Europa le debe un favor a Turquía. Y se lo va a pagar, a este paso. Si hace unos días fue la potentísima Grecia –no en vano, es la actual campeona de Europa- la que se dejaba vencer a domicilio por un humillante 1 a 4, el 28 de marzo pasado fue la gran Noruega –no se lo tomen ustedes a chufla, que cuando el Lyon empató en el Bernabéu hace unos meses, Manolo Lama llegó a rebautizar a Carew como Pelé, mucho ojito, pues- la que cedió un puntito de manera algo vergonzante, que allana más si cabe el camino de los otomanos hacia Austria y Suiza.
Y aunque la UEFA diga que Altintop lideró a Turquía , nosotros sabemos que no fue así, y que el líder de los cuasieuropeos fue un tal Thomas Mhyre, portero de 34 años cuya peculiaridad es que nació en Sarpsborg, Noruega. Mhyre, que por algo es suplente en el Charlton Athletic, tuvo una desafortunadísima actuación que se basó en dos pilares: a) no hacer nada y b) cuando intentó hacer algo, hacerlo mal.
Si le echan un vistazo al resumen del partido, le verán hacer la estatua varias veces – ¡en un vídeo de dos minutos!- y, mucho mejor, le verán no detener tres tiros: uno de falta frontal que acaba en gol (y con el morro añadido de decir que la pelota hizo un extraño, cuando la toma trasera lo desmiente), otro de falta frontal que se le escapa de las manos y que los turcos no aciertan a rematar y un último de falta lateral que ni tan siquiera puede escapársele de las manos porque se le cuela irremisiblemente entre las piernas – ¡todo esto, en el minuto 90 del partido!
A los redactores de RBBE nos hubiera encantado que la situación fuera a la inversa, y que fueran los turcos los que tiraran el partido por la patética actuación de su portero, porque estamos convencidos que sería la prueba del nueve para conocer su europeidad: mientras que los muy cívicos noruegos reprimen sus impulsos asesinos y, los más expresivos, osan llevarse las manos a la cabeza, dudamos pero que muy mucho que los turcoples hubieran sido tan civilizados. Antes de que algún tribunal islámico ilegítimo de Van o Diyarbakir se atreviera a dictar una fatua contra el pobre infeliz, los propios compañeros lo habrían lapidado motu proprio (sí hamigos de la hortografía, sin «de» y con dos erres) en los vestuarios, que Alah será muy grande, pero sus seguidores no van sobrados de paciencia.
Y es que nosotros ya lo decimos: el fútbol es una cosa importantísima. Y como símbolo no tiene precio. Que puede que a los turcos se les estén poniendo miles de trabas para entrar a formar parte de la Unión Europea, pero ya me dirán a qué Hassan de la vida va a importarle no poder hundir el sector de los frutos secos del campo de Tarragona cuando su selección va a estar, sí o sí, en la Eurocopa de 2008.
Para cuando un homenaje al bueno de Thomas en Estrasburgo o en Bruselas, ¿eh? O un remake de “Los ases buscan la Paz”. Porque no nos negarán que ha hecho más por la famosa Alianza de Civilizaciones este tipo en noventa minutos que Zapatero en tres años.
11 abril, 2007 a las 1:28 pm
Ratzia ¿Cómo catalán lees la página de la Uefa en inglés o es uqe no sabe que está en español?
11 abril, 2007 a las 2:53 pm
Así practico la lengua de Gascoigne, que lo de «my tailor is rich and my mother is in the kitchen» no acababa de motivarme.
15 junio, 2007 a las 6:36 pm
i’am really impressed!!