Qué gran invento las primarias
Tras conocer la victoria de Tomás frente a Trini en las primarias madrileñas del PSOE, no voy a analizar todas las implicaciones que tendrá internamente y en las elecciones de mayo esta decisión. Porque aún queda mucha historia por escribirse y las disputas entre sectores de un mismo partido suelen ser una fuente inagotable de rumores y también de falsas apariencias de debilidad y fortaleza. Me quedo con una conclusión más simple que tiene que ver con el proceso en sí: las primarias son un instrumento netamente beneficioso para los partidos que las celebran. Que los electores tengan la última palabra reduce las peleas en la sombra por el poder dentro del partido, lo que lleva a que la proclamación de un candidato como Tomás Gómez sea doblemente positiva para los socialistas madrileños: se garantiza un respaldo interno al candidato y se le presenta en sociedad en el mejor contexto posible.
Que la derrota de Trinidad Jiménez haya de ser interpretada como una derrota de la dirección de Zapatero (frente al aparato del partido en Madrid representado por Gómez), no empaña el resultado para el PSOE. La división del partido queda aparcada, pues las elecciones primarias ya han dado voz a los militantes. El resultado de las autonómicas ya será otro cantar, y una nueva derrota socialista ante Esperanza Aguirre puede abrir de nuevo el melón de la división interna. Las primarias, a pesar de todo, cumplen con su cometido y otorgan al partido que las celebra un revulsivo democrático que debe espantar cualquier otro temor (como las consecuencias en términos de imagen del enfrentamiento) a la hora de promoverlas. Son un gran invento las primarias. A partir de ahora, veremos si además sirven para obrar el milagro de aumentar las expectativas electorales de los socialistas madrileños.