RBBE REDACCIÓN EL PARDO Conozco a un sujeto que se llama Luis con poca experiencia en el mundo de las mujeres y lo que se suele hacer con ellas además de escuchar relatos interminables sobre sucesos cotidianos absolutamente irrelevantes y carentes del más mínimo interés. Este chico sufre porque no folla y si lo hace sufre porque se siente inseguro. No sabe si lo hace bien. Quedar mal le atormenta. No ha llegado al éxtasis errebebero de, en la cama, preocuparse solamente de no partirle la cadera si la tuviere cualquiera que sea la cosa que te estés follando cuando tu barriga se derrama sobre el somier como un globo sintético para reflotar el Titanic. Un buen día, nuestro protagonista leyó en un foro de música una serie de preferencias sexuales de la pluma de una sujeta muy enrollada, empleada en el mundillo del rock, nada menos. A la tipa le gustaba que le soplaran en el coño. Decía que se podría estar horas así, recibiendo soplidos en el conducto membranoso y fibroso que en las hembras de los mamíferos se extiende desde la vulva hasta la matriz, según los miembros de la Real Academia de la Lengua, que de comer coños tienen que saber un rato porque si no se llamarían de otra manera. El titán en cuestión, con la candidez propia del inexperto en cuestiones amatorias, de la excepción hizo la norma. Puede que si una mujer se ha hecho una herida, los desgarros suelen ser habituales si hay fogosidad o se folla a pocas horas del triunfo en la Eurocopa dos mil ocho, y se ha tenido que echar mercromina debido a, yo qué sé, que la pobre está enajenada, ahí sí puede ser que le guste que le soples. Pero por lo general no. La cosa es muy simple, sota caballo y rey, o lo tocas con el dedito –el dedo, bang, te lo doy porque te gusta, el dedo bang bang- o te lanzas a zampar como haría un español de provincias recónditas con una montaña de buñuelos en la posguerra, o le metes la polla hasta la vesícula. No hay más. Pero Luisito estaba ilusionado. Creía haber dado el secreto mejor guardado del amor. La fórmula más buscada. La intemerata.  Así que un día que logró conquistar a una damisela y que ésta se dirigiera en su compañía hasta el camastro, la abrió de patas, puso Presuntos Implicados en el tocadiscos, media sonrisa y sin quitarle los ojos de encima procedió a soplarle el coño con la mueca de Robert Reford cuando le hacen la manicura en El Golpe. Qué pasó, pues que le tomaron por subnormal profundo. Destrozó el climax, la tía se rió de él, se lo contó a todas sus amigas, éstas se lo narraron inventándose todos los detalles y añadiendo algunos de su cosecha a sus novios en un receso de la impagable crónica de un día en la cola del frutero del DIA Autoservicio Descuento de Canillas, de modo que en el siguiente partido del Plus que reunió a la pandilla en un bar, al sexto cubata o decimocuarto tercio, circa minuto sesenta y dos, en la segunda parte, el comentario apareció como una eclosión en el reverso tenebroso de la Fuerza y desde ese día a Luis se le conoce por Soplacoños. Estuvo a punto de suicidarse, pero como no lo hizo, a la burla se le añadió una canción de propio cuño, ‘soplacoños, soplacoños, de entre todos el mejor’, y la adaptación de un clásico inmortal: ‘soplando voy, soplando vengo’. Bien, pues esto explica el fracaso de Schuster en el Real Madrid. Lo que no sé es por qué. Me lo tendré que volver a leer. En el metro al menos tenía sentido. El de Calderón es más sencillo. Yo de pequeño, cuando me lavaba los dientes me sangraban las encías. Preguntado mi padre sobre el particular, me dijo que ello se debía a que me los lavaba una vez al mes. Ahora de adulto, me los lavo todos los días y veo con mis propios ojos cómo sangro por lo menos dos veces cada veinticuatro horas. Hay que descartar que yo tenga estigmas cristianos entre los dientes ligados al destino y suertes del Real Madrid. Ocurre que tengo las encías débiles. Consecuencia tal vez de no mascar tabaco como en el Oeste o no desgarrar la carne cruda con mis propios dientes como la Reina Doña Sofía en la intimidad. Recuerdo que de niño el Real Madrid era un club que se comía la mierda fundamentalmente porque la directiva hacía lo que le salía de la polla a espaldas del entrenador quien, excepto en la era Capello, pintaba menos que los ovarios de una señora de ochenta y cinco años. El club de Chamartín es eso, un club. Como un club de campo, como un club de golf. Ejecutivos de éxito aburridos, con escaso nivel cultural, se meten en la junta directiva para hacer algo los fines de semana y no entrenan directamente, o juegan de delantero centro, porque no lo permite el feudalismo endogámico que protege el sector laboral de los ex jugadores de fútbol que no ponen una tienda de zapatillas deportivas en su pueblo asqueroso donde se hacen unos chorizos que pa´qué. Yo pensaba que cuando se mandara a tomar por el culo a toda esta gentuza, al club dejarían de sangrarle las encías. Pero llevamos cinco presidentes y la sangre no cesa de brotar como si al club le estuviera saliendo un Alien querubín de las entrañas. Sin dejar de considerar que ese Alien se llame Raúl González Blanco y que esté a puntito de salir para dirigir al club nominalmente, además que de facto, cabe preguntarse qué cojones pasa que todos los presidentes cometen los mismos errores. Puede que se trate de prácticas mafiosas para sacarse unos duros. Lorenzo Sanz directamente tenía hasta el aspecto. Recuerdo emocionado, por el paso del tiempo no por otra cosa, cómo el redactor colombiano que ha escrito ya la crónica del combate entre Pacquiao y De la Hoya, en plena era Valdano entrenador, acudía con un servidor al Bernabéu cuando las ignominiosas elecciones con Pintado y Florentino como aspirantes a desplazar a Mendoza y, tras cruzarnos con Lorenzo metiéndose la camisa por dentro y caminando con premura, gritó con la boca abierta como un negrito cantor de los años cuarenta: ¡mafioso! Éramos pequeños adolescentes, pero obsérvese qué visión. Y eso que no somos muy listos. Yo cuando no encuentro el