No cuesta nada decir Feliz Navidad
Desear unas felices fiestas es gratis, no tiene costes para el que utiliza esa fórmula de cortesía cuando llegan las últimas semanas del año. Pero entonces, ¿qué valor debe otorgársele a esa frase que se vuelve omnipresente? Decir «Feliz Navidad» no cuesta nada, casi lo mismo que enviar felicitaciones electrónicas vía e-mail o móvil. Hay cosas gratis de incalculable valor, sin las que no podríamos vivir; otras, en cambio, no tienen ningún valor precisamente porque no cuesta nada producirlas. Los buenos deseos son una convención social que cotiza en un mercado de comportamiento cíclico: cada cierto tiempo, la saturación hace caer el valor. Momento que coincide exactamente con ése en el que la felicitación a los seres queridos es igual que la felicitación obligada por la hipocresía social.
Lo explica mejor que yo Mauro Entrialgo en esta viñeta:
mmmm….
Feliz Navidad ….
…. ma***tos demonios blancos!!!