno asiste a la elegante manera en que se ha gestionado el asunto de Benidorm y atisba un futuro más murciano que valenciano, qué quieren que les diga.

Teniendo en cuenta, por otro lado, que esta gente fue el principal apoyo de Alarte ajeno a los rescoldos ciscaristas y la orden de renovación impartida desde Madrid para ganar el Congreso al lermismo en su  día, y que a estos últimos también los tiene calentitos por haber roto el pacto para arreglarse las primarias, el paisaje después de la batalla de las listas empieza a dibujar dos frentes claros: el alartismo, enrocado en las Cortes y en Banqueries, y todos los demás, fuera, a la intemperie, esperando a ver qué pasa el día 22 de mayo y, sobre todo, a ver qué pasa en Madrid, en Ferraz, y quién acaba de mandar en el PSOE post-zapateril. Porque si es Blanco, el 7º de caballería llegará con refuerzos para socorrer a Alarte, pero como no sea así, la batalla se adivina cruenta. Para eso ha pasado el PSPV a la clandestinidad. Para defenderse con toda la ferocidad posible contra los críticos. Quien no entienda el patente desinterés por hacer oposición a Camps y por plantar batalla en las elecciones, simplemente, no entiende que ésa no es ni la batalla ni la guerra. El enemigo, los indios, están en otro frente. Y todo lo que está pasando ahora es muy sencillo de entender si miramos al marco estratégico adecuado. Lo único que está pasando es que ahora toca preparar la batalla. Por eso están haciendo acopio de munición y tratando de cortar las líneas de suministro al enemigo.

ACTUALIZACIÓN a las 14.30 horas del lunes 21 de febrero: Colomer amenaza con largarse y la amenaza es creíble.

El incendio que tiene montado Alarte avanza en varios frentes. Las presiones del frente del Sureste llegan por tierra, mar y aire para colocar a Ana Barceló al frente de las listas de Alicante, pero ese frente ya tiene una respuesta decidida en Blanqueries: se va a dejar que queme el bosque que pille por delante y que se apague por falta de combustible cuando todo haya ardido. Ya nadie cuenta en Blanqueries con poder recuperar el apoyo de Pajín y los nuevos adalides de la Teoría del Sureste. Máxime desde el abierto distanciamiento del eje Pajín-Tomás Gómez con la gente de Blanco en Ferraz.

Mientras tanto, el frente norte del incendio se recrudece. Colomer ha visto cómo su lista, que ha confeccionado con Valencia pero haciendo y deshaciendo a su antojo con el objetivo de reconstruir el PSPV de Castellón a su imagen y semejanza, se ha cuestionado desde Blanqueries para tratar de apaciguar a Puig, a quien le han dicho que vale, que lo meten a él aunque luego se vaya a ir al Congreso. Puig quiere más. Y Alarte duda, porque sabe que quizás ha llegado el momento de empezar a apagar fuegos. Recordemos, por lo demás, que esta es la semana en que empiezan las citaciones para acudir a juzgados a demostrar que Asunción es un submarino del PP pagado por Camps y el Banco de Valencia. Que se acumulen conflictos a dos meses de las elecciones quizás no sea lo mejor.

El caso es que Colomer, que es un profesional de esto, que sabe jugar sus cartas, que no suele soltar un hueso cuando lo pilla, ha publicado un artículo en Mediterráneo esta mañana que es muy parecido a un órdago. Se lo resumimos, aunque aquí lo pueden leer casi entero: he intentado hacer unas listas sin contar con las familias para construir la mejor alternativa posible al PP, sé que es difícil hacerlo e imposible contentar a todos, pero mi lista es la que es, y si desde Valencia me tocan un solo nombre me largo y que se busquen otro candidato.

Colomer, con el indudable peso que ha ganado durante estos años (una labor de oposición en la Diputación de Castellón visible, una gestión municipal que hace que el PSPV pueda aspirar incluso a repetir en Benicàssim, una visibilidad pública que le hizo ser muy votado, recordemos, en nuestra propia encuesta….), se puede permitir un órdago así dado el penoso estado de Alarte y de su estrategia de oposición. La cuestión central aquí es, ¿va en serio?

Pues según hemos podido constatar al menos en Blanqueries sí  se lo han tomado en serio. Muy en serio. Esta mañana nadie, con la que está cayendo, está haciendo caso a lo de Alicante. Y podemos confirmar que, en cambio, lo de Castellón centra todos los esfuerzos y se están tratando de reconstituir puentes. A estas horas cunde el pesimismo, porque quienes están encargados de negociar el tema andan convencidos de que Alarte y su lugarteniente Moreno se enfrentan a una amenaza más que creíble de Colomer: si le tocan la lista, dimite. Así que a lo largo de la semana en Blanqueries tienen que tomar una decisión. O Colomer o Puig. Así de sencillo.

Etiquetas Asesores, Blanquerías, candidaturas autonómicas, cotilleo para informados, diputados autonómicos PSPV, estrategia electoral PSPV, Jorge Alarte, Josep Moreno, Leire Pajín, lermismo, líos internos PSPV, Señor Calabuig, spin doctors