móvil y me llamo desde el fijo para localizarlo por el soniquete en no pocas ocasiones descuelgo y con voz gangosa digo: ¿quién? Para a continuación añadir: ¡Cáspita! y chistar con la lengua. Y él va a un gimnasio a que le partan la cabeza, incluso tías, todas las semanas. Pero por lo visto teníamos ojos y un cerebro pensante. Luego la cosa con Florentino no cambió. No por mafia, Pérez dedicaba a la delincuencia criminal sus ocho horas de trabajo y luego en su tiempo libre dirigía al Madrid para cambiar de tercio. Su caso era simplemente idiotez. Sólo los idiotas se endiosan y se creen infalibles. Fichajes como Beckham teniendo a Figo u Owen sin contratar unos sicarios que le arrancaran los ojos a Raúl y se los metieran por el culo empujando bien con el dedo corazón para que luego le costara cagarlos, son decisiones propias de un idiota. Sobre todo cuando fichas a Camacho de entrenador y en el delito llevas la penitencia aunque él, en un ataque de lucidez, te diga que no, que necesita reforzar otras líneas, y tú le contestas farfullando no sé qué de Pavones Herrera Oria Valdevernardo y tu puta madre en bicicleta sin sillín por la carretera que une Zaragoza y Valencia (siete horas en Audi A6). El caso es que Calderón parecía bueno. Fichó rápido y bien aquella Navidad. Le aguantó el tipo a un Capello que, como ha hecho Schuster ahora, buscaba su despido deliberadamente ¿por qué la gente olvida este detalle? Y fulminó a Ronaldo, que es lo que tienen que hacer los clubes grandes, majestuosos, inmortales y universales, fichar bien, sí, pero finiquitar aún mejor. Sin embargo, se le fue la puta olla. Cristiano Ronaldo. Tanta insistencia, tanta dedicación, tanto todo o nada… yo creo que se lo quería follar. Si no es imposible explicarlo. Sólo el amor puede cegar tanto a alguien. El amor, dos tetazas, el acento danés o un troncho de aquí a Lima en el caso de que gustes de chupar polos de carne. Ahí se jodió todo. Di que Schuster, Soplacoños para los amigos, ha dejado su sello impreso en el Madrid igual que la cultura del carnaval carioca en el Norte de Burgos. Pero el alemán que exhibía tacañamente una sonrisa de vieja desdentada en un rostro salpicado por un bigote extemporáneo había tenido el detalle de sugerir otro tipo de incorporaciones. Mierda le dieron. Mierda. Un tío, Van der Vaart, que no juega ni a las putas tabas, ni un pase a derechas le he visto dar, y la incorporación de un canterano, vaya por Dios, que se desmaya como una damisela del siglo XVIII. Así no se va a ninguna parte. Imposición de Raúl mediante. Los proyectos tienen que hundirse como el Titanic. Dándolo todo. Haces el barco más tocho del mundo, lo llenas de todo lujo, compartimentos sin salvavidas para los que no hablen catalán, y si ocurre una desgracia y se va todo a la mierda porque el vigía estaba fumándose un chino en el palo mayor, pues así es la vida. Ya lo reflotarán en el futuro inflando los estómagos extirpados de los lectores de esta página. Pero tú lo has hecho a lo grande. Que en este deporte es tan sencillo como dejar y facilitar al tío que se supone que sabe que obre como le salga de la punta de la polla. Entonces ahora tenemos a Juande Ramos. Me lo dijeron por la mañana. Me lo anunció además un bellezón de corte egipcio. Inusual burraca. Se rumorea que hoy presentan a Juande Ramos en el Madrid. Y una polla contesté yo. Qué iba a decir si no. Lo lógico sería, en el caso de tener querencia por un discapacitado verbal, que firmara ya para hacerse cargo el año que viene y que condujera Portugal hasta final de temporada. Que un tipo con la fama que atesora Juande de metódico, calculador y de proyectos a largo plazo fuera a firmar por seis meses se me antojaba inverosímil. Pero toma tomate. A media mañana, teletipo al canto. Es raro ver a este hombre en el Madrid. Es como volver un poco a la era Floro, ecos de López Caro tal vez. Se trata de un tío que si se peina con los dedos puede perder varias falanges. Y lo peor es que luego nadie se atreve a entrar a por ellas y se le quedan ahí. Por la Puerta de Alcalá, con la falda almidoná y unos trozos de dedo en avanzado estado de putrefacción enredados en el pelo. Claro, así luego se atrae a la fauna que se atrae en Albacete. Por cierto, que el caso éste del caníbal alemán detenido en Castilla-La Mancha tras devorar a dos agricultores no está exento de épica deportiva. En el programa Rojo y Nego de Telecinco, Nacho Abad explicó que el albaceteño que lo denunció a la policía local evitó que se lo comiera, ahí en mitad de la era, “recortándole como en el rejoneo”. Sin duda un tipo con agallas pues, según continuó el colaborador de Ana Rosa, se trataba de un experto “cazador de jabalí a cuchillo”. De ahí viene este entrenador. Previo paso por unos poblados chabolistas de gran magnitud que hay en el sur de España, Málaga y Sevilla son sus nombres, parada y fonda en Congosto, al lado de Sierra de Guadalupe, donde se halla La Rosilla, esto es, Vallecas, y un ignominioso despido en Inglaterra por algo tan triste como no saber el idioma y decirle a un inglés, acostumbrado a comer desde hace siglos mierda pura sobre un plato orlado con motivos barrocos, que eso es insano. La respuesta a todo el enigma es Ginés Carvajal Grande de España y Portugal. Ahora ya están todos. La claudicación de Calderón ya es completa. Le retiro toda mi confianza. Debe desaparecer y propugnar que la próxima directiva sea elegida en una rifa ante notario abierta a todos los clientes de sopas Knorr, porque la oposición que viene ya la hemos notado jadear sobre el lomo de nuestras madres en la era galáctica, que en gloria esté. Esto es lo que hay. Ahora queda presenciar el Madrid Barça con el pecho desnudo sólo con la medalla de tu pápa. Aquí se ve a los madridistas de verdad. Hasta el noventa y cinco hay que estar, ya sea minuto o gol. Procuraremos máximo despliegue. Y a continuación, a modo de refrigerio, la crónica del partido de un club medianamente serio para los estándares de este país, el Deportivo de La Coruña.

