Andaluc�a y el Estado auton�mico
Hace veinticinco a�os que el pueblo andaluz obtuvo en las urnas, en aquel refer�ndum del 28 de febrero, el derecho a la autonom�a plena. Fue una fecha en la que los ciudadanos le dieron la vuelta a los planes que manejaban los poderes del reci�n estrenado sistema constitucional: la autonom�a no quedar�a finalmente instituida como privilegio concedido a las comunidades llamadas ‘hist�ricas’. La apertura de la v�a auton�mica andaluza fue determinante para la configuraci�n del actual Estado auton�mico. El modelo cuasifederal que tantos elogios ha recibido y recibe no ser�a el mismo sin la defensa impl�cita del principio de igualdad entre territorios que supuso el proceso estatutario de Andaluc�a. En la celebraci�n de este aniversario, se est� recordando aquella no aceptaci�n de los andaluces de un trato desigual como pueblo bajo el prisma del nuevo debate territorial. Ahora las comunidades aut�nomas est�n llevando a cabo reformas estatutarias, se prepara tambi�n la reforma de la Constituci�n y se acerca el momento de abordar la negociaci�n de un nuevo modelo de financiaci�n. En Andaluc�a existe un consenso b�sico sobre los l�mites de este proceso.
Reformar un Estatuto de autonom�a implica profundizar en el autogobierno y consolidar la descentralizaci�n. El primer l�mite que todo el mundo tiene claro es que el marco constitucional debe ser respetado. No va a tener mucho futuro una reforma que obligue a un cambio en la Constituci�n sin que exista el necesario consenso en las Cortes Generales. A partir de ah�, la declaraci�n que sindicatos y empresarios andaluces (CEA, UGT-A y CCOO-A) hicieron p�blica la semana pasada nos puede servir para se�alar otra premisa b�sica: se debe mantener la unidad del mercado, garantizando un marco �nico de relaciones laborales y respetando, en relaci�n con las pol�ticas de protecci�n social, la caja �nica de la Seguridad Social. Hay principios que no pueden ser pasados por alto: la cohesi�n y la solidaridad son fundamentales para que esto siga funcionando. Un �ltimo l�mite que bien podr�a clarificar algo el intenso debate que sobre el nuevo marco estatutario se est� desarrollando en Catalu�a es el recordado por el presidente de la Junta de Andaluc�a hoy mismo: una autonom�a no puede incluir unilateralmente en su reforma un sistema de financiaci�n. El delicado asunto del dinero tendr� que ser arreglado entre todas las comunidades y no como una reivindicaci�n al poder central.
Demasiado para un domingo
Andaba yo preocupado por la imprecisa pol�tica de comunicaci�n del gobierno. Me preguntaba qu� iba a hacer el grupo Prisa con cinco canales -con veinte una vez se implante la televisi�n digital- si era verdad que al masonazo de Polanco le iban a dar el monopolio de la televisi�n. A este gobierno se le ve con ganas de otorgarle todas las licencias a Polanco y quit�rselas a los dem�s grupos, pero no sabe uno con qu� objetivo. Menos mal que a�n existen mentes preclaras para se�alarnos las claves de los oscuros movimientos que se producen entre el poder y los medios de comunicaci�n. En la simp�tica secci�n de La Raz�n titulada �En Alza, En Baja�, leo este domingo la revelaci�n. Quiz�s sea demasiado dif�cil de asimilar para quienes han estado enga�ados tanto tiempo, sin saber lo que se esconde tras los medios de comunicaci�n.
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Los reg�menes amigos
El periodista marroqu� Al� Lmrabet, despu�s de ver c�mo le clausuraron una revista en 2003 y termin� en la c�rcel, se pregunta: ��por qu� desde que anunci� mi regreso definitivo a Marruecos y la pr�xima edici�n de una revista se orquest� una descomunal campa�a de difamaci�n y desprestigio contra mi modesta persona en los medios gubernamentales o pr�ximos a Palacio?� Portadas en los per�odicos y acusaciones de �mercenario�, �traidor� y �agente del Polisario�. Una campa�a en toda regla del gobierno marroqu� para impedirle ejercer el oficio de periodista.
