RBBE REDACCIÓN EL PARDO Los actos de deslealtad llevados a cabo esta semana por el populacho en contra de la Reina de España, Doña Sofía de Grecia, me han preocupado gravemente. Dubitativo, insomne, tomando notas de mis pensamientos y mirando mucho las estrellas, renuncié a tomar cartas en el asunto al comprobar desolado que el espacio radiofónico ‘Encarna de Noche’, desde donde pretendía arengar a las masas con una llamada telefónica, ya no seguía en antena. Todo se vino abajo. Entonces pasé página en el periódico y llegué a los deportes. El Polideportivo Ejido, localidad en torno a un parque temático erigido en honor de los residentes en el Gueto de Varsovia como fuerzas del orden, le había metido cinco ni más ni menos que al Villarreal, equipo erigido alrededor de una fábrica de jarroncitos y baratijas propias de negritos de mercadillo. Una pasada. Luego el Real Madrid visitó el estadio Gal, erigido en honor del centenario grupo empresarial perfumero que inventó el Heno de Pravia, y palmó inmisericordemente. Pero la noticia buena llegó al día siguiente. Un hecho que me recordó a la inauguración del Centro de Arte Reina Sofía, pues tenía a la Primera Española aún muy presente. Cuando este museo comenzó su andadura, allá por 1986, dio sus primeros pasos entre gran expectación e interés. España, un país que salía todavía de las cavernas, poco a poco se modernizaba y se abría a las artes más vanguardistas. El ciudadano español tomaba una dimensión mucho más rica y compleja en el aspecto cultural. Ahora bien, el día antes de que Doña Sofía fuese a cortar la cinta, a finales de Mayo del citado año, empleados del Ayuntamiento de Madrid soltaron perros adiestrados en las inmediaciones del edificio para exterminar a todos los gatos callejeros. Alrededor de un centenar fueron los felinos ajusticiados. Los equipos de emergencias del Ayuntamiento estuvieron a punto de intervenir, cuando parecía que a alguno de los jubilados que asistió a la matanza y que tenían por costumbre reunirse allí para dar de comer y cuidar día tras día a los animalitos, estuvo a punto de sufrir un colapso. Es decir, el español, ni para levantar un templo a las más sutiles y refinadas expresiones del alma humana es capaz de dejar de actuar cinco minutos como un auténtico troglodita. Lo recordé viendo que, en Villarreal, al día siguiente, había ido la gente a insultar al equipo al entrenamiento. Una localidad recóndita, con un equipo construido a base de raciocinio y prudencia, con uno de los mejores entrenadores del mundo, que además habla con subordinadas mientras te mira de forma penetrante con sus ojos azules; una localidad recóndita con un equipo que ha peleado con dignidad unas semifinales de la Champions; una localidad recóndita con un club que, año tras año, no baja la guardia y hasta aporta internacionales a la mejor selección española de la historia: esa puta localidad recóndita sale de su casa para ir a insultar a los jugadores el único día del año que han tropezado. Cualquiera diría que lo estaban pasando mal con tanto buen juego sin poder berrearle nada a sus propios jugadores. Es la Comunidad Valenciana. Y está a escasas horas de la Meseta en coche. Es España. Y es así. Como el lateral derecho del Real Madrid. Pasen y vean.

 

RBBE REDACCIÓN EL PARDO No he podido ver al Madrid como debiera. La Fórmula 1 lo ha impedido. Es este deporte una cosa extraña. Llevo sólo un año viendo las carreras enteras y ayer asistí a lo que se supone que ha de ser un momento histórico de primer orden. En otros deportes, cuando un acontecimiento de esta categoría tiene lugar uno sufre nervios e incredulidad. Se queda como en una nube: “No me lo puedo creer, o sea…”. Pero en la Fórmula 1 es distinto. Hoy en lo que ha ocurrido en las dos últimas vueltas he flipado. Estaba incrédulo, sí, pero porque no tenía ni puta idea de qué cojones estaba pasando. Podía haber pasado Hamilton a Glock, a Glock y a Truli, Truli a Glock, Glock a Truli y Hamilton. Qué sé yo. Si no distinguía ni de quién era cada coche. El inglés iba a palmar y en setecientos metros le ha sacado siete segundos a Glock tras adelantarlo en la última curva. Joder. Quién entiende eso. Y que no me digan que lo que pasa es que no tengo ni puta idea, porque los locutores de Telecinco no se han dado cuenta de que había ganado Hamilton ni cuando el realizador de la tele de la F1 ha sacado a su novia, con un pecho a punto de romper las cadenas del centralismo, gritando como una verdulera: ¡FARLOPAAAAAAAA! En clara referencia a lo que venía después, que en las horas en las que el lector medio lea esto seguirá teniendo lugar, allá en Brasil, con la presencia de Bianca Freire en el reservado VIP, a muy buen seguro. Pero eso sí, la movida, sin saber de qué iba ni yo, ni el experto que tenía al lado, ni los locutores españoles allí desplazados, emoción, lo que se dice emoción, mucha.

