Diario de un aspirante a tertuliano

Con el paso de los días, no hacen más que multiplicarse los rumores sobre la salud de Arafat. El último habla de un envenamiento, aunque uno nunca sabe realmente quién podría tener más motivos para querer su muerte. Iñigo Sáenz de Ugarte en Guerra eterna en Oriente Medio: «Curiosamente, después de pasar años intentando matar a Arafat, Sharon descubre ahora que su muerte puede alterar el proyecto más importante que tiene entre manos: la retirada unilateral de Gaza. El Parlamento israelí ha aprobado el plan, sin que aún se pueda decir que es ya un hecho irreversible. Sharon ha defendido el polémico proyecto con la idea de que Israel carece de un interlocutor fiable en el campo palestino y, por tanto, debe ser capaz de tomar decisiones radicales por su cuenta. La desaparición de Arafat alteraría este panorama. Los adversarios de Sharon en la derecha y extrema derecha argumentarían que Israel no puede tomar una decisión tan grave cuando los territorios palestinos pueden sumirse en el caos y la anarquía tras la desaparición de su líder histórico. En este escenario de pesadilla, la Autoridad Palestina carecería de credibilidad y fuerza para imponer el orden en Gaza, que quedaría a merced de los grupos integristas.»

Todos los medios titulan con la palabra ‘crisis’. Efectivamente lo es. Pero se trata de lo mejor que podía pasar en este inicio de legislatura en la UE. El deseo expresado en infinidad de ocasiones por políticos y ciudadanos en general es que el Parlamento Europeo adquiera con el tiempo más poder como institución comunitaria. El camino trazado, pese a quien pese, comprende una integración de políticas fundamentales que requiere de una cámara de representantes elegidos directamente por los europeos y con poder real sobre las decisiones de la UE. En alguna medida, la aprobación de los miembros de la nueva Comisión Europea se presentaba como una prueba de fuego que el Parlamento, finalmente, ha superado con éxito. Durão Barroso ha visto cómo era imposible que su reparto de carteras, con el ultra Buttiglione inamovible en Justicia y Libertades, pudiera sobrevivir al veredicto de los europarlamentarios. El presidente de la Comisión no supo siquiera reubicar al comisario de la discordia para convencer a la mayoría del PE tras el ‘no’ recibido en el examen individual por el impresentable designado por Berlusconi.

La sólida oposición de la mayoría de los grupos, a pesar de las presiones de los gobiernos, dibujó un panorama de debilidad de la Comisión pasara lo que pasara. Al final, el presidente -ratificado en su momento por el Parlamento- ha salido airoso con la decisión de aplazar la votación para diseñar una composición más aceptable de su colegio de comisarios. Esta crisis está sirviendo para desentumecer las estructuras de la Unión, demasiado acostumbradas a los apaños entre gobiernos que no cuentan con lo que opinan los ciudadanos. Y sobre todo está siendo muy útil para evidenciar el retroceso de las posiciones de los euro-escépticos que niegan la relevancia de lo que se hace en la UE y en sus instituciones. Cada vez más, algo se está moviendo en Europa para que ningún ‘detalle’ -como el nombramiento de Buttiglione– pase desapercibido para la opinión pública. Barroso no ha tenido más remedio que plegarse a la decisión del Parlamento; la rectificación quizás le sirva para ejercitar la independencia como presidente de la CE. A los gobiernos que lo han colocado en el cargo puede que no les guste, pero le servirá para ganarse la confianza de los grupos parlamentarios que a punto han estado de tumbar a la Comisión.

En España, la independencia periodística se entiende de una manera bien distinta: los diarios no acostumbran a apoyar expresamente a ningún candidato en unas elecciones, a pesar de que todo el mundo sabe con qué partido va cada periódico. En las elecciones estadounidenses, es una costumbre generalizada que dediquen un editorial para mostrar las preferencias de la redacción, en consonancia con los valores políticos que, desde su independencia, cada diario dice defender. El cambio a favor de Kerry de una parte de la prensa se apunta en la lista de señales en la buena dirección. Por lo demás, el candidato demócrata se ha ganado dos apoyos más que simbólicos de dos de los diarios de referencia de EEUU.

The New York Times le dedicaba un editorial la semana pasada con el directo titular «John Kerry for President»: «Over the last year we have come to know Mr. Kerry as more than just an alternative to the status quo. We like what we’ve seen. He has qualities that could be the basis for a great chief executive, not just a modest improvement on the incumbent». Con el mismo título, es ahora The Washington Post el que apoya a Kerry, destacando la economía como uno de los puntos fuertes del senador: «He sensibly proposes to reverse Mr. Bush’s tax cuts on the wealthiest and pledges to scale back his own spending proposals if funds don’t suffice. He would seek to restore budget discipline rules that helped get deficits under control in the 1990s.»

