Tanto hijoputa y… tan pocos sillones
Un inoportuno micrófono abierto que capta la conversación privada de un personaje público es letal. Letal por la trascripción literal que se puede hacer, en palabras de Esperanza Aguirre, pero muy útil para conocer algún que otro entresijo de las batallas políticas que se libran tanto en la arena pública como en los despachos oficiales. La guerra interna del PP madrileño entre Gallardón y Aguirre tiene nuevo hito tras el consenso alcanzado en la renovación de cargos en Caja Madrid: el ‘hijoputa’ se ha quedado sin sillón. Lo ha dicho Espe en afable cháchara con el que fue su candidato para el cargo que finalmente ha logrado Rato en la entidad madrileña, Ignacio González: «Yo creo que nosotros hemos tenido la inmensa suerte de poderle dar un puesto a Izquierda Unida quitándoselo al hijoputa».
Otro día hablaremos de las consecuencias de la disputa política en Caja Madrid en la despolitización de las cajas y en el actual proceso de fusiones, pues ante todo cabe subrayar la importancia que parece darle Aguirre a que los ‘gallardonistas’ se hayan quedado fuera del consejo de la caja madrileña. El reparto de sillones es fundamental en este momento de reestructuración financiera, sobre todo en entidades que pueden liderar fusiones, como es el caso de Caja Madrid. Con todo, lo más divertido del episodio viene con el intento de explicación posterior por parte de Aguirre: «No me refería a Gallardón, sino a uno de los consejeros». Lo ha dicho quien así fue también llamada, la ‘hijoputa’, por alguien de la trama Gürtel a propósito de la batalla contra Blesa en Caja Madrid. Está claro que, en su contexto, no hay término más adecuado para referirse tanto a unos como a otros.
Por una Eurovisión Sostenible
Con los antecedentes que tiene RTVE en el actual auge de ‘freaks’ en Eurovisión, no resulta sorprendente que la televisión pública del país que preside la UE este semestre en lo político quiera enviar al festival de la canción una pieza representativa del espíritu europeo en lo musical. Es decir, una balada o canción ligera del montón que permita a España quedar en los últimos cuatro o cinco puestos. Pero no nos engañemos: el sacrificio en el orgullo musical de nuestro país tiene contrapartida, pues con ello se incentiva el europeísmo en lugares tan necesitados del mismo como Letonia, Ucrania o Azerbaiyán.
En la preparación de la ‘cumbre’ musical de este año a celebrar en Oslo, nuestra RTVE se ha encontrado con el obstáculo ‘freak’ habitual, en esta ocasión encarnado en una representante de lo que podíamos llamar desecho de tienta en su gremio, el de ‘periodistas’ del corazón. Pero tras pocos días de votación ‘popular’ a través de su web, y aplicando las propias bases del concurso, la canción promocionada por una televisión privada desde su programa estrella ha sido eliminada de la competición para representar a RTVE en Eurovisión. Está visto que Karmele no es un tsunami, si termina encallando en la primera barrera.
Es de esperar que, con el camino libre para elegir una canción representativa de lo que se espera de Eurovisión, Televisión Española promocione la cita de Oslo como la recuperación de la calidad en el festival. Pues al lado del engendro parido por el programa de Telecinco cualquier cancioncilla es una pieza de notables cualidades artísticas. Y mientras nos podemos ir preparando para el enésimo fracaso español en Eurovisión, la ‘cantante’ que se hace llamar ‘Pop Star Queen’ sigue vendiendo politonos y minutos de ‘share’, que es lo suyo.