La retrohistoria
Imprescindible artículo de Fernando Fernán-Gómez hoy en la ‘tercera’ de Abc. Cito algunos párrafos a pesar de que merece la pena leerlo entero, como todos los suyos.
Poco importa al hombre conocer lo que ha sucedido o lo que está sucediendo, para bien o para mal, si desconoce el porqué del suceso, su causa. Al no conocerse las causas de los acontecimientos la historia pierde lo que puede tener para el ser humano de enseñanza provechosa y quedarse en mero entretenimiento.
Esta causa siempre necesariamente fue anterior al acontecimiento. El investigador histórico debe, por consiguiente, retroceder en el tiempo en vez de avanzar o de quedarse quieto o de saltarse varios siglos de un golpe o de embarcarse con Herbert George Wells en viajes al futuro. Pero he aquí que la causa suele ser al mismo tiempo un acontecimiento y, por lo tanto, el investigador histórico, si es consciente y riguroso, deberá investigar también la causa de este acontecimiento, retrocediendo, por lo tanto, en el tiempo histórico; y al proceder así sucesivamente se hallará inmerso en plena retrohistoria. Y para ello habrá utilizado un cambio radical de perspectiva.
Aquí, en España, entre un grupo de exigentes, escrupulosos, historiadores ya ha prendido esta tendencia retrohistoricista. Al partir de la investigación retrohistórica del presente español hallan que tiene su causa en nuestra guerra civil, y que ésta no se inició en la fecha que hasta ahora todos los historiadores daban por válida, julio de 1936, sino que tuvo su causa, y no solamente su causa sino también su inicio, en la revolución obrera de Asturias de 1934. Como es sabido, para sofocar el brote revolucionario se trajeron apresuradamente de Marruecos fuerzas de la Legión que operaron según las directrices marcadas por el general Franco. Para los historiadores adictos a la retrohistoria había estallado la guerra civil sin esperar al 18 de julio de 1936.
Aquel fue el acontecimiento. ¿Cuál fue la causa del acontecimiento?
Ahora, sumergidos ya en plena retrohistoria, los retrohistoriadores de esta tendencia retrohistoricista deben cuanto antes poner manos a la obra de investigar cuál fue la causa -o cuáles fueron las causas- de aquella revolución obrera de 1934, pues si investigan con la aplicación y la honradez obligadas en su magisterio, hallarán en esa causa o causas el origen no sólo de la guerra civil sino de todos los hechos históricos que, para bien o para mal, han acontecido después.
«La retrohistoria» (ABC, 29-10-05)
Pues sinceramente no entiendo nada del artículo. No entiendo bien las definiciones de historia y retrohistoria. No entiendo en qué se diferencian, vamos.
Ahora bien, se pueden considerar historiadores aquellos que aseguran que la GC empezó en 1934? Moa y Vidal son acusados precisamente de no ser rigurosos en sus métodos historicistas.
No serà que por retrohistoria FFG entiende la historia virtual basada en contrafactuales?
Si es así qué conyo tiene que ver eso con repetir la propaganda franquista y «venderla» como estudio histórico?
Qué tiene que ver el chiste de los pobres con la retrohistoria?
Esto de leer no es tan malo, de verdad.
Lo digo porque está por ser la primera vez que alguno de los críticos roce los argumentos de Pío Moa.
Sé perfectamente que no es en absoluto necesario conocerlas para destruirle. Se conoce (mal) las conclusiones, se atacan el hombre y las conclusiones y con eso basta.
Todo ello con el argumento, tan científico, de «como todo el mundo sabe…».
Lo que hay que hacer en estos casos es leer lo que FFG dice, y no lo que escribe.
Se enuncia una nueva teoria, basada en un postulado inapelable. Fernan-Gomez se limita a apuntar que además de inapelable, es irrealizable y por tanto si se admite a tramite, hemos de aceptar la mentira que viene con él. El mundo debe defender la moralidad de los que ganaron, porque la de los que perdieron está a buen recaudo.
Pero, qué demonios? La culpa de todo la tiene Yoko Ono.
Un saludo,
Con lo de la retrohistoria FFG interpreta, si no me equivoco, una moda que busca explicar con sus definitivas causas cada acontecimiento histórico, en vez de limitarse a narrar los hechos. Ello implica que si se acepta, por ejemplo, que el 34 es el primer estadio de lo que estalló en el 36, habría que buscar la causa de la causa para encontrar la raiz profunda de la guerra civil.