Una buena antesala para ver al Madrid, porque otra vez lo mismo de siempre. No puede ser que un entrenador que venía aquí a asombrar a Europa Occidental con su juego haya terminado en dos años con un esquema acomodadísimo en el patadón. A mí nadie me va a coger en un renuncio. Si el Madrid jugase con el sistema de Clemente yo sería feliz. Pero hoy por hoy los blancos sólo pueden ofrecer genuinos correcalles.

Arriba la cosa empeora. Las jugadas de ataque, a poco que se cierre la defensa rival, se tornan surrealistas. Como un grupo de jubilados en Humor Amarillo. Da asco verlo. Y quizá no lo daría tanto de no tener al Barcelona cosechando goleadas cual Adolfo Eichmann en la dirección de la ‘Solución Final’. Pero la gracia ya no hace gracia. Han pasado dos años de tesón y entrega y patatín y patatán y a poco que el equipo no esté fino es tan chungo y arriba tan vulnerable abajo como el Logroñés B con nueve en Old Trafford.

Y entre semana la cosa se hace más dura por el Marca, con Cristiano Ronaldo dale que te pego, y las formidables noticias que genera el presidente que, según me ha comentado a mí un periodista informado –sin haber leído yo más que los titulares- es todo cierto y se trata de una venganza de dos mendas que se cargó de su junta directiva. Con, para rematar, el culebrón de Sergio Ramos.

En el día de ayer, lamento no poder ofrecer el minutado, en una pérdida suya el Almería remató a bocajarro. En la jugada siguiente, treinta segundos después, un robo del Almería le coge fuera de posición, Crusat centra y Piatti marca. El Madrid saca de centro. Ramos sube hasta la cocina, la pierde y, de casualidad, le cubre la espalda Gago y corta en lo que podía haber sido ya el de la victoria. El suplente se llama Salgado. Si no le recuerdan del Mundial del 78, es un tipo que la semana pasada en el estadio Gal asistió a un par de charros que un equipo de segunda b le hizo al Madrid casualmente desde la misma zona por la que llegaron. Un tipo con suerte en el amor, en los negocios y en el juego, pero como espectador.

Y no hay más que añadir. Contra la Juve no espero nada, así que, tratándose de mi día de libranza, me iré a ver el partido al bar tres horas antes y luego en la crónica aparecerán el Fundi y Castella tres o cuatro veces por renglón. En todo caso, hay que destacar el buen gol de Raúl y apuntar en la pizarra que hoy, por primera vez en muchos años, no se ha chupado una jugada en la que podía haber encarado completamente solo porque ha debido considerar más cristiano asistir a Diarrá, quien dos metros por delante de él, esto es, fuera de juego clamoroso, decía: unga, unga. La generosidad del magnánimo líder hela ahí.

DON MANOLO Decía la semana pasada que el Barcelona de Guardiola me gustaba mucho, pero aún tenía algunas dudas que despejar. Una de ellas era como respondería el equipo ante partidos broncos, ásperos, encuentros de aquellos en los que el fútbol sedoso y preciso de este Barça no fuese posible por el rival o por el motivo que fuera. Pues una duda menos.

Este equipo ya ha demostrado que no se achica en las condiciones que sea. Lo demostró en San Mamés, y antes lo había demostrado en Ucrania, en un partido infernal en el que los jugadores del Shacktar dieron palos hasta en las cejas. En ambos casos el Barcelona demostró que es algo más que un grupo de finos estilistas. Supo llevarse ambos partidos a base de ambición y fe. Pero eso no era nada comparado con lo que esperaba en Málaga.

Reconozco que era pesimista. Cuando ví el pantano disfrazado de campo de fútbol en que se debía disputar el partido pensé que lo mejor que le podía pasar al Barcelona era perder y que no se lesionara nadie. Porque el juego del Barcelona se basa absolutamente en la circulación de balón. Y en ese terreno el balón ni siquiera rodaba, así que el passing game era totalmente imposible de practicar. Y la idea de jugar un partido a base de pelotazos y cuerpo a cuerpo no me daba muchas garantías, sinceramente.

