Un gatito adorable con los gánglios inflamados por un catarrito impidió ayer que pudiera actualizar a su debido tiempo el regreso triunfal, con la boca llena de palillos y tomando notas improvisadas en servilletas de papel, de nuestro Don Manolo. Luego he llegado a casa por aproximación esta mañana. Dos horas metido en el metro tratando de atinar con mi parada. Como robar panderetas con el síndrome de abstinencia de Antonio Flores, quien habrá visto irritado desde el cielo cómo su hermana ha revisado erroneamente su canto a la violencia física y psicológica contra las personas del otro sexo. Y eso, que nos hemos demorado. Sin embargo, ojo al parche, que esta semana comienza la Segunda Era de la bitácora con nuevos colaboradores, sorpresas y mayor diversificación. Besitos, corazones.

Me dicen que hable sobre alguna sonora derrota en las apuestas, que cuente como fue una vez que perdí mucho en una apuesta y qué se siente. Me gustaría poder contar una historia de jugador maldito, una historia de perdedor descamisado, con barba de tres días y la mirada perdida, en serio que me gustaría poder decir que estuve al borde del suicidio cuando un gol en el último minuto de un partido me hizo perder seis mil euros, y que a continuación abandoné a mi familia para no soportar la vergüenza y con lo poco que me quedaba me emborraché y me fui de putas. Pero no soy Bukowsky (eso es obvio), ni tengo  esa gran historia en el cuarto trastero de mi vida, ni tengo el talento suficiente como para inventarla. Esto hablando de apuestas. Si hablamos de juego en general, sí que estuve una vez al borde del precipicio, aunque milagrosamente se arregló la cosa.

¿Os lo cuento? Vale. Tenía yo 24 años y hacía menos de un año que me había casado por primera vez (para quien no lo sepa: estoy dos veces casado y otras tantas separado, y no descarto hacer el hat-trick). Un viernes, uno de julio, recién cobrado el sueldo y la paga, a la salida del trabajo, me fui con dos compañeros a tomar algo, serían las siete de la tarde o así. Mientras estábamos en el bar alguien propuso ir al bingo (había uno enfrente del bar) y con la euforia de las copas, y el dinerito fresco en el bolsillo, nos fuimos allí a tachar números. Yo nunca he sido partidario del bingo ni de ningún juego pasivo (loterías, y aquellos juegos en los que tu no intervienes, no me van), pero bueno, un día es un día. Tras estar una hora en el bingo sin cantar nada, uno de mis dos compañeros propuso “esto es un juego de viejas, vamos al casino a jugar en serio”. Yo siempre he sido jugador, desde niño cuando me jugaba los cromos, así que la idea de jugarme la pasta siempre me produce cosquillas en los dedos.

Si a esa tendencia innata le sumamos el alcohol, la paga recien cobrada y que me había juntado con otro vicioso… la cosa no tenía marcha atrás. Iríamos al casino. El tercero en discordia se rajó, así que nos fuimos los dos solos. Yo no había estado nunca en un casino, lo cual era un aliciente más. Por el camino me sentía excitado como la primera vez que sabes que vas a echar un polvo, que sabes que has quedado para eso, y lo vas a hacer por primera vez. Esa sensación mezcla de miedo y euforia. Mi compañero ya había ido más veces, y en el coche, camino de Torrelodones, me explicaba los juegos que había en el casino.

La ruleta era pura suerte, así que me dijo que lo mejor era el Black Jack. Me explicó como se jugaba, básicamente era igual que las siete y media, pero hasta 21. Me dio otros detalles del juego, que la banca pedía obligatoriamente hasta 16 y se plantaba con más. Que podías doblarte o abrirte con determinado punto, que los ases valía uno u once según te interesara, etc. Recuerdo que cuando entramos decidimos cambiar todo el dinero en fichas. No es que pensaramos gastarlo todo, pero daba igual, porque luego al salir volvíamos a cambiar y ya está. Así que toda la pasta que llevábamos (ciento y pico mil pelas cada uno, de la época) la convertimos en fichas y buscamos una mesa de black jack. Cuando se quedó un sitio libre se sentó mi compañero a jugar. Yo me quedé detrás de él viendo cómo jugaba y perdía nuestro dinero. Al rato, quedó otro asiento libre a su lado y me senté yo, a ver si entre los dos cambiaba la suerte. Pero la suerte era una hija de puta. Si pedías con doce, te salía una figura. Si te plantabas con quince, la banca hacía veinte. Ganábamos una vez y perdíamos cuatro. Así que poco a poco fuimos perdiendo, y perdiendo, el taco de fichas iba menguando y menguando…. Hasta que desapareció.