Y verdaderamente lo que ocurre es que los retrohistoriadores famosos se quedan a medias en su método y no van más allá de la formulación revisionista de la propaganda del franquismo que conocemos. Una retrohistoria a la medida de intereses nada científicos ni relacionados con la investigación histórica.
¿Qué haría Moa sin su club de fans, liderado – no podría ser de otra forma – por Pateras&Modosito aka «Los Rodríguez»? Del Instituto Juan de Mariana.
Ay Señor…
P.S.: David tiene más razón que un santo. Compárense, a modo de ejercicio masoquista, los enjundiosos tochos de don Joaquín Arrarás con la bazofia de Moa. Hallarán, si sobreviven, sorprendentes coincidencias.
David,
La historia es la reconstrucción del pasado basada en hechos veraces. Pero la reconstrucción no es nunca automática. Es una labor activa del historiador. Y dado que la realidad humana es compleja, su reconstrucción solo se puede hacer desde una concepción; es decir, desde una idea.
Yendo a lo concreto. Desde Hugh Thomas en adelante es claro que II República y Guerra Civil son inextricables. Su estudio ha de hacerse conjunto y no se puede comprender el 17 de julio de 1936 sin estudiar, al menos, desde el 14 de abril del 31.
Siempre se ha estudiado la(s) causa(s) de la Guerra Civil. Es cierto, y no lo voy a negar, que se han ofrecido explicaciones de lo más pedestre, como que fue la ocurrencia de cuatro generales (inciso: no sé porqué se identifica a los generales con el bando nacional, cuando la mayoría se decantó por el republicano). Pero desde esta y otras explicaciones estúpidas hasta otras más elaboradas y pensadas, la discusión sobre «las causas de la GC» no la ha habierto Moa. De haberlo hecho se habría convertido en el mayor historiador español en muchas décadas, lo cual es absurdo. No es más que un historiador más que da una nueva respuesta a un viejo problema.
Su respuesta es la visión de la II República, pero vista desde la izquierda. Muchas veces, a partir de esa ignorancia buscada y valiente, se identifica a Moa con Arrarás y de la Cierva, cuando la realidad es muy otra. La versión de Moa no es la de la derecha, sino la de la izquierda. Quien lo ha leído lo sabe.
Y es que, lo que hace Moa que no se había hecho antes, es sencillamente acudir a las fuentes de la izquierda y contar lo que ellas decían entonces. Decían que «para que haya un gobierno de derechas no queremos la república». El PSOE quería, en 1934, literalmente, una «guerra civil». Y la buscaba para destruir la «república burguesa» e imponer la «dictadura del proletariado». Araquistaín reconoce que en su partido sabían perfectamente que la CEDA no tenía un carácter fascista, pero que fingen pensar así para justificar el golpe de Estado del 34. Todo ello documento tras documento. Los datos preteridos por otros historiadores, los documentos olvidados o despreciados, los que provienen de la Fundación Pablo Iglesias, son llevados a la encuadernación de un libro por Moa.
«La versión de Moa no es la de la derecha, sino la de la izquierda. Quien lo ha leído lo sabe.»
Y una polla. (Como una olla.)
Desde la izquierda, claro:
«Pío Moa, franquista sin complejos
“Pío Moa constata que Franco es “uno de los personajes más odiados del siglo XX”. Él, sin embargo, destaca algunos aspectos positivos que no duda en calificar de hazañas. Éstos son: haber derrotado a la revolución en tres ocasiones, haber librado a España de la guerra mundial y dejar un país próspero y políticamente moderado. Ante esos aspectos, quedan muy en segundo término “los defectos y fechorías achacables a su régimen”. Franco, concluye Pío Moa, es “el personaje político de mayor envergadura en la historia de España de los dos últimos siglos” y tiene sobradas razones “para recibir la gratitud y el reconocimiento de la mayoría de los españoles”.
(…)
Pío Moa desmiente algunas actitudes que se han achacado a Franco a propósito del modo en que condujo la Guerra Civil. Califica su actuación en ella de brillante y excelente, y sostiene que no trató de alargar innecesariamente la contienda, ni por crueldad ni por afianzar su poder dentro del ejército, móviles que se le suelen atribuir; aunque practicó un conservadurismo quizá excesivo. Con todo, su ejército resultó más móvil, adaptable y capaz de rehacerse con rapidez que el republicano.
(…)
Uno de los principales argumentos a favor de Franco es el desarrollo económico experimentado por España en los años 60. Pero incluso antes, Pío Moa considera que se dio un crecimiento económico mayor del que, normalmente, se reconoce.