Pero contra todo pronóstico, el Barça aceptó el reto y se puso a jugar contra el Málaga a pelotazos, disputas aéreas, despejes y peleas con el balón parado en el charco, que recordaban a aquellos entrañables partidos que jugábamos de chavales en los campos embarrados, que cuando el balón caía en un charco ahí íbamos todos a la disputa, y aquello se convertía en un aluvión de piernas tratando de sacar el esférico del agua hacia el campo contrario. Que al final te llevabas cuatro patadas en el tobillo y el balón seguía allí… Pues más o menos a eso tuvo que jugar el Barcelona el sábado, a ese fútbol de antaño, el que se jugaba en el Estadio de Atocha en las noches de lluvia, en los que el balón llevaba cuatro kilos de barro pegado, haciendo su esfera varios centímetros más grande de lo que era. Que había que echarle un par de cojones para pegarle de cabeza a un balón de esos.

En estas condiciones destacan los jugadores aguerridos y bravos. Pero también destacan los jugadores listos. Y hay pocos más listos que Xavi. El que es listo sabe, viendo venir el balón, si va a botar mucho porque cae en agua, si se va a frenar porque botará en barro, etc. y se anticipa, por ese conocimiento, a su rival. Xavi se llevó multitud de balones por eso, porque vio antes que su rival lo que iba a hacer el balón, y obró en consecuencia. Otros, en cambio, no hicieron eso. Iniesta, por ejemplo, no supo jugar. Intentó conducir el balón, y no se podía. Por eso Iniesta estaba de más en el campo, porque no se supo adaptar, trataba de jugar raseando el balón, como si se pudiera, y no se podía.

El partido a mí no me gustó. No disfruto viendo punterazos y patadas a seguir, tipo rugby. Y a esto se redujo el choque. Punterazos, despejes de cabeza y multitud de faltas. Los dos equipos jugaron a eso que en el argot del fútbol moderno alguien bautizó como “segundas jugadas”, o sea, lo que toda la vida se ha llamado “coger los rechaces”. Y a ese fútbol también supo jugar el Barcelona mejor que el Málaga. Los malagueños tuvieron poco que hacer porque por arriba no se llevaron ni un balón. Piqué, Márquez, Touré y Busquets se llevaron todos los balones aéreos, que fueron muchos. Y eso que tenían a Duda, que tiene un guante en la zurda y tiraba unos centros perfectos.

En el primer tiempo aún se vieron cosillas. Preciosos los dos primeros goles. Xavi y Duda limpiaron las respectivas escuadras. Messi la rompió abajo, imparable también. Aparte de los goles, dos detalles técnicos de Xavi, un par de arrancadas de Messi, empecinado en llevar el balón por el agua, y la zurda de Duda, que cada vez que tenía ocasión lanzaba un centro teledirigido. El resto, sudor, patadas y barro.

La segunda parte fue aún peor. Solo el tercer gol, auténtico golazo, valió la pena. Tocan Messi y Henry, Messi se la deja a Eto’o que centra al área, allí Henry de cabeza la pone de cara a Xavi que llega y remata de primera con la zurda para matar el partido. Tres toques, Eto’o – Henry – Xavi. Golazo. Hacer ese gol en ese terreno tiene mérito. Ya que vosotros vais a quitar mérito al triunfo porque era contra el Málaga (habrá que jugar solo contra el Madrid en liga y el Chelsea y el Manchester en Champions, y que nos den por ganados los demás partidos, porque si ganar al resto de equipos no tiene mérito, mejor no molestarse en hacerlo…), me permito señalar que ese gol marcado en esas condiciones es muy difícil de hacer.

El resto no fue fútbol sino lucha en el barro. Por cierto, ya que hay poco que hablar de fútbol en este partido, me permito reivindicar las peleas en barro. Las femeninas, claro. Pocas cosas más eróticas que esos combates. Y si las protagonistas eran actrices de películas de Russ Meyer, mejor aún.

Y ya para rematar esta crónica heterodoxa, y metiéndome en crónicas ajenas, no me resisto a comentar la obra de arte de Agüero. Esos dos toques mágicos, especialmente el segundo, para marcar el primer gol al Mallorca son pura poesía.

Oye, si sabéis de alguna peli de tías peleando en barro avisad….

