…Y perdimos como siempre
No estoy muy seguro de que se pueda añadir al dicho el «jugamos como nunca», pero no cabe duda de que la selección se ha quedado en lo de siempre: el fatal destino que le impide superar una eliminatoria cuando se enfrenta a uno de los «grandes». Dicen que fue bonita la ilusión que ha despertado el juego de este equipo, pero lo cierto es que ese estado ilusionante de apoyo a la selección es el habitual cuando se logra salir de la depresión post-Mundial que sufre España cada cuatro años. Un ciclo inexorable que esta vez ha terminado en octavos.
El olvido de Guinea
Son pocas las referencias en la actualidad de España a lo que ocurre en Guinea Ecuatorial. El silencio sirve para no recordar un pasaje de nuestra historia contemporánea que José Eburi Palé se ha empeñado en recuperar en las Cartas desde el exilio guineano que publica desde hace unas semanas el Libro de Notas. La segunda de estas cartas da cuenta de una historia que avergonzaría a las actuales generaciones de españoles, si no fuera porque muchos desconocen que hace medio siglo una parte de España vivía y sobrevivía en el corazón de África:
«Las compañías encontraron el petróleo, anotaron el lugar exacto de las perforaciones, las sellaron y abandonaron Guinea cuando estuvieron seguras de todo. Curiosamente, a partir de ese momento la ONU comienza a presionar a España para agilizar la independencia de Guinea, que hasta entonces era algo previsto pero a más largo plazo y progresivamente.
Los sexagenarios inexpertos en política exterior que entonces regían los destinos de España, acordaron con los EEUU el cambalache de unos inmensos yacimientos de crudo y el destino de medio millón de almas españolas, negras y blancas, abocadas a un terror anunciado; a cambio de un pupitre en la ONU y una delirante quimera sobre la devolución de Gibraltar. Renunciaron a la hipotética explotación del petróleo de Guinea española y a un futuro espectacular para España misma y para la futura nación Guineana a medio plazo. En un lustro España abandonó Guinea y el Sahara españoles, a cambio de una paranoia obsesiva sobre Gibraltar, renunciando prematuramente a unos territorios, ganándose el rencor de sus pobladores que se sintieron traicionados y perdiendo peso específico en el mundo. Guinea se la adjudicaron los EEUU a su estilo; el Sahara, también a su estilo, se lo anexiona de facto una dictadura de la peor clase, la marroquí.»
El petróleo que fue español: EEUU y nuestra huida de Guinea.
Fin de ciclo
Al final echaremos de menos las maragalladas, no me digan que no. Se va por la puerta grande, tras el referéndum, a pesar de que la legislatura que va a concluir se asemeja a un breve paréntesis con un balance muy desigual: «El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, ha anunciado en una declaración institucional su decisión de no optar a la reelección de la presidencia de la Generalitat. Ha asegurado que se va habiendo cumplido sus compromisos y sus objetivos «como persona, como político y como Gobierno». También ha dado las gracias a los ciudadanos que «tanto le han ayudado» estos años y ha asegurado que «es el momento de dar el testigo a nuevos equipos, personas y liderazgos». Maragall ha confirmado además que «a finales de agosto» disolverá el Parlamento y convocará elecciones, lo que abre la puerta a que los comicios se celebren en octubre.»
Colección «Grandes Momentos del Tripartito»
No le den más vueltas: gana CiU
A pocas horas de que termine el referéndum en Cataluña sobre el Estatut, se puede intuir que el resultado supondrá un punto y seguido en la política catalana y que el culebrón de la legislatura no quedará del todo finiquitado. El trámite del Estatut se dará por concluido, la vida seguirá igual y a muchos tertulianos se les habrá agotado un filón, pero la inminencia de una nueva convocatoria de elecciones catalanas hace prever que el tono seguirá elevado entre los partidos del ‘sí’ y del ‘no’. Probablemente el resultado dé lugar a interpretaciones de todo tipo: todos habrán ganado si nos fijamos en la cifra de votos positivos o negativos, o en la cifra de participación, según el caso. Siempre hay algún dato, algún porcentaje, dispuesto para socorrer la interpretación más descabellada.
Lo que está claro es que, si la aprobación popular se produce de forma contundente, el triunfador será CiU. Colateralmente, se sentirán aliviados los socialistas catalanes, el PSOE, los maragallistas, y en general todos los que han defendido el Estatut con muy poco entusiasmo, más bien como una medida para castigar al PP. Los de Esquerra ya tienen bastante con lidiar con sus incoherencias y con las brechas abiertas entre las bases y el partido. No se espera, por otra parte, que el PP pueda salir muy fortalecido de un referéndum que los coloca en un espacio marginal, aunque habrá que analizar con detenimiento el porcentaje del ‘no’. El triunfador será el catalanismo pactista de CiU, apoyado en esta ocasión por ZP en su acuerdo moclovita con Mas.
Andrés Montes, un incomprendido
Dicen que es el mayor espectáculo del mundo: su trofeo es más preciado que un sillón en el Consejo de Seguridad de la ONU y disponer de armas nucleares. El Mundial de fútbol retiene la atención del planeta sobre las selecciones de todos las países que participan en un juego en el que, como asegura el dicho, siempre gana Alemania. Últimamente las papeletas para ganar la copa de la FIFA las tiene todas Brasil, pero la emoción televisada de este espectáculo global de explosión nacionalista no disminuye por la previsibilidad de los resultados. Para amenizar las interminables horas de retransmisiones, La Sexta ha parido al mundo catódico de masas un fenómeno llamado Andrés Montes. Un incomprendido al que atacan sin piedad los críticos de TV, pero que hace digeribles los partidos para miles de espectadores que siguen el Mundial sin que les guste el fútbol. Montes ha descubierto la piedra filosofal del comentarista deportivo, y traslada a las retransmisiones el cachondeo y la verborrea de una conversación cervecera con partido en la tele, para disgusto de los puristas que prefieren a un comentarista tipo hilo musical. El antagonista de José Ángel de la Casa ha tomado el micrófono. Escúchenlo y después opinen.