Diario de un aspirante a tertuliano

– Discurso económico. Se nota en cada intervención de ZP. Guste más o menos, el programa económico que ha coordinado Miguel Sebastián y elaborado un grupo de economistas para Zapatero es sólido y coherente. Una entrevista a Sebastián pone de manifiesto que han acertado a la hora de apuntar algunos de los problemas: (sobre los cuatro millones de empleos creados) «Un millón son estadísticos y otro millón corresponde a los emigrantes, esto en cuanto a la cantidad. En cuanto a la calidad, se ha basado en la precariedad, con una tasa superior al 30%. Para tener un modelo de crecimiento sostenible es fundamental apostar por el empleo estable». Y las propuestas no van mal encaminadas: «Corregir los cinco errores del gobierno del PP. Hay que eliminar la burbuja inmobiliaria. Reducir drásticamente la temporalidad. Impulsar la política industrial abandonada. Sacar a España del retraso en I+D, y combatir el fraude fiscal. Es decir, preparar la economía para afrontar el futuro a través de un mayor crecimiento de la productividad, inversión en infraestructuras y en capital humano y tecnológico».

– Cosas de patriotas. Rajoy empezó la campaña diciendo que él nunca sería presidente para que España dejara de ser España: un mensaje un tanto críptico que sólo deben de entender los votantes del PP. Porque España será y dejará de ser lo que decidan previamente los ciudadanos. Pero ahora se descuelga con un giro argumental que echábamos de menos. ¿Dónde estaba la defensa del proyecto Españaza 1940 en la campaña? Dice Rajoy que si Zapatero «tuviera un poco de patriotismo» lo que tendría que hacer es pedir el voto para el PP y defender «que sigan estos» en el Gobierno. Atentos al titular: pedir el cambio es cosa de antipatriotas. Le acaban de regalar una buena portada a La Razón, que espero no tarde mucho en realizar para motivar a la afición. Lo patriótico es ir con la papeleta del PP el domingo a las urnas. ¿Regalarán banderitas rojigualdas a quienes voten a Rajoy? Llegados a este nivel de estulticia mitinera por parte del candidato o de quienes le hacen los discursos, uno se pregunta si serán capaces de ir aún más lejos en la trasformación del patriotismo en una cosa de partido. ¿Más lejos? No creo que sea posible.

– Motivos y libre expresión. Los directores de cine que han realizado los cortos que forman la película ‘Hay motivo’ acaban de presentar su trabajo como un intento de expresar los que son sus motivos para defender una postura crítica con los años de gobierno del Partido Popular. Quienes niegan que ésta sea la motivación real, andan enfrascados en una ristra de reproches personales y profesionales que en último término niegan lo principal: la legitimidad de esta crítica, se haga en campaña o fuera de ella, qué más da. Los de ‘Hay motivo’ le deberían agradecer enormemente a Libertad Digital y otros medios la amplia publicidad que dan a sus posiciones políticas. Cada vez que el ayatolá de las ondas salta despotricando en contra de esta gente, las críticas que se le hacen al PP cobran más relieve gracias a la difusión de los cortos que han realizado, que están al alcance de todo el mundo a través de la red y que serán emitidos en algunas televisiones. En vez de perseverar en la crítica al PSOE, la Caverna se entretiene con lo que hacen los cineastas, en busca de la perversidad intrínseca de todos los que, desde su ámbito profesional, intervienen en la política para algo que no sea apoyar al PP.

– Continúa la campaña tranquila de Rajoy. Con la habitual moderación a la que nos tienen acostumbrados los dirigentes del PP, ha entrado en campaña de mano del alcalde de Toledo un argumento definitivo con el que el partido va a ganar, con toda seguridad, la mayoría absoluta. Resulta que estamos ante un momento clave de nuestra historia, mismamente como Alemania en 1933. En aquel momento, los abstencionistas dieron la victoria a Hitler en las elecciones; ahora, si la gente no va a votar al PP, estará consintiendo que lleguen al poder unos insolventes mucho peores que aquel señor con bigote que puso patas arriba el país de Beethoven y Kant. Esa comparación, aunque resulte difícil de creer, es parte del argumentario del PP para el día de hoy, sección “insultos a Zapatero al estilo centrista”.