RBBE VENTISQUERO DE LA CONDESA Pues no iba yo a bajar al Calderón ayer, viendo el tiempo que ha hecho estos últimos días, y menos cuando me estaba quedando tostado en el sofá viendo Conan el Albañil, pero como había quedado y la hora se echaba encima, la tuve que dejar a medio ver en un momento álgido: cuando Conan sale por patas de la obra ilegal huyendo de los inspectores de Trabajo y se refugia en una urbanización abandonada, donde están los esqueletos de los curritos en huelga de hambre por el pufo que les dejó la promotora. Aquí es donde Conan encuentra su hormigonera, una U-250 con motor eléctrico monofásico de 3 CV, y corona de fundición protegida por envolvente metálica, conforme a las Normas Cimmerias de Seguridad. Entonces Conan se promete a sí mismo que se construirá el chalet… por sus propios medios.

Pero bueno, a lo que vamos, ayer vino al Calderón el Mallorca, bien conocido en la casa por ser el club que nos estafa sistemáticamente con todo lo que de allí importamos, aunque cierto es que se han llevado a Cléber y Jurado, por lo que podría decirse que estamos casi empatados. Yo tenía muchísimo miedo a este partido, porque a este equipo y con el tío Manzano de entrenador siempre le ha bastado con defender juntitos atrás y aprovechar la media ocasión que tienen por partido cada vez que vienen a vernos. Y sin embargo, el Mallorca entregó ayer el partido como entrega Malula Sanz las llaves del Porsche Boxster al primer albanokosovar que se encuentra en la calle sin parar a pensar en si es realmente un aparcacoches.

Noticia: minuto 3 de partido. No solo no nos han marcado un gol, sino que además Leo Franco ha hecho una parada. Así, sin avisar. Y va el colega… ¡y sigue parando! Quién coño le ha dicho a este tío que tiene que jugar de portero. En la segunda parte le tiran otra vez, y no sólo la para, sino que se adelanta a la trayectoria del balón. Casi al final, le saca una a Webó a mano cambiada. Sin embargo, yo no creo que el Caudillo del área, y según se dice, el líder de la mafia del vestuario, ayer parase una mierda. La explicación es otra: los delanteros del Mallorca son todos convexos. Eso y que no estaba Coupet, desde luego.

Son convexos de tal modo, que desvían ellos mismos los balones y rechaces, y la mandan fuera. Aduriz es claramente convexo, Webó es convexo, Scaloni es convexo. Aunque de convexidad en el Calderón se sabe mucho: Sinama es tan convexo como Mista, pero menos que Javi Moreno. Está clarinete que Agüero es más cóncavo que Güiza, pero no tonto, y por eso ayer corrió lo justito. Caracaballo van Níspero es de lo más cóncavo que he visto en mi vida, ya le da con el culo que las mete para dentro, sin embargo, la rata de alcantarilla que lleva el 7 en el Madrid ha sufrido un proceso de convexamiento (esta palabra existe?) que casi obliga a pedir la baja por depresión a Tomás Roncerdo. Ronaldo fue un ejemplo de concavidad en un cuerpo muy convexo. Julio Salinas fue una S, cóncavo y convexo a la vez, pero que nunca pronuncie bien el adverbio “ahí” le da cierta convexidad añadida.

Dos concavidades de Agüero, y luego nos quedamos fríos. Ya no está Ballesteros, que era de lo poco divertido que traía el Mallorca al Calderón. Nosotros le queríamos, sabíamos que venía a hacernos reír, aunque fuera un garrulo. El último año de Torres, vino a hacer break dance en el césped, le salieron unos windmills con amonestación muy decentes. Se intentaron dar unas pocas hostias, pero ni por esas, ni Dios entró en calor.

La miseria se apodera de la Liga española. Un equipo con un entrenador rarito se ha puesto líder. Sólo quedan bigotes en la primera división iraní. Malula vuelve en el búho a casa. “Makukula tener hambre”, dice golpeándose el pecho. Hay un tío en el primer anfiteatro de grada que ve el partido de pie, como si fuera el entrenador. Gesticula como Fernando Vázquez sin Hemoal. Los de la zona le dejan hacer, no le matan directamente porque no hay nada que ver. Se me acabó el tabaco marca Don Antonio, puro fúmbol en cada calada. Y Julio Salinas, ahí hay un hombre que dice ay.

Este artículo fue publicado el lunes, 3 noviembre 2008 a las 6:48 am en la categoría de Actualidad.