En cuanto a la cultura, el autor rechaza la versión del páramo cultural en que se habría convertido España durante el franquismo.
El cargo principal hecho al régimen de Franco es su carácter dictatorial. Pío Moa cree que incluso ese cargo debe relativizarse, toda vez que “la realidad demostró que no había alternativa a él, tanto porque, tras la experiencia republicana, muy poca gente añoraba un sistema de partidos como porque quienes invocaban las libertades contra Franco eran en realidad mucho más totalitarios que él”.» ( de escolar.net)
Y, por supuesto, Franco era de izquierdas.
A otro perro con ese hueso, Rodriguez; quedan claras la categoría moral y enjundia intelectual de su historiador a martillazos, y de paso las de usted y su pandilla de macacos amaestrados de liberalismo.org
Uff, la Guerra Civil española, una y otra vez. Y después vendemos la Santa Transición como un acontecimiento histórico encomiable y envidiable. Y es una transición que no termina nunca, joder.
José Carlos, que lo de Moa sea algo «novedoso» y a la vez consista en la versión de la izquierda no puede ser. Si algo hay conocido por todos sobre la guerra civil son las versiones de ambos bandos. No se esperaría, además, tal cosa de un retrohistoriador en el caso de que sigamos la idea que esboza Fernán-Gómez. El método de Moa es, incluso sin necesidad de leerlo, aquel que le permite llegar a las conclusiones más efectivas para sus intereses propagandísticos.
Aquellos que hazan visto «El hundimiento», sabràn que se presentaba a Hitler como una persona tierna y cariñosa. ¿Recuerdan la escena dentro del Bùnker donde la secretaria pregunta a Eva Braun còmo podìa ser Adolf Hitler una persona tan amable y cariñosa y al mismo tiempo hacer cosas tan horribles?
No por ello ha sido esta película un escándalo, al menos en Alemania, sino todo lo contrario, levantó los aplausos de toda la crítica y estamentos oficiales de cualquier color.
Lo único cierto es que en Alemania, país en el que resido desde hace ya casi cuatro años, uno puede ver día tras día, en cualquier canal de televisión, indiferentemente de su color político, cientos de reportages de antes, durante y después de la guerra. Y lo curioso es que no son en contra de Adolf Hitler o de las Juventudes Hitlerianas o Comunistas que luchaban codo a codo por el poder allá por 1933, por ejemplo, o de los hechos de la Segunda Guerra Mundial…
…y claro está que tampoco lo son a favor. Simplemente dan datos, fechas y cifras auténticas,verificadas, que es de con lo que, al final, sobrevive la historia y los historiadores. (Y por ende una sociedad)
En España nunca ha habido ni hay documentales en los que se den los datos, cifras y fechas correctos y reales, por medio de los cuales salga a la luz la verdad entera, confirmando históricamente a unos y a otros, y negando lo que haya que negar. (Por lo que ví a comienzos de Octubre durante una breve estancia en España, hay una serie propagandística -que no histórica- en la Primera)
Hay unos hechos claros e históricos que hay que reconocer: Los socialistas, a imagen y semejanza de la antigua Unión de Repúblicas Soviéticas, tan en boga por aquellos años, querían imponer la dictadura del proletariado (Los republicanos recibieron ayuda militar de Stalin -ni más ni menos Santo que Hitler-, (Lo de la Ezquerra lo dejamos para otra vez) Y Franco, al ganar la Guerra Civil impuso su dictadura, fascista. Con los socialistas hubiera habido dictadura igualmente, aunque se llamase del proletariado (miren a Rusia para ver sus resultados)
Si Estados Unidos respaldó a Franco manteniéndolo en el poder (Esto daría también para largo) fue, entre otras razones, para parar la instauración en España de un régimen semejante el Soviético, liderado, en este caso, por los socialistas de España.
Un asesino es un asesino, independientemente del color de su bandera, algo que en España olvidamos demasiado rápido.
Hay asesinos en masa que reciben premios Honoris Causa por universidades Españolas, y políticos en el parlamento español que viven en añoranza franquista contínua, cuya política, cada vez que tienen la oportunidad, es abiertamente fascista, aunque por suerte no lo han echo muy a menudo.
El problema de España es que no miramos lo que hacemos sino lo que hacen los demas.
Y no por repetirlo es menos falso: Con la Guerra Civil no ganó nadie.
Sólo pido que cada uno mire lo que hicieron sus «partidarios» antes, durante y después de la guerra, y verá que no se diferencia mucho respecto a lo que hicieron los «otros».
Vale.Un saludo,
Frnd