Obama Superstar
No hay muchas dudas acerca de la victoria del demócrata Obama en las elecciones del martes en EEUU. Está casi todo el pescado vendido, como dice Guillermo en el blog de aquí al lado, y cualquier cosa que no sea ganarle claramente a la pareja McCain-Palin en «votos electorales» tendrá que ser interpretado como la manifestación de un electorado oculto que se ha movilizado contra el candidato negro que se lleva a las masas de calle. Ni el color de piel, ni su elitismo o inexperiencia, parece que vayan a arrebatarle a Obama la posibilidad de ganar en estados clave como Ohio o Florida. Lugares donde el partido republicano consiguió los votos decisivos en las dos elecciones ganadas por Bush.
Sin embargo, la pronosticada victoria de Obama no sé si justifica shows como el de hoy: un publirreportaje de media hora, contratado por la campaña demócrata para la emisión en el «prime time» de las principales cadenas de TV, como colofón al acercamiento del candidato al pueblo americano. Es una muestra de superioridad financiera, como se ha dicho, por la enorme brecha abierta entre los dos candidatos a la hora de recaudar fondos. No es cosa de mesarnos los cabellos por el enorme gasto publicitario que implica este tipo de campañas, puesto que si las donaciones le permiten comprar esa cuota de pantalla no hay por qué no hacerlo. Pero hay una objeción: ¿no tendrá suficiente este hombre con los discursos que soltará en los próximos cuatro años como para encima largarles a los americanos media hora de anuncio?
Krugman y el dedo en el ojo
A pesar de haber actuado como asesor de gobiernos, Paul Krugman no se amolda al papel de economista áulico, siempre junto a los que toman las decisiones. Sin duda prefiere ejercer la crítica desde el otro lado de la barrera, en la prensa, por ejemplo. Se ha convertido en el enemigo público nº 1 de la política económica de la era Bush. La concesión del Nobel de Economía, aparte de merecido por su aportación a la teoría económica del comercio, puede y debe interpretarse como que el jurado sueco le mete el dedo en el ojo a la camarilla republicana que, a pocas semanas de las decisivas elecciones presidenciales, está teniendo que capear el temporal de la crisis financiera incubada durante su mandato.
Krugman es quizás uno de los primeros Nobel que puede agradecer el premio y recibir felicitaciones en su propio blog. Su espacio en nytimes.com suele adelantar comentarios y opiniones que aparecen después en sus columnas en el papel. Hoy mismo, sin ir más lejos, se apresura a enfriar los ánimos excesivamente optimistas de quienes podrían ver en la recuperación bursátil la luz al final del túnel. Para no perder la costumbre, le mete el dedo en el ojo a los gobernantes que con anunciar gigantescos planes de rescate ya creen haber solucionado la crisis crediticia: «Let me point something out: while the stock market has been going gangbusters, we haven’t yet seen anything like a return to normality in credit markets.»
El efecto Palin
Aun a riesgo de parecer exagerado, no creo que haya habido antes un fenómeno electoral tan fugaz como el protagonizado por Sarah Palin durante esta (larga) campaña presidencial en EEUU. No sabemos cuál será finalmente el resultado, pero no hay duda de que el «efecto Palin», que trataron los medios de comunicación durante algunas semanas y que dio aire a la campaña republicana en las encuestas, está ya amortizado. La elección de la carismática, y al mismo tiempo inexperta, gobernadora de Alaska como candidata junto a McCain complementaba, en teoría, la apuesta del senador republicano. Sin embargo, uno de sus efectos ha sido evidenciar las carencias de la candidatura. Y como colofón, la evolución de la crisis financiera está decantando aún más las encuestas en favor de Obama.
El «efecto Palin» apenas ha quedado para aportar sal gruesa a una campaña que, sin duda, está siendo algo diferente a lo esperado: no se habla de Irak o de terrorismo, sino de la crisis. Palin acusa a Obama de ser amigo de los terroristas y casi parece que la frase haya salido de su imitadora en el show «Saturday Night Live». La actriz y guionista Tina Fey está triunfando en el papel de Palin durante sus comentadas entrevistas o durante el debate de vicepresidentes. Pero lo cierto es que no ha tenido que forzar en exceso el personaje: la realidad le está aportando los mejores guiones.