La frontera trágica
Los asaltos masivos en la valla que separa Melilla de Marruecos, que han aumentado considerablemente a lo largo de este año, y las muertes de inmigrantes que intentaban saltar la valla de Ceuta elevan a prioridad el drama cotidiano del control de la inmigración. Las fronteras protagonizan desde hace años el imposible deseo gubernamental de blindar la línea de separación entre los dos mundos. Igual de trágica es la vía de las pateras, pero ahora es la valla del perímetro fronterizo de las ciudades españolas en el norte de África la que ha llegado a los titulares periodísticos. Los asaltos reclaman medidas que palien esta situación. Las decisiones políticas inmediatas, sin embargo, no pueden hacer frente a un problema que tiene como raiz la desesperación por alcanzar el territorio europeo. No se puede optar por salidas fáciles, pues lo que ocurre en Melilla y Ceuta no es tampoco responsabilidad exclusivamente española. Y tampoco se puede perder de vista el origen de esta marea humana que se va dejando vidas en el camino, porque el único «efecto llamada» que existe es el equivalente al «efecto huida» de la miseria, el hambre y la desesperación de sus países de origen.
El Superagente 86
Carlos Colón: «El superagente 86 –creado por Mel Brooks y Buck Henry para la NBC– llegó a nuestros televisores en blanco y negro en 1965 con la voz de un genio mexicano del doblaje que se llamaba Jorge Arvizu –El Tata– que fue también la voz de los dibujos de Hanna Barbera Pedro Picapiedra, Don Gato, El Oso Yogui, Tiro Loco– y de todos los personajes animados de la Warner –Bugs Bunny, El Pato Lucas, Porky, el gavilán pollero–. En aquellos tiempos las series americanas tenían un maravilloso doblaje latino hecho en México o Puerto Rico que llamaba «cajuela» al maletero, «occiso» al muerto o ponía acento mariachi a la prehistoria cuando Pedro Picapiedra le decía a Pablo Mármol: «¡Ya cállate, enano!». Un trozo, otro más, de ese mundo nuestro se murió en Los Ángeles en la madrugada del domingo pasado. Hojas muertas.» «La canción que todos tuvimos».
También, «El Don ha muerto», de Rafael Marín en Crisei, y «El viejo truco de Maxwell Smart», de Iñigo Sáenz de Ugarte en Al Abordaje.
Repercusiones del macrojuicio español del 11-S
La sentencia del primer juicio contra integrantes de una célula de Al-Qaida en España ha sorprendido por el abismo que separa la condena final a sus principales responsables y la petición del fiscal. La máxima pena impuesta por la Audiencia Nacional es de 27 años de cárcel para ‘Abu Dahdah’, líder de la célula que se desarticuló en 2001 tras el 11-S. Es la primera sentencia contra colaboradores o participantes en los atentados de Nueva York y Washington. Javier Monjas da un repaso en Nuevo Digital a la desigual repercusión que ha tenido la noticia en todo el mundo. «Sentencia 11-S en Madrid: Indiferencia en USA, zapatófono en Londres y golpe a los neocons (más el martirio del periodista)»: «A diferencia de la efervescencia europea –e incluso argelina- en torno al combate contra el islamismo terrorista, en Estados Unidos la primera sentencia contra acusados por el 11-S es acogida con frialdad en los grandes medios estadounidenses de referencia, mucho más centrados en las noticias que llegan de Irak o del Próximo Oriente.»
Gana Alonso y triunfa la Alonsomanía
Se ha proclamado Fernando Alonso campeón del mundo en Brasil, y con ello toca techo la Alonsomanía. Este fenómeno acompaña los triunfos del asturiano desde hace aproximadamente dos años, en lo que ha sido un apoyo constante a la progresión del piloto hasta verlo convertido en líder del mundial de automovilismo. La victoria de Alonso consolida la afición que se ha creado, sobre todo en este último año, alrededor de la Fórmula 1 en España. Pero la Alonsomanía es un fenómeno complejo que trasciende al éxito del piloto y su equipo: millones de personas que nunca habían visto una carrera no se han despegado del televisor, todo el mundo ha aprendido a utilizar la jerga de la Fórmula 1 y aficionados de todas las edades se han familiarizado con los nombres de los pilotos y las escuderías. Un país que no dedicaba los domingos a otro deporte que no fuera el fútbol se ha acostumbrado a ver carreras, y con ello se ha generado alrededor de la Alonsomanía la masa crítica de seguidores que necesita cualquier campeón del mundo. El negocio de la Fórmula 1 encontró un nuevo mercado con la aparición del joven piloto. El español ha demostrado ser el mejor de la generación que toma el relevo de Schumi. Le hacemos los honores al campeón, así como a sus patrocinadores, que supieron elegir bien.
El toro de Osborne, patrimonio cultural
Ya en su momento logró el «indulto» de quienes decidieron eliminar todos los carteles publicitarios de las carreteras. Se trataba entonces de las míticas estructuras de chapa que vemos integradas en el paisaje. Ahora, la silueta del toro de Osborne como signo distintivo protagoniza el fallo de una juez de Sevilla que absuelve a los responsables de utilizar la marca sin autorización del propietario en productos que, como establece la sentencia, «no son el objeto social y el renombre de la marca». El símbolo ha superado la fase comercial y la juez lo considera parte del «patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España». Como dice José Luis de Vicente: «El caso del Toro de Osborne es un magnífico ejemplo de que aquello que ocupa el espacio público y se introduce en el ámbito de la cultura identitaria de toda una comunidad no puede ser propiedad que se controle y se defienda ferreamente».