Inauguramos nuestra sección sobre Salva Ballesta y Oleguer Presas llenos de gozo por el recibimiento de Mestalla al joven catalán antisistema, multikultural y solidari@. Lo vivido esta noche por el bueno de Oleguer en Valencia nos ha sumido a los redactores de RBBE en un estado de conmoción que ha provocado que nuestros móviles sacaran humo llamándonos los unos a los otros, alarmados, para analizar, de urgencia, la situación: los valencianos, con su actitud desmedida y su legendario apasionamiento, estaban avivando las brasas del separatismo y ya lo que nos faltaba, después de siglos de atomización que impiden que España empalme un mundial tras otro (vean aquí  el listado completo). Que los catalanes no son tan simpáticos como los andaluces, pero tienen más dinero y alguno juega bien al fútbol.

Oleguer, el hombre que promovió el boicot a Kelme (no me miren raro, que no lo digo yo, lo dicen unos panfletos que se repartían a la entrada de Mestalla), ha soportado estoicamente (me atrevería yo a decir que siendo uno de los mejores azulgrana sobre el césped) los silbidos de la grada cada vez que intervenía, que bueno, pase, es normal, pero la cosa ha llegado a extremos grotescos cuando, váyase usted a saber por qué, Mestalla entera, como un solo hombre, coreaba “Puta Barça y puta Cataluña” (canto dirigido al club, en general, no a Oleguer, aunque no me imagino yo a Ronaldinho muy compungido ni por lo del Barça ni por lo de Catalunya). Pero no vean lo bien que sientan estas cosas, tradicionalmente, en el noreste peninsular.

En RBBE, adelantándonos a las reacciones de la prensa de aquí y de allá de mañana, y preocupados tanto por la integridad mental del lateral azulgrana como, sobre todo, de la integridad de la Patria Una, queremos iniciar una campaña en pro de la salida de Oleguer del Barça. Pueden llamarnos previsores, pero habiendo campos como los de Zaragoza, Betis, Getafe, Santander, Atlético, Madrid… los hechos de hoy pueden generalizarse y repetirse cada quince días, y tal como está el patio, cuanto más se reduzcan los riesgos de un nuevo enfrentamiento civil, mejor.

Nuestra primera apuesta ha sido la de mandarle a jugar al País Vasco, pero entre que la Real lo tiene crudo y que el Athletic no ficha a seres humanos, lo hemos descartado. Y, además, habría que seguir visitando Mestalla o el Alfonso Pérez. Así que nos hemos pasado directamente a las grandes ligas europeas, que seguro que recibirán con los brazos abiertos a todo un campeón de Europa.

A la derecha, el que parece una señora mayor, se llama Fermín Muguruza

En Inglaterra, el West Ham. Un club obrero, con una afición formada por buenos chicos de barrio -aunque se ponen algo violentos cuando beben- que en los 60 fue la “Academia del Fútbol”, una academia que ha sufrido un proceso de degradación que ríete tú de la LOGSE. En Italia, el Livorno sería un buen destino: comunistas hasta decir basta, tienen el atractivo añadido de que es improbable que el público rival insulte a nuestro hombre, porque al paso que van, no habrá público. También encajaría en el Sankt Pauli alemán, sito en lo que sería el barrio rojo de Hamburgo y que cuenta no sólo con una afición que nada tiene que envidiar a la livornesa, sino también con un presidente maricón, de natural tolerante. Y en Francia… no, Francia no es una gran liga europea.

Bueno, es una lástima que los grandes momentos de la Gloriosa Unión Soviética ya sean historia, porque nos ahorraríamos el trabajo de búsqueda, pero lo importante –diríamos más: lo trascendental- es que Oleguer salga de España a la voz de ya. Repetimos: la Patria Una no aguantará muchos más envites como el provocado hoy por cuarentamil bocazas levantinos.

Y a la larga, cuando Luis Aragonés abandone el fútbol tal y como dicen que ya abandona su higiene personal, llegará un seleccionador que no tendrá más remedio que convocar a Oleguer Presas Renom, jugador del Bolton, o del Hannover, para ocupar el lateral derecho de la Roja. Que al fin y al cabo, Iríbar (en la ETA le conocían con el sobrenombre de Chopo) fue portero del equipo de la RFEF durante muchos años. Aunque bueno, eran otros tiempos donde uno no podía negarse a asistir a las convocatorias. Como ahora, más o menos.

Este artículo fue publicado el domingo, 18 febrero 2007 a las 11:23 pm en la categoría de El punto y la i.