Fue como despertar de un sueño. Nos levantamos de la mesa con cara de bobos, como autómatas nos dirigimos a la puerta de salida. En apenas dos horas habíamos perdido todo el dinero. Estoy hablando del sueldo y la paga. Y estoy hablando (por eso lo aclaré al principio) de un hombre casado, que se pule el sueldo y la paga el mismo día que lo cobra, en el casino. ¿Cómo explicar eso en casa? En aquel momento yo deseaba una muerte súbita, algo indoloro y rápido, que me evitara dar la cara en casa. De camino al parking iba pensando en posibles excusas, aunque solo se me ocurría decir que me habían robado.

A ver qué otra cosa podía decir…. Cuando íbamos a subir al coche, mi compañero dijo. “Oye, me quedan dos mil duros, vamos a entrar otra vez, total ya qué mas da”. Yo ya no tenía nada, pero dije que vale, que entrabamos y que yo le debía mil duros ya que yo no tenía para poner. Como era tan poco dinero, en lugar de jugar los dos, se puso él solo. Yo detrás. Apuestas mínimas y siempre asegurando. Sobre todo, prohibido pasarse. A partir de 12 nos plantábamos, aunque la banca tuviese un 10. Aunque las dos o tres primeras manos las perdimos, de pronto empezó a cambiar la racha. Cada mano era un sufrimiento que no os puedo explicar. Sudores fríos cada vez que el crupier levantaba una carta. Expiración de alivio cada vez que la banca se pasaba. Empezamos a ganar. Mi compañero me dijo que me sentara yo también a jugar. Le dije que no, que iba bien así la cosa y no convenía cambiar lo que iba bien.

Me insistió y me senté. Yo también empecé a ganar. Siempre apostábamos lo mínimo, pero decidimos que a partir de ahora jugaríamos apuestas puntuales del triple, cada cinco manos. Cuatro apuestas de 1.000 pesetas, y una de 3.000, esa era la secuencia. Y la cosa funcionaba. Las apuestas gordas las ganábamos todas, y las pocas veces que uno perdía, el otro ganaba y compensaba. Me sudaban las manos, y recuerdo que cuando crecía el taco de fichas, nos guardábamos la mitad al bolsillo (“Estas ya no nos las jugamos, pase lo que pase”). Así, cada vez teníamos los bolsillos más llenos, aunque los montones de fichas no fueran muy grandes. Tras estar unas tres horas sin parar de jugar, de sudar y de sufrir (nadie sabe lo que fue aquello, en serio, siempre que escucho la frase “jugar con presión” recuerdo aquella noche), y creyendo que ya habíamos recuperado lo perdido, decidimos levantarnos y descansar un poco. Fuimos al bar, nos pedimos dos cubatas, nos sentamos en una mesa y nos pusimos a sacar las fichas de los bolsillos y contarlas. Para nuestra ventura, habíamos recuperado todo lo perdido, y además ganábamos 18.000 pesetas.

Nos sentimos como yo creo que debe sentirse uno que se estrella en un avión y sale ileso. Nos tomamos las copas y primero decidimos jugarnos las 18.000 que ganábamos y cambiar el resto por dinero que ya no saldría de nuestra cartera. Pero al final dijimos, que coño, vámonos con los dieciocho talegos que ya hemos jugado bastante. Siempre me ha dado bastante vergüenza contar esto, porque la gente que lo escucha puede pensar que soy (o fui) un ludópata o algo así, alguien que no sabe controlarse, que se juega lo que no tiene, un irresponsable integral. Y, lo cierto es que, salvo en ese episodio de mi vida, nunca que sido un loco con el juego. Siempre me he jugado lo que podía jugarme.

