Los brotes verdes son para el verano
La economía española tiene la virtud de calentarse con las temperaturas veraniegas. Y todo porque la temporada alta turística es un activo irrenunciable para este país que lleva cuatro años oyendo hablar de brotes verdes. Pero en este tiempo lo único que no ha dejado de brotar ha sido la estadística del paro. Los observadores de la cosa económica han ido cambiando su discurso con la presteza de un malabarista que lo mismo lanza al aire predicciones, juicios de valor, mensajes interesados y lecturas de posos de café. A pesar de que el público ha adquirido en estos años ciertos conocimientos que le permiten detectar a leguas a los vendedores de burras, el gremio de los economistas sigue con el prestigio por los suelos. Predicciones que al principio parecían catastrofistas han resultado ser las más ajustadas al devenir de esta recesión, pero la gente no está dispuesta a creer ya nada en firme ni en una dirección ni en otra. Sobre todo cuando de nuevo se vuelven a escuchar a los predicadores de los brotes verdes y a un coro de sesudos analistas que encerrados en la estadística están dispuestos a firmar hasta la muerte de Manolete.
(La viñeta es de Rodera y fue publicada en 2009)