El ‘no’ irlandés
Es una suerte tener a mano escritos tan interesantes como el artículo que ha publicado hoy Jesús Gómez en La Insignia para recomendar en este blog cuando no hay tiempo para profundizar en asuntos de actualidad. Un certero análisis de la situación de la UE y un diagnóstico sobre la «parálisis» política que más ha de preocuparnos de entre las que se manifiestan en la Unión:
Es lógico que un sector de la izquierda europea se alegre del ‘no’ irlandés al Tratado de Lisboa; si alguien necesitaba salir de dudas sobre la deriva de la UE, las directivas de inmigración y jornada laboral le habrán aclarado las ideas. Pero de ahí a interpretar la postura irlandesa como una actitud ‘de progreso’ o siquiera acorde a un malestar vagamente crítico, como se está haciendo desde determinados partidos y tribunas, va un mundo. Porque se piense lo que se piense del Tratado, ese ‘no’ es propiedad de la derecha.
«El no irlandés», La Insignia (18-06-2008)
Digo yo que está muy bien alertar sobre el hecho de que identificar el no como una postura progresista es no tener criterio y tirar de brocha gorda, pero no estará de más decir que que identifcar el no como una postura derechista -cuando el acuerdo lo impulsan los señores Berlusconi, Sarkozy y Merkel- es tener exactamente la misma falta de criterio y tirar de la misma brocha gorda.
Que a mí ni me va ni me viene porque es como si me dicen que el no es machista, pero por comentarlo…
Un matiz: no se identifica «el no» en general como derechista, sino «ese no» como claramente vinculado a postulados derechistas.
Por otro lado, el acuerdo lo impulsan tantos dirigentes europeos de todo pelaje y condición que, ciertamente, es muy difícil de calificar (como en general suele ser muy difícil de etiquetar cualquier texto «constitucional»).
Un matiz: el no al que me refería exactamente en mi comentario es exactamente el no de los ciudadanos irlandeses que el artículo asocia al derechismo, tal y como mostró la encuesta de la Comisión.
La realidad es que tanto el sí, como el no, como el sí irlandés y como el no irlandés son exactamente igual de difíciles de calificar y que dirigentes europeos e irlandeses de todo pelaje y condición impulsan y se oponen a un tratado tan cochambroso que no es que no te dejen votar que no, sino que ni siquiera se atreven a dejar que el pueblo asista bovinamente.