Me gusta el riesgo, disfruto con él, pero no estoy loco y salto con red. Si necesito 20 para vivir y tengo 25, me puedo jugar 5. Y me las juego, es verdad. En vez de guardarlas o gastarlas en una chorrada, prefiero jugarlas, si sale bien tendré 10 y si sale mal, habré perdido lo que me sobraba, nunca lo esencial. En el caso de las apuestas por Internet, yo hice un ingreso en Miapuesta, de 20 euros. Con ese ingreso, y otros 20 que me regalaron por mi primer ingreso, estoy jugando hasta el dia de hoy. El primer año perdí con las apuestas, lo que pasa es que ganaba con el poker. Ese primer año prácticamente financié las apuestas con las partidas de poker, y el poco dinero que gané (no llegó a mil euros) en el 2004 fue básicamente por el poker. A partir del siguiente año ya empecé a ganar también en las apuestas, porque cambié la forma de jugar, apostando en cosas a las que valía la pena arriesgarse. Sobre todo, las apuestas en directo, que son una posibilidad enorme de ganar dinero. El típico partido que en el minuto 85 va 0-1, es ideal para meter 10 euros a que el que va perdiendo, gana. La mayoría de las veces no se da, pero el día que hay remontada y el partido acaba 2-1 te llevas dos o tres mil euros a cambio de diez. Y con eso ya juegas todo el año. Y teniendo dinero en la cuenta, ganas fijo.

Yo en lo que va de año llevo ganados unos 700 euros, pero no los saco de la cuenta, los dejo ahí para poder apostar a otro nivel. Si cuando tienes 50 euros haces apuestas de 5, con las que ganas 25, teniendo 700 haces apuestas de 50 con las que ganas 250. Así lo he hecho estos años, y siempre me ha ido bien. Y cuando me vaya mal y pierda todo, habré perdido 20 euros que ingresé en el 2004. Y si eso pasara, tampoco está mal haber viajado a paises como Islandia o Japón por 20 euros, no?

Pero vamos a dejarnos de historias y al lío, que tenemos un fin de semana con fútbol al que podemos sacar unos duros. Esta es la jornada:

ATL. MADRID – R. MADRID.- Me gustaría equivocarme, pero no hay que ser muy lince para pronosticar un triunfo madridista. Los colchoneros, hablando de un modo castizo, se giñan cuando tienen al Madrid delante. Añoro los tiempos de Futre y Manolo, cuando se jugaba contra el Madrid sin complejos, y hasta se les ganaba de vez en cuando. Pero los últimos muchos años el Madrid lo tiene más fácil en el Calderón que en su propio estadio contra el Numancia. Este año está la cosa de que los atléticos igual vienen picados tras el 6-1 de Barcelona, pero hasta en eso han tenido mala suerte, porque ha habido parón de liga y se ha suavizado el tema; y se habla mucho más del cierre del Calderón que de la paliza del Barça. Con lo cual, les cogerá Raul y les azotará el culo, como tiene por costumbre hacer. Tras lo que (y esta es la buena noticia) le renovarán por quince años más y será titular el resto de la liga, o por lo menos hasta el partido de vuelta.

ESPAÑOL-VILLARREAL.- El Apañó, pese al empate del Bernabeu, tiene muy poquito este año. Tamudo, el anticulé, está muy bajo de forma, y dependen mucho de la inspiración de De la Peña. No se como andan de bajas, pero de todas formas no confío en ellos. Me impresionaron mucho para mal en su partido contra el Barça en casa. Apostaría por el Villarreal, pero la cuota es pequeña y tal vez sea un partido para buscar la mayor cuota, por si los internacionales del Villarreal vienen mal y los españolistas los sorprenden. Partido incierto en cualquier caso.

VALLADOLID-RECREATIVO.- El Recre es muy poco equipo, y encima en el partido anterior les metió cuatro el Málaga en su propia casa, así que supongo que llegarán bastante tocados. El Valladolid, sin ser nada tampoco, debería ganar con cierta holgura. No espero sorpresas aquí, y me parece un partido claro para apostar por el uno.