Mientras tanto, Bush recibe un apoyo que le está siendo de gran ayuda en esta dura campaña: el de un ex presidente que dice que la derrota de Bush significará la derrota de EEUU ante el terrorismo. Con apoyos como este, el actual inquilino de la Casa Blanca dede de estar teniendo pesadillas todas las noches con lo que puede pasar el 2 de noviembre.

La fecha electoral se acerca. Y se sigue hablando de la «October Surprise» que trastocaría el igualado escenario de la última semana de campaña. En EEUU se viene especulando, desde hace un par de décadas, con el efecto que un hecho inesperado poco tiempo antes de las elecciones presidenciales produciría en los resultados. Esta vez las circunstancias han propiciado todo tipo de teorías sobre la sorpresa de octubre. ¿La detención de Bin Laden, un atentado en suelo estadounidense, cambios en la situación de Irak, la apertura de un nuevo frente en la guerra contra el terrorismo? Cualquier noticia favorable para las expectativas del actual presidente que se produjera en los próximos días no sorprendería en absoluto. El periodista Gordon Thomas tiene su apuesta: Bin Laden está detenido en China. «Durante la recta final, al rojo vivo, de las elecciones norteamericanas, Osama bin Laden podría convertirse en el as en la manga del presidente Bush. En estos momentos, Washington está negociando un acuerdo de alto secreto con Beijing, la capital china, para extraer a Bin Laden de su santuario en las turbulentas provincias chino musulmanas, al noroeste del país de la Gran Muralla.»

Cada vez que un gobierno toma una decisión con repercusión económica notable, hay quien asegura que la mejor explicación de la misma vendrá del análisis de los ‘lobbies’ que salen beneficiados y perjudicados. No es mal método. Los grupos de presión siempre están en su papel, legítimo, de tratar de influir en lo que se decida. En muchas ocasiones, el resultado de una acción política es que unos salen ganando y otros perdiendo, sin mayores matices. Ahí es donde se ve con claridad la fuerza de un ‘lobby’. Aunque también es verdad que tras una reivindicación o una presión que termina dando sus frutos suele haber razones de interés general, a las que se acoge la administración, que conviven con los intereses particulares del grupo que sale favorecido del trato gubernamental.

En la reciente reforma del Reglamento General de Conductores hay una norma que no va a pasar inadvertida, aparte del carné por puntos. De hecho, está afectando positivamente al sector involucrado -el de las motocicletas de menor cilindrada- incluso antes de su entrada en vigor. Consiste en que, a partir de hoy, quienes tengan el permiso B de conducir podrán manejar motos de hasta 125 cc sin necesidad de otro tipo de autorización ni papeleos. Como único requisito figura que el titular del carné deberá tener una antigüedad superior a los tres años. El efecto directo de la norma es que más gente las utilizará; como lógica consecuencia, se relanzarán las ventas después de varios años de crisis en el sector. Los vendedores de motos ya lo están notando. La medida ha sido valorada positivamente, como no podría ser de otra manera, por la Asociación Nacional de Empresas del Sector de Dos Ruedas (Anesdor). Que se contemple en la reforma esta reivindicación que beneficia al mercado de motos ligeras es todo un éxito para el ‘lobby’, que además se apunta el tanto de haber contribuido a facilitarle a los usuarios la equivalencia de los dos permisos de conducir.

Pero no siempre llueve a gusto de todos. La Confederación Nacional de Autoescuelas ha rechazado la reforma por considerar que una cosa es un coche y otra cosa es una moto. Dicen que no necesariamente un titular del carné de coches sabe llevar una moto. Siendo más explícitos, podrían haber alegado como causa principal de su desacuerdo que la medida perjudica sus intereses. Es lo que decía antes: hay grupos de presión que ganan y otros que pierden. El argumento de la seguridad vial puede servir perfectamente a los defensores del permiso de moto independiente de cualquier otro, aunque en esta ocasión la reforma gubernamental se ha fijado más en los beneficios de relajar los trámites administrativos.

No son ajenos a este impulso del mercado de motocicletas dos efectos expresamente buscados y que se darán en la práctica sólo si la medida tiene buena acogida: menos tráfico y menos consumo de combustible. Quienes se animen a cambiar el coche por la moto buscarán estos dos beneficios, cuantificables en tiempo y en dinero. De modo que si las ciudades ven crecer el número de motos en circulación, alguna mejoría se experimentará en estos dos aspectos. Sobre todo en el ahorro de combustible, que por pequeño que sea, constituye un importante incentivo para pasarse de las cuatro a las dos ruedas en momentos de subidas del precio del petróleo. En cualquier caso, quién sabe si no volverá a ser la Vespa protagonista de una nueva moda urbana. Las calles podrían transformarse de repente en esa imagen tan cinematográfica de una Roma tomada por miles de Vespas.