De adversarios, enemigos y compañeros de partido
Dice Zapatero sobre la crisis del PP que pasan tantas cosas que cualquier análisis corre el riesgo de quedar invalidado al día siguiente. No está mal visto, aunque también es cierto que las diferentes escaramuzas que podemos presenciar en la arena de los medios de comunicación empiezan a tener elementos en común. Por ejemplo, el apuñalamiento de Rajoy a manos de María San Gil se parece bastante a la oposición interna que le ha crecido al líder del PP en la Comunidad de Madrid. Al final, todo consiste en crearle a Mariano una colección de sambenitos que permitan, en su debido momento, la defenestración de la dirección «marianista» y su sustitución por un cartel electoral afín a la influencia que los popes mediáticos de la derecha vienen ejercitando desde la misma noche electoral del 9-M.
El centro de la última polémica se ha situado en la ponencia política que se presentará en el congreso del partido y las dos versiones existentes de la misma. Oficialmente, el PP dice haberse acogido a la filosofía de María San Gil a este respecto, pero sigue en el aire el cambio de posición que supuestamente motivó el portazo de la lideresa vasca. La clave: el acercamiento al nacionalismo conservador en aquellas comunidades donde el PP tiene verdaderas dificultades para crecer electoralmente. Ya sabemos hacia dónde irá la crítica cada vez que Rajoy tienda hacia esa posición contraria a lo propugnado por el aznarismo y el losantismo: Rajoy lleva al PP hacia la «complicidad» con la «dictadura nacionalista» y con el «cambio de régimen» constitucional de los socialistas. En definitiva, Mariano como enemigo público número uno. Parafraseando al viejo de aquel anuncio del todoterreno: ¿y Aznar qué opina de esto?
Y una vez defenestrado Rajoy, ¿qué van a hacer?
Quizá María San Gil haya hecho el papel de «tonto útil» al servicio de Mayor Oreja, pero si éste tiene sus ambiciones (que seguro que las tiene), también querrá un bastón de mando que en su día le negó Aznar. Para mi, D. Jaime, que en las elecciones ha cosechado fracaso tras fracaso, tiene también derecho a fracasar en su intento para alcanzar La Moncloa.
Luego, está doña Espe. Los aliados de hoy serán los rivales de mañana cuando se trate de luchar por el poder. Se dice que fuera de Madrid lo tiene crudo. Ante la división del sector «duro», incluso Gallardón puede tener su oportunidad.
Pase lo que pase, Rajoy ha llegado al convencimiento que, si desea que su partido vuelva al poder, deberá alcanzar algún tipo de acuerdo con fuerzas nacionalistas de derechas. El aislamiento impuesto por el sector cavernícola le ha pasado factura. Y no me cabe duda que Esperanza Aguirre, que cuando conviene no es tan liberal como dicen por la COPE, lo verá de un modo similar, por lo que el enfrentamiento entre facciones está servido aún sin Rajoy.
Lo curioso es el discurso de la COPE. Federico rechazaba a algunos de los partidarios de Rajoy (Feijoo, Arenas) por haber fracasado. En cambio, apuesta por Mayor o María San Gil, personajes bajo cuyo mando el PP vasco no es precisamente que haya prosperado demasiado.
Es que estáis confundiendo ganar con tener una idea.
En este caso Federico ha sido claro, no apuesta por gente que triunfe electoralmente si no por gente que tiene unas ideas afines a las suyas.
Federico no ha dejado de apoyar a Rajoy porque perdiera las elecciones, si no por el rumbo que ha tomado estos últimos meses.
Creo que es más honesto eso que estar lamiendo el culo a alguien mientras gane para luego defenestrarlo si pierde.
Creía que las ideas no tenían que ver con ganar o perder. Si para ganar tienes que perder tus ideas, hazte de izquierdas, que ellos saben mucho de eso.
Creo personalmente, que es mucho más importante mantenerte firme en tus ideas si crees que son correctas a tener unas ideas u otras según te convengan. A la larga, la gente se da cuenta de eso y ve a que juega el político.
A mí me parece menos impresentable la achicoria democrática que suponen las yoyas del PP que el espectáculo búlgaro que prepara el partido del gobierno, con lapidación del escaso poder de la militancia incluido.
Danniel,
Pocas horas después de la derrota electoral, Federico y cía. ya estaban pidiendo la dimisión de Rajoy. Aún no había tenido tiempo para plantear ningún cambio de rumbo en el partido. Tres días antes, D. Mariano era «el mejor». Si eso no es oportunismo, que baje Escrivá y lo vea.