MÁLAGA-GETAFE.- El Málaga es favorito tras el repaso del último día en Huelva, menuda moto el Eliseu ese… supongo que tendría el día tonto, porque como juegue siempre así, menudo bicho. Yo creo que puede ser un partido para sacar un dinero apostando por la variante, pero claro, ¿al equis o al dos? Ahí está el dilema. That is the question. Yo, en estos casos, siempre tiro a la mejor cuota. Si te equivocas, que sea por valiente.

BETIS-MALLORCA.- Yo creo que al Betis ya le toca ganar. Ha tenido muy mala suerte en lo que va de liga y supongo que tiene que empezar a cambiar la racha. Supongo que no podrá jugar Mark González después de la hostia que se dio en el partido contra Argentina, pero de todas formas, tengo bastante confianza en que el Betis gana el partido.

SPORTING-OSASUNA.- Entrenador nuevo, victoria segura, dicen. Lo que pasa es que el entrenador nuevo en este caso es Camacho, así que no se yo… El Sporting ha perdido en casa todo lo que ha jugado hasta ahora, así que ya va siendo hora de que sume algún punto. Me gusta el empate, y se paga bien (3,35).

RACING-DEPOR.- Aquí voy a apostar por el resultado exacto: 1-0 a favor del Racing. No se paga demasiado para ser un exacto (7,2), pero es que tengo bastante fe en que este partido acaba así. Dudo que los cantabros vuelvan a palmar en casa después de hacerlo ante Madrid y Mallorca. El Depor fuera tampoco me parece muy fiero. Nada, una victoria mínima para el Racing, definitivamente.

VALENCIA-NUMANCIA.- Un partido en el que no vale la pena apostar. Se paga muy mal el triunfo del Valencia, y este es el único signo posible, a mi modo de ver. No veo al Numancia pegando el petardazo en Valencia, a poco que Villa esté medio entonado. Eso si, si alguien se anima a por la sorpresa, la victoria soriana se paga a 11…

ATHLETIC-BARCELONA.- Aún es pronto para sacar pecho pero que nadie olvide que me batí el cobre contra todos vosotros por este Barça de Guardiola justo en la segunda jornada de liga cuando, tras empatar con el Racing, teníamos un punto de seis posibles. Pero es que era irreal, fueron dos accidentes. El Barcelona jugaba muchísimo al fútbol y solo la divina providencia pudo impedir que ganara con mucha claridad ambos partidos. A partir de ahí, jugó igual de bien pero además ganó. Unas veces con la suerte que le faltó al principio, y otras (Sporting y Atlético) muy, muy sobrado. En Bilbao me temo que tocará sufrir. Venimos de partidos internacionales, Messi seguramente estará cansado y no jugará, Iniesta tocado, en fin, que no me gusta como se le ha puesto el ojo a la burra. El Athletic de Caparrós saldrá a morder, llevan quince dias esperando. La victoria rojiblanca se paga a 6,4 y me parece muy tentador. El empate tampoco es mala apuesta.

ALMERIA-SEVILLA.- Las casas de apuestas dan favorito al Almería. Se paga menos la victoria local que cualquier otro signo. Y, en principio, podría parecer raro, pero si vemos que en el Sevilla no estarán Capel, Luis Fabiano y creo que tampoco Kanouté, pues igual será verdad que tiene más opciones el Almería…. No lo se, me parece un partido difícil de pronosticar. Prefiero esperar a que empiece y verlo para apostar en directo según se ponga la cosa. Voy a apostar así:

COMBINADA: Sporting – Osasuna.- X / Málaga – Getafe.- X2.- 30 € (posible ganancia: 141,75 €)

COMBINADA: At.Madrid-R.Madrid.- 2 / Athletic-Barça.- 1X.- 30 € (posible ganancia: 158,01 €)

COMBINADA: Valladolid-Recre.- 1 / Betis-Mallorca.- 1.- 30 € (posible ganancia: 108,23 €)

SIMPLE: Racing-Depor.- Resultado exacto.- 1-0.- 10 € (posible ganancia: 72 €) Alea jacta est.

Este artículo fue publicado el sábado, 18 octubre 2008 a las 8:11 pm en la categoría de Bruxismo y Ludopatía.