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El informe de los ‘sabios’ y la factura de RTVE
El gobierno ha recibido el llamado �Informe para la reforma de los medios de comunicaci�n de titularidad del Estado� (en la web de La Moncloa, PDF 2.5 MB) que encarg� al comit� de ‘sabios’ formado inicialmente por el fil�sofo Emilio Lled� y los catedr�ticos Victoria Camps, Fernando Savater y Enrique Bustamante. A ellos se sum� alguien con experiencia en el mundo de la comunicaci�n y los medios, el periodista Fernando Gonz�lez Urbaneja, que ha terminando emitiendo un voto particular al no sumarse a la propuesta que realizan los dem�s integrantes de este particular Consejo. Tras nueve meses de elaboraci�n, el informe resultante pretende ser la base de la reforma que necesita RTVE. El principal problema al que se enfrenta la reforma, que en su momento deber� abordarse en sede parlamentaria, es la confusi�n y la colisi�n entre sus dos objetivos fundamentales: por un lado, conseguir que los medios p�blicos sean independientes del poder pol�tico y cumplan con el servicio p�blico encomendado en t�rminos de calidad; y por otro, alcanzar la viabilidad financiera de los mismos, atajando la deuda y el d�ficit cr�nico.
Los ‘sabios’ realizan una buena recopilaci�n de directrices que podr�an servir para alcanzar el primer objetivo. Tambi�n introducen la creaci�n del imprescindible Consejo Audiovisual. Sin embargo, la propuesta es m�s de lo mismo en la cuesti�n econ�mica: financiaci�n mixta. El comentario de Juan Varela en su blog lo explica: �El informe est� plagado de buenas intenciones y supone un avance sobre el modelo anterior, pero no promete mucho futuro. No habr� privatizaci�n ni canon por la televisi�n, pero todos los ciudadanos la pagar�n con sus impuestos, con el consiguiente peligro para los objetivos de d�ficit del gobierno y con el peligro de objeciones de las autoridades europeas�. En realidad, el informe es desconcertante desde el mismo momento en que la principal cr�tica, fundamentada y ajustada a las carencias de la propuesta, est� incluida en el propio informe: el voto discrepante de Urbaneja. �ste incide especialmente en que el problema acuciante de RTVE es la mala gesti�n. Y apunta hacia la necesidad de alcanzar un estado de independencia financiera para el que la propuesta del Consejo no sirve, pues aconseja una �doble financiaci�n sin separar o escindir, n�tida e inequ�vocamente, la programaci�n de servicio p�blico y la programaci�n comercial�.
La calidad de la televisi�n p�blica y su ‘desgubernamentalizaci�n’ son cuestiones prioritarias. Pero a�n m�s urgente, porque se trata de una condici�n necesaria para alcanzar tambi�n esos objetivos, es que se defina un marco financiero estable de manera rigurosa. Cualquier gobierno deber�a tener esto presente, aunque pocos han demostrado hasta el momento verdadero inter�s por adaptar RTVE a los cambios que est� experimentando el panorama audiovisual. Mientras tanto, no ha hecho m�s que aumentar la factura de RTVE ejercicio tras ejercicio. Siempre a costa del presupuesto p�blico.
Refer�ndum europeo: un ‘s�’ rotundo pero sin mucho entusiasmo
La noche del refer�ndum no ser� muy larga. El recuento terminar� en pocas horas. La participaci�n no es alta: se estima que alrededor del 40%, lo que la acerca a la que tuvieron las elecciones europeas del a�o pasado. En rueda de prensa en la sede del PSOE, Jos� Blanco sit�a el �xito en el dato de los votos positivos, que podr�a acercarse a los 11 millones. Son demasiados, seguramente, para una participaci�n que bate el r�cord de la abstenci�n de una mayor�a de votantes. El PP ya le est� sacando punta a la ‘fracasada’ movilizaci�n por el Tratado europeo. Aunque quiz�s el dato de participaci�n no sea relevante, porque entraba en todas las previsiones, y s� lo sean los porcentajes de cada opci�n. El �nico sondeo a pie de urna dice: entre el 77 y el 80%, ‘s�’; entre el 15 y el 17%, ‘no’; y entre el 5 y el 6% ‘en blanco’.
21.07 : Primeros datos, con un 56,58% escrutado. Para el s�: 77,18%. Para el no: 16,82%. Un 6% en blanco. La participaci�n ser�a, con este porcentaje escrutado, el 41,94%. Web oficial de resultados.