– Propaganda multimedia. Coincido en la conclusión que ofrece Guillermo en su análisis de los vídeos electorales. El poco gancho de ese ‘speech’ de Rajoy rodeado de españoles de bien que lo miran con arrobo nos hace recordar con nostalgia la intervención de Aznar en anteriores vídeos del PP; mucho más lucida, la sobriedad castellana de aquella imagen del despacho, dónde va a parar. En la cuestión estética, está claro que han fallado en esta ocasión. Por contra, es Izquierda Unida quien más ha mejorado en sus vídeos electorales: “no parecen ni comunistas ni ná”, dirán algunos. Sobre la propaganda en las calles, he encontrado una página donde se analizan los elementos que integran las diferentes campañas, vallas y carteles incluidos. Por último, las cuñas de radio de cada partido se han convertido en omnipresentes estos días. Una novedad interesante: esta última semana los anuncios de ZP son distintos a la anterior, con un mensaje más directo pidiendo el voto para el domingo.

– Los otros problemas. Aunque la atención de los partidos esté centrada en los temas más atractivos para los electores, sobre todo, lógicamente, el bienestar material de los ciudadanos, no puedo dejar de mencionar otros asuntos que también deberían interesar cuando se elige un gobierno. Para ello me sirvo de un comunicado difundido por tres organizaciones: «Amnistía Internacional, Greenpeace e Intermón Oxfam compartimos una visión del mundo basada en la exigencia de los derechos fundamentales de las personas, el respeto por la vida y la dignidad de todos los seres humanos y la protección del medio ambiente. Por ello, exigimos a las autoridades que resulten elegidas que lleven adelante, tanto dentro de nuestras fronteras como en su política exterior, una gestión en la que destaque un claro compromiso con los derechos humanos, la defensa del medio ambiente y la lucha contra la pobreza». Véase aquí el manifiesto completo.

– Últimas municiones. Los sondeos que se presentan al límite de lo permitido por la ley electoral tienen la capacidad de dejar un sabor último de cara a la fabricación de expectativas. Tienen bastante valor, por ello, a la hora de analizar el rumbo que lleva la campaña. Es normal no creerse ninguno, por otra parte. Lo que ya no es tan lógico es despreciar las predicciones demoscópicas y dar por sentado que el resultado del domingo está ya definido, escrito en las estrellas. La última encuesta presentada es el ‘pulsómetro’ de la cadena Ser de hoy lunes. Con intencionalidad evidente, se han ido sirviendo sondeos diarios para vigilar la senda del voto indeciso. Los últimos datos dan un recorte en la distancia entre los dos grandes partidos: sólo 2,5 puntos separarían al PP del PSOE. Esto de los puntos y los decimales no tiene mayor importancia; lo que tiene más credibilidad es la tendencia, apuntada por todas las demás encuestas: con la campaña, Rajoy baja y Zapatero sube.

– Sin tiempo para corregir la estrategia. No creo que mucha gente tenga dudas sobre qué campaña está teniendo más éxito. La de ZP está bastante bien planteada. La campaña de Rajoy es de perfil bajo y va dando bandazos entre la estrategia tranquila y la línea que le aconseja Aznar. Para que el PP estuviera más tranquilo de cara al domingo, sin el temor a las encuestas que reclaman ‘cambio’ aunque les den ventaja a Rajoy, debería haber evitado dos errores que señalaba Fernando Vallespín en una tertulia esta mañana. Los voy a repetir aquí: escuchados en la radio de Polanco no les harán caso, en una publicación de prestigio como LPD seguramente sí. Uno: desde el PP tratan a Zapatero como si fuera un líder insolvente que no se presenta a las elecciones. Pero la gente no se cree el rollo de la coalición de nacionalistas y socialcomunistas y sabe perfectamente que las elecciones están entre Zapatero y Rajoy, sin más parafernalia. Dos: en el PP aceptan el legado de Aznar como un todo, sin preocuparse por haber matizado los ocho años pasados para responder a la demanda de cambio con un Rajoy diferenciado del ‘aznarismo sin Aznar’. El candidato del PP es más de lo mismo, con todas sus consecuencias.

