Diario de un aspirante a tertuliano

22M se conjuga con el verbo pactar

Publicado en Política por David el 17 de marzo, 2015

El año electoral que se nos ha venido encima es una carrera de relevos con meta en La Moncloa. Así al menos lo viven los partidos que se juegan todo en las elecciones generales (aún sin fecha) y que van a pasar este domingo (con el adelanto electoral andaluz) la primera prueba de fuego ante los votantes de la comunidad más poblada. Las encuestas ya adelantan que Andalucía no va a dibujar un mapa de derrumbe del bipartidismo y auge del nuevo tetrapartidismo de forma tan clara como algunos medios están augurando para el conjunto del país. La entrada de Podemos y Ciudadanos en el Parlamento será una de las noticias más destacadas de la jornada. Pero ¿le quitará el sueño a la presumible vencedora Susana Díaz el equilibrio de partidos resultante? La noticia del domingo no será el propio resultado, salvo que éste suponga una sorpresa mayúscula, sino las posibilidades de pactos más o menos estables entre partidos. Las encuestas predicen una victoria socialista sin mayoría absoluta y con una oposición fragmentada. La gobernabilidad está en el aire.

Sin embargo, la carrera de fondo de las generales obliga a que, tras el 22M, los partidos no se pringuen en acuerdos que revelen una política de alianzas muy comprometida. El pacto entre PSOE y PP, PSOE y Podemos, PP y Ciudadanos, PSOE y Ciudadanos, Podemos e IU, PSOE e IU, o cualesquiera otra combinación, provocará el disgusto de una buena parte del electorado de cada partido. La pureza en el discurso obliga a permanecer ajenos a componendas para gobernar, para repartirse sillones o para transigir con los pecados del adversario. La guerra sin cuartel por el último voto solo hace posible el acercamiento al contrario para asestarle un golpe en la mandíbula, y no para mostrar que podemos acordar con él estrategias y programas.

A pesar de esta perspectiva de no pacto, que implica necesariamente dejar gobernar a la minoría mayoritaria, los resultados van a obligar a los partidos a entenderse. La capacidad para llegar a acuerdos podría ser vital para transmitir a los electores el mensaje de que han depositado un voto útil y no un voto testimonial. Estamos acostumbrados a leer los resultados electorales, y sacar conclusiones sobre ellos, con la contundencia de mayorías aplastantes que no van a abundar en este año electoral. El titular con tipografía de gran tamaño no sirve para explicar lo que pasará el domingo. La letra pequeña de los pactos, que deberán producirse, son los que servirán para entender lo que los ciudadanos votemos en estas elecciones y las que vendrán.