Un blog ‘old school’
Empieza septiembre, nuevo curso para muchas actividades y también para este blog. Trataremos de revivir viejos tiempos en la temporada que comienza. Por el momento, un post al estilo ‘old school’ de cuando bloguear empezó a ponerse de moda. Poco después la moda fue superada por nuevas modas: lo habitual. Una entrada en el blog con artículos recomendados: lecturas de agosto.
La «movilidad exterior», o cómo nos fuimos de España. Por Jorge Galindo. «La emigración es un juego de redes. Muchos se van porque su entorno se ha ido antes que ellos, y la mayoría se dirigen hacia donde tienen amigos, conocidos que les puedan facilitar el aterrizaje. Eso quiere decir que cuando los primeros empiezan a irse, los siguientes cada vez se atreven más y más. Y quienes se quedan en tierra no pueden evitar, creo, una cierta sensación de desazón. Quizás incluso desamparo. O más bien melancolía de lo que no será.»
La cuestión ideológica. Por Alberto Garzón Espinosa. Extracto del capítulo 1 del libro ‘La Tercera República’: «Si nos encontrásemos con un individuo que niega interesarse por la política, en cualquiera de sus acepciones, y que afirma que su único principio de actuación es el que dicta el sentido común, ¿cómo podríamos interpretar su pensamiento? Es decir, ¿en qué cree el que dice que no cree?»
El virus populista. Respuesta de Jesús M. Pérez a un artículo de Juan Torres López sobre el papel del ejército.
El Gobierno desteje todo lo que teje Europa en materia de desahucios: ¡es el oligopolio, estúpido! Artículo de Javier Burón Cuadrado en Agenda Pública.
Entrevista a Goran Bregovic en Jot Down: «La primera vez que escuché flamenco en directo fue como sexo salvaje». Por Jelena Arsić y Álvaro Corazón Rural. Hijo de una serbia y un croata, casado con una musulmana, la de Goran Bregovic (Sarajevo, 1950) es una de esas familias mixtas balcánicas que solo pueden identificarse con Yugoslavia. Él siempre insiste en que esa sigue siendo su nacionalidad, pero no desde una perspectiva política, sino como un sentimiento, un lugar emotivo. Eso que muchos de sus compatriotas recuerdan como «The good old times».