– Titulares. Con el material de esta misma mañana, Arcadi Espada ha encontrado ejemplos del habitual esoterismo periodístico sobre el futuro inmediato. Las encuestas dan tales o cuales resultados, pero en los titulares éstos son un adelanto de lo que va a pasar. Los políticos están obligados a hablar en futuro para trasmitir confianza en la victoria. Los periódicos -“El PP obtendrá una clara victoria el 14 M” titula El País– sencillamente juegan a dibujar el futuro que contribuyen a moldear. Dice Espada: «El futuro, en el periodismo, sólo puede tratarse de modo condicional. Pero ese condicional se lleva mal con la propaganda. (…) Lo que dicen las encuestas a las ocho de la noche del domingo. Escuchen: “El PP habría obtenido mayoría absoluta”. Ya no tienen tantos humos. La realidad se acerca. A una semana la realidad se puede tratar con confianza: nadie se acuerda. A unos minutos puede pasar cuentas».

– Hay debate. Se ha convertido en algo excepcional en el panorama actual: unos candidatos sentados frente a frente y exponiendo su discurso político. ¡Un debate al menos antes del 14 de marzo! El que se ha celebrado esta noche en Canal Sur era un debate a cuatro entre los candidatos que se presentan a las elecciones andaluzas. Chaves y Teófila hubieran necesitado menos restricciones de tiempo para explayarse con sus respectivos argumentarios de campaña, pero aun así han aprovechado bien las interpelaciones para acusarse de todo lo que se vienen acusando con la deuda de la financiación autonómica como excusa. Entre col y col, han ido perfilando unas propuestas que abundan en el país de las maravillas, por parte del primero, y la salvación del infierno socialista, por parte de la segunda. Aunque, francamente, ni lo trasmitido por el PSOE-A ni por el PP se ajusta demasiado a lo que llamaríamos un proyecto político consistente. En ese contexto, se agradece la pluralidad aportada por los otros candidatos, Diego Valderas, de IU-CA, y Antonio Ortega, del PA.

– Elecciones paralelas. En el ámbito autonómico, la política incluye tanto la mera gestión de servicios públicos como las grandes líneas ideológicas. Al coincidir las andaluzas con las elecciones generales, buena parte del discurso más político de los partidos se confunde con el mantenido para la conquista del poder central. Son, por ello, las opciones que parten como minoritarias las que pueden definir más claramente su posición. Los andalucistas acentúan su discurso de defensa de los intereses andaluces. En Izquierda Unida, aunque con ataques desde todos los flancos, sostienen una postura crítica en Andalucía con el PP y con el gobierno de Chaves por igual. Teófila Martínez tiene difícil, por contra, aumentar su apoyo electoral: la confrontación sostenida desde la Junta con el PP en Madrid la deja tocada. La tendencia hacia el bipartidismo imperfecto parece imparable. Al menos el debate ha sido interesante para mostrar en qué posición se coloca cada uno en la política andaluza. Y está claro que Chaves, por las ganas que tenía de interrumpir a todos los demás, lo que quería era sentarse en el sillón del moderador.

– A elección del consumidor. Conocer por qué razones concretas la gente se decide a votar a fulanito o a menganito es tarea de esos señores raros también llamados sociólogos. Aunque sigue siendo un misterio saber si la preferencia antecede a la coincidencia con el programa electoral o es el conjunto de propuestas el que define la elección por un partido determinado. Tanto quien ya sepa qué va a votar y quiera comprobar que está de acuerdo con las ideas programadas como el indeciso que votará conociendo antes qué propuestas se presentan, puede hacer el test electoral publicado en Libertad Digital. Mucho más cómodo que leerse los programas: te da el porcentaje de afinidad con las propuestas sobre vivienda, política educativa, impuestos, etc, presentadas por PP, PSOE e IU. Háganlo tranquilos, que al final del cuestionario no sale Losantos cabreado si sus respuestas se corresponden con las de los socialcomunistas.