.actualidad:Eto’o en la selva*

Laporta frunce el entrecejo, se siente Valdano y asegura que Eto’o no jugó ante el Rácing “por ser prudente”. Toma butifarra. Queda aclarada la versión del primero de los barcelonistas: para solaz del aficionado al fútbol, el camerunés evitó una recaída en su lesión de menisco. El sentido común arroja otro diagnóstico más grave: al Barça le ha salido un cáncer.

Ni delantera REM (Ronaldinho, Eto’o, Messi) ni gaitas. Eto’o ha tirado por la calle del medio, no quiere compartir la gloria con nadie. “Toda pa’ mí”, parace haber dicho recordando sus tiempos de paria por Madrid. Es un sino en la carrera de Eto’o. A mí, me, yo… Samuel Eto’o conjuga todos los pronombres en primera persona antes de pensar en plural. Es un goleador; por encima de Henry, Drogba, el doble de Ronaldo (por el peso) que ha fichado el Milán o Kanouté, el mejor del mundo.

El problema de Eto’o se ha suavizado con el tiempo. Pero no con goles. Lo que él quiere es el reconocimiento de todos. Y si no lo consigue reacciona como un niño caprichoso, con las formas bruscas propias de quien no tiene el contrapeso cultural para meditar antes de escupir lava por la boca. Lo muestra cíclicamente. En la cantera del Madrid, en el Leganés, en el Mallorca, con la selección camerunesa y ahora también en el Barcelona. Es un ser salvaje, no hay duda.

Hay una paradoja que explica la vida de Eto’o. En el año 2003, Camerún llegó a la final de la Copa Confederaciones ante Francia. Por el camino, perdió a Marc Vivian Foe, íntimo amigo de Eto’o. Foe falleció sobre un campo de fútbol con los ojos en blanco. Fue una imagen espeluznante. La final se jugaba el último domingo de junio. El sábado previo por la noche, Eto’o llevó al Mallorca al título de Copa ante el Recreativo. El domingo se presentó en Saint Dennis para honrar a su compañero. Los cameruneses prepararon unas camisetas en las que rezaba: “Un león nunca muere, duerme”.

Eto’o puede pedir perdón y comportarse como un minino. Pero en un tiempo montará otro seísmo en Barcelona o donde esté. Su carácter sólo se adormece.