Diario de un aspirante a tertuliano

No se pongan nerviosos

Publicado en Política por David el 8 de diciembre, 2015

Pablo Iglesias: No se pongan nerviosos

Las campañas electorales se van edificando sobre las expectativas. Y el debate del lunes entre los cuatro partidos «decisivos» está contribuyendo en gran medida a modificar las expectativas para el 20 de diciembre. Para una parte muy importante del electorado, el duopolio de PP y PSOE se ha ampliado en estas elecciones al tetrapartidismo que han puesto en escena las cámaras de Atresmedia. Los partidos más minoritarios nunca han sido opción (para el sector del electorado al que me refiero) y esa es la razón del ninguneo que han sufrido IU y UPyD en el encuentro «decisivo» de la campaña. Con los cuatro platos sobre la mesa, el votante ha podido optar por el que más le apetece. Pero las reacciones sobre ganadores y perdedores del debate provienen, sobre todo, de militantes, convencidos, medios y tertulianos, y aún no he leído o escuchado a ningún indeciso (un 42% de votantes en noviembre según el CIS) que se haya decidido tras el debate decisivo.

Las expectativas son las causantes de ese porcentaje de ciudadanos que pueden saltar de un partido a otro en función del llamado «voto estratégico». No hay voto más fácil de atraer que el voto en negativo. Aquel voto que se emite por oposición a un partido que no queremos que gobierne. Cuando hay una opción de «voto útil» resulta extremadamente fácil hacer una campaña: vótenme a mí o gobiernan los otros. En este contexto, el PSOE está jugando en un terreno muy diferente al habitual. No es capaz de aglutinar voto útil contra el PP porque las expectativas de los partidos emergentes le quitan esa baza. Toda esta disquisición viene a concluir que tenemos a tres partidos (PSOE, Podemos, Ciudadanos) disputando el espacio del «cambio» político probablemente con igual suerte. Ninguno de los tres está aplastando a los demás ni tampoco han fallado en exceso. Las expectativas nos apuntan que podrían tener resultados parecidos y así lo dicen las encuestas. Lo que ocurra el día 20 puede ser diferente, pero esa es la gracia de la «fiesta de la democracia» y de las noches electorales en las que el «ganador» siempre es aquel que obtiene más votos de lo esperado.

El debate ha servido a Pablo Iglesias y a Albert Rivera para mostrar toda la artillería de su oferta electoral. En cambio, a Pedro Sánchez le ha bastado con no fallar. Es muy consciente, además, de que la marca del partido pesa mucho más que su liderazgo. Para bien y para mal. El papel de Soraya Sáenz de Santamaría no me atrevo a juzgarlo. Papelón. Sin embargo, difiero con algunos análisis respecto al lucimiento de los emergentes frente al hundimiento de los tradicionales. Sánchez no desaprovechó el debate para vender valores de su programa político que le diferencian de sus adversarios. Del mismo modo el PP tuvo la oportunidad de colocar su mensaje de gobierno responsable con bastante más eficacia que si lo hubiera hecho Mariano Rajoy. El bipartidismo ha muerto. Pero tuvo durante largos años un público fiel. Los clásicos mantienen a sus fans hasta después de muertos. Vender la piel del PSOE o del PP, antes de cazarlos, sigue siendo prematuro. Así que un consejo para todos: NO SE PONGAN NERVIOSOS.

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