Hasta aquí llegó la marea azul
Resulta bastante fácil realizar, tras las elecciones del 22M, un análisis de lo ocurrido. La razón es que los breves titulares atribuidos a la derrota histórica del PSOE son elocuentes: hecatombe, debacle, batacazo, tsunami. Así que más bien nos ahorramos el análisis de los datos, pues los datos en sí ya lo dicen todo: resultados oficiales.
El retroceso en las urnas de los socialistas puede tener una sola cosa buena para la estrategia electoral del partido: al derrumbarse el voto en unas municipales y autonómicas, y con ello entregar prácticamente todo el poder territorial al PP, el componente de voto de castigo puede quedar agotado tras estas elecciones. Esto significaría que el abandono de al menos una parte de su electorado sea puntual y, aunque solo vuelva como reacción al tsunami «popular», el PSOE recupere terreno en las generales. Para ello, el nuevo candidato que salga de las primarias debe crear un clima de mejores expectativas, superando el desgaste sufrido por ZP. Lo tiene difícil, claro está: el valor de la marca electoral es ahora casi cero, las encuestas otorgarán pronto una ventaja aún más amplia a Rajoy. Pero el PSOE debe partir de la presunción de que 22M es lo más alto que puede llegar la «marea azul» del PP. Esto puede no ser cierto y la ola de 2012 resultar aún mayor. O no, que diría Rajoy. Y por tanto el PSOE estaría jugándose entregar, con su nueva derrota, una mayoría absoluta al PP o una mayoría simple, que no es poca diferencia.