ZP, ministro de Fomento
La visita de Zapatero a las obras del AVE en Barcelona, después de una semana en la que se han evidenciado despropósitos técnicos y organizativos en la obra en cuestión, sirve para mostrar una preocupación especial por los perjuicios que estos errores causan a los ciudadanos. Se acercan las elecciones, y no puede descuidarse la imagen de un gobierno dispuesto a hacer autocrítica cuando haga falta, como tantas veces ha expresado la vicepresidenta. Pero los errores políticos de este desaguisado se concentran en un personaje poco dado a la autocrítica. Los dardos de los demás partidos van a parar a Magdalena Álvarez, cuya imagen está definitivamente por los suelos tras las incidencias de la obra del AVE.
Sin embargo, el presidente no está por la labor de cesar a la ministra de Fomento. Técnicamente, se podría decir que hemos pasado la línea roja que marca el inicio de la precampaña: desde este momento, cualquier cambio de ministros está desaconsejado, por severas que puedan ser las críticas que tenga que asumir el afectado por una crisis como la que comentamos. En este sentido, la iniciativa de Zapatero encaja perfectamente en el ánalisis que hace Luis Solana en su blog: acudir a pie de obra a asumir la responsabilidad y dar las explicaciones oportunas en el Parlamento implica el «cese» de Magdalena Álvarez en sus funciones. No será oficial, pero a partir de ahora es el presidente el que ejerce de ministro de Fomento, quien se quiere llevar la gloria de las inauguraciones y sabe que para ello tendrá que tragar con las críticas a la gestión del departamento de Álvarez.
Esta mañana me he tirado una horita y media para ir en taxi del aeropuerto a la torre mapfre, y encima la culpa es de los políticos malos (de los buenos no). La verdad es que el nivel de catetez de los caralanes está alcanzando cotas sublimes. Pues nada, la culpa es del estado opresor, primero aznariano y ahora zetaperiano. Ellos, los catalanes, los mejores. Hasta el pan con tomate y jamón de Jabugo es el mejor palto catalán. Son como niños.
Afortunadamente el ciclo se acaba y las cosas volverán a la normaliidad en Cataluña en menos de dos años.
Los políticos se entretienen muchísimo jugando al estratego mediático. Si dedicaran ese tiempo en hacer política real descubrirían que su oficio podría resultar hasta interesante.
El lobby andaluz es el segundo poder regional más importante de España, después del madrileño.