RBBE REDACCIÓN CRÁPULA ROCK BAR Partido con algo de morbo por la presencia en el equipo visitante de Albert Luque, que regresaba a Riazor después de varias temporadas fracasando por ahí adelante, primero en Newcastle y luego en el Ajax. Declaró esta semana que le hacía ilusión volver a Coruña y que esperaba un buen recibimiento, y que en el caso de marcar no lo celebraría con su clásico pase de torero, o lo que es lo mismo, de julandrón total. Su partido fue bastante flojo y el público mostró ante él bastante indiferencia, aunque en nuestro sector se le silbó bastante, yo incluido.

Dicen que es de bien nacidos ser agradecidos, así que por lo tanto yo soy un malnacido porque en cierta ocasión, en Donosti, nos acercamos al hotel del Depor a mendigar entradas (la Real se columpiara bastante con los precios) y Luque fue el único que nos dio las dos suyas y hasta consiguió alguna más de un compañero. Luego se comportó como un mercenario así que gracias por las entradas pero que te den por el culo.

También se pasó por Riazor el seleccionador Don Pantuflo Del Bosque, por lo visto para seguir las evoluciones de Aranzubia, Lopo y Lafita, y bien que se notó porque estos tres destacaron bastante. Sobretodo el portero, que está que se sale. Lopo en su línea, y si Lafita sigue una temporada más en el Depor es de puto milagro, porque el Zaragoza tiene una opción de compra sobre él y la va a hacer efectiva en junio como hay dios. Precisamente fue Lafita el autor del primer gol, de falta que se le coló a Goitia por debajo, a lo Arconada en el Eurocopa de 1984.

Yo estaba acojonao porque pensaba que jugaría Arnau, para mí uno de los porteros más paquetes de primera, y mira tú por donde que su sustituto no le tiene nada que envidiar. El segundo gol, de penalti, transformado por Omar Bravo, tras falta de libro cometida dentro del área sobre él mismo. Tras pitarlo, el balón lo recogió Riki dispuesto a tirarlo él, pero rápidamente se lo quitó Verdú, que es el primer lanzador, que se lo dejó tirar al mexicano.

Y hablando de Riki, creo que alguien debería mantener una seria conversación con él sobre el tamaño de una barriga en estado de gestación. Lo digo porque su mujer está embarazada y este notas cada vez que mete un gol (de pascuas en viernes) lo celebra haciendo el gesto de la barriga preñada, pero iniciando esa especie de arco desde la tráquea. Esta lamentable celebración también se la vi hacer a Bilic, del Sporting, que también se cree que el feto va desde debajo de la barbilla hasta la pelvis

Este artículo fue publicado el miércoles, 10 diciembre 2008 a las 8:41 pm en la categoría de Actualidad.