De la cumbre a la calle
Tras la reacción visceral que siguió a los acontecimientos de la pasada cumbre iberoamericana, con el borbónico gesto hacia la demagogia de Chávez en el centro de la noticia, toca hacer reflexiones más pausadas sobre el papel que debe jugar nuestra política exterior al otro lado del charco. A esa tarea se ha puesto Íñigo Sáenz de Ugarte en este interesante artículo:
Dicen que las relaciones entre Chávez y Lula son complicadas. A fin de cuentas, ambos compiten con estilos muy distintos por el liderazgo de la izquierda latinoamericana. Pero no consta en ningún lado que el presidente brasileño haya mandado callar a Chávez ni que lo considere un personaje paranoico y peligroso al que sólo se puede tratar a golpe de amenazas. Ése es el tratamiento que recibe el mandatario venezolano en la prensa norteamericana y española en los últimos tiempos, y bien que le gusta eso a Chávez, que así puede presentarse ante sus votantes como alguien cuya importancia trasciende las fronteras del país. Evidentemente, el presidente Lula sabe algo que nosotros desconocemos en España. Hugo Chávez adapta al juego político algunas de las enseñanzas de las artes marciales, sobre todo aquella que recomienda utilizar la fuerza que aplica el adversario para derribarle. Cuanta más presión recibe, más a gusto se siente. Ha labrado toda su carrera política en la idea de que su figura resulta indispensable para hacer frente a los enemigos del pueblo. Gracias al petróleo y a la mala salud de Fidel Castro, ha alcanzado un estatus de símbolo al que no va a renunciar.
Evidentemente, Sáenz se despista con Latinoamerica. Lula ya calló a Chávez más de una vez, pero a la brasileira, que es buen rollito a la cara y patada sin contemplaciones. La última vez amenazó con estrangularlo metafóricamente mediante el sutil proceder de estrangular -y esto fue literal- la economía de su principal subalterno en la zona, Morales.
Y lo que «sabe» Lula puede saberlo cualquiera que lea prensa brasilera. Lula no puso la bunda por el venezolano, sino por él mismo y en plena tangana por la posibiidad de que salte con el «donde dije digo» y se presente a un tercer mandato. La oposición brasileña, claro, lo comparó con Chávez. Lula, claro, se fue por Pernambuco y se apuntó un poco más al ruido de la Cumbre… hace un par de días, la oposición estaba por la labor de presentar una moción en el parlamento en defensa del rey ;-D
Beijos,
Janixe