21.31 : Menos mal que la afluencia de datos es r�pida, porque el goteo de porcentajes puede darle la noche a D. Federico. La ilusi�n de la riada de noes ‘liberales’ se ha quedado en un escaso chaparr�n sobre el mar de votos afirmativos. La tertulia de la Cope es una apresurada sesi�n de ‘think tank’ para buscarle peros al aceptable resultado que recibe el gobierno. ZP no ha conseguido el milagro, que no era otro que la participaci�n masiva en un refer�ndum cuyo resultado se daba por descontado, pero ha salvado la papeleta de unas expectativas que pintaban muy mal los d�as previos a la consulta.
22.19 : Con una participaci�n del 42,33% no hay muchos motivos para reprocharle a ZP una falta de capacidad de movilizaci�n. Es casi la misma que en las elecciones al Parlamento europeo. Sin embargo, Rajoy ha apuntado directamente a la responsabilidad del gobierno en esta alta abstenci�n. Se precipita y saca los pies del tiesto, me da la impresi�n, pues ambos partidos iban de la mano en el ‘s�’ a pesar de todo. El desinter�s por este tipo de consultas no tiene color pol�tico.
23.12 : Cuando por fin se acercan los porcentajes al 100% escrutado, compruebo que fall� en la porra de forma estrepitosa. Lo que como votante del s� me alegra. Apost� por un 67% para el s�, un 26% para el no y un 7% en blanco. Los resultados oficiales son: S�, 10.804.464 votos (76,73%); No, 2.428.409 votos (17,24%); En blanco, 849.093 votos (6,03%). Al final acert� Pepi�o cuando dijo a los ocho de la tarde que ser�an casi once millones las papeletas que ratificar�an la Constituci�n Europea. Titular de Le Monde: �Un s� aplastante en Espa�a�. Aunque subraya que la participaci�n es d�bil.
23.32 : La nota diferencial de este refer�ndum ha estado claramente en la influencia -tampoco demasiado elevada- que ha demostrado el nacionalismo en algunas comunidades, donde el ‘no’ ha sido alto. Arcadi Espada lo cuenta as�: �Las decimon�nicas locotomoras europeas de Espa�a, el Pa�s Vasco (33,66) y Catalu�a (28,08), ocupan, junto con Navarra (29,22), los primeros lugares del rechazo al Tratado�.
00.15 : La escasa participaci�n es decepcionante si se trataba de ratificar un texto de tanta importancia para el futuro de Europa. Sin embargo, hay factores que pesan m�s que cualquier tipo de responsabilidad ante la cita hist�rica. Lo previsible del resultado quita toda emoci�n y mantiene en casa a un porcentaje elevado de electores. Tambi�n es determinante la idea de muchos de que la UE seguir� en cualquier caso su rumbo de mayor integraci�n por pura inercia, lo que hace innecesario el apoyo directo. La realidad comunitaria est� todav�a lejos de las preocupaciones de una mayor�a. La soluci�n no es s�lo generar un entusiasmo que ahora no se ha manifiestado para respaldar esta Constituci�n: la implicaci�n debe ser constante, para que en pr�ximas consultas optar por el ‘s�’ o por el ‘no’ tenga un sentido claro desde la perspectiva de un cuerpo constituyente europeo.
Con todo, el resultado es bastante bueno para Espa�a porque habr� pocos en el resto de la Uni�n que pongan la lupa sobre las cifras de la abstenci�n. Si en las dem�s consultas que se van a convocar -en Francia, por ejemplo- superan esta participaci�n, se deber� �nicamente a que la opini�n est� m�s dividida acerca del Tratado constitucional y de cuestiones cruciales para el futuro de la UE como la entrada de Turqu�a. El gobierno -y tambi�n el PP- se pueden dar por satisfechos sin mayores euforias. Aunque se diga contra toda l�gica que la legitimidad de esta ratificaci�n es insuficiente porque son una minor�a sobre el total de electores los que han votado ‘s�’, es evidente que menor ser�a la legitimidad de una simple votaci�n en el Congreso. Ahora el Tratado tendr�, por primera vez en Espa�a en lo referente a una cuesti�n comunitaria, el respaldo de casi once millones de votos directos.