¿Pues que no resulta que va este fin de semana y se juega una jornada de Liga? Joder, suerte del Marca del lunes, que en páginas interiores hacía una breve reseña de lo acontecido en realidad en los campos de la Primera División, que nosotros estábamos convencidos que se habían habilitado para ver en los videomarcadores ese espectáculo tan apasionante que sería la F1 si en lugar de retransmitir los Grandes Premios nos televisaran los vestuarios de las pitbabes, un plano fijo del área de trabajo de las copisterías de Woking o las comparecencias en los juzgados de pilotos y jefes de escudería. ¿Para cuándo Ron Dennis en Salsa Rosa, Niki Lauda a Cambio Radical y la novia de Raikkonen en la portada de Interviú? La cuestión es que los dichosos cochecitos incluso provocaron retrasos en el inicio de la segunda parte de algunos partidos, que en otros campos la grada se arrancó a voces de “Alonso, Alonso” -aunque Perico o Marcos hace lustros que no juegan profesionalmente al fútbol- o que rizando el rizo, en el campo de regional donde un servidor se emborracha a cara descubierta los domingos a plena luz del día sin dañar por ello mi inmaculado prestigio social tuviera que soportar al público cantando “el hincha del inglés / que hijoputa es” o a un chalado reclamar la hispanidad de Gibraltar (con la argentinidad de Las Malvinas no se atrevió, intuyo que porque no tiene ni idea de dónde caen o siquiera de que existen), mientras en el campo elequipodemipueblo® nos regalaba cuatro expulsiones y varios conatos de tangana. Y es que no sé qué pasa con los españoles que cuando se les pone un inglés delante se salen de sus casillas. Seguro que esta actitud contra los hijos de la Pérfida Albión hunde sus raíces en vete saber qué episodio histórico, pero ay chavales, habéis tenido la desgracia de que esta entrada la escribo yo y no Álvaro, así que confiad en la Wikipedia o en la LOGSE, allá vosotros, que aquí no vais a encontrar la luz que andáis buscando. Vamos, como que todas mis referencias sobre el tema se reducen al himno ochentero de los extintos Pabellón Psiquiátrico, “Mata un mono, mata un inglés”. Pero seguro que Medina Cantalejo sabe un poco más de Historia Universal que yo, porque el muy cabrón pasó por alto que los beneficiarios eran los no menos odiados rusos para sacarse de la manga un penalti a lo Guruceta que va a descuadrar las cuentas de beneficios de varios turoperadores londinenses y aseguradoras austrosuizas, que confiaban en hacer negocio con las ansias interculturales de decenas de miles de simpáticos y alocados súbditos de su majestad la reina Elizabeth. Y para cerrar el peor fin de semana que recuerdan los ingleses desde que David Beckham se hizo sus primeras mechas, el XV de la Rosa palmó ante los Springboks -unos tipos que son más holandeses que el Barça de Cruyff, aunque se empeñen en hacernos creer que son africanos- en un deporte que el aficionado medio sería incapaz de distinguir de un Eibar – Numancia. Joder, pobres ingleses. Aunque si no hubieran sido ellos, habría sido cualquier otra cosa, que hacía meses que Barcelona y Madrid no eran miccionados con estrépito y regocijo el mismo fin de semana y todo vale para –al grito de Santiago y cierra España- disimular, mirar para otro lado o hacer como que, de golpe, nos interesa si el coche alemán dirigido por un inglés y pilotado por un español acaba una carrera delante o detrás de un coche italiano dirigido por un francés y pilotado por un finlandés.

Ni virus FIFA, ni hostias. Ni siquiera fiebre brasileña. Una infección de orina es lo máximo que pudimos ver en Villarreal y Montjuich, donde los equipos local y realquilado, respectivamente, meaban de manera copiosa en los rostros de Barcelona y Madrid, los dos únicos equipos de la Primera que todavía no conocían esa agradable sensación de humedad pegajosa, de vapores ácidos penetrando la pituitaria hasta alojarse en el córtex y de ese líquido color lúpulo y de textura densa y pesada rezumando en la comisura de los labios. Pero es que joder, parece que les gusta. Y una vez al año, puntuales a la cita, acuden para ser bailados con más o menos gracia los azulgrana a un campo más pequeño que el comedor de la Preysler cuando tienen el balón pero que, por arte de birlibirloque, se convierte la base aérea de Cuatro Vientos cuando hay que defender a los amarillos. Y venga a correr detrás de Pires, Cani y Cazorla, que viendo que ganar al Barcelona es ya una empresa demasiado asequible se atreven con un gol de antología recién empezado el partido. Algo parecido a lo que le pasó al Madrid contra el Español, agrandando la figura de un ya crecido Riera al que para celebrar su partido en Dinamarca le homenajearon haciéndole el pasillo a la salida de un córner sólo empezar. Y unos y otros 88 minutos a sufrir la vejación con un punto en común: la inexistencia de los centros del campo. El del Barcelona por falta de efectivos propios y el del Madrid, por abundancia de efectivos rivales. Y es que si el Barça va a tener que recurrir a Rainjar para robar algún balón en la zona ancha, el Madrid hubiera necesitado a toda la primera línea de los All Blacks para quitarle de encima a Guti a los mediocampistas periquitos que no le dejan ver más allá de sus mechitas. Y el resto es historia, porque cuando pierdes en el centro del campo se hace muy difícil dominar en las áreas, ya sea en la propia porque los rivales te vienen más desatados que la infantería almogáver, o en la rival, porque no hay manera humana -entiéndase el fútbol basko como no humano- de hacer llegar un balón en condiciones a los delanteros. Y todo esto sin Ronaldinho ni Robinho en las convocatorias, y ustedes son libres de decidir si es positivo o negativo el hecho de que estos malos resultados no les sean esta vez atribuibles a Dumb & Dumber.

La delantera del Villarreal al completo

Más allá de las galaxias –tened en cuenta que el párrafo anterior es el fragmento de mayor extensión que se ha publicado en lengua castellana de las derrotas del Fútbol Club Barcelona y del Real Madrid Club de Fútbol en la octava jornada del Campeonato Nacional de Liga-, otros hechos reclaman nuestra atención. El Valencia, el equipo que más internacionales españoles paga de sus arcas, se ve que está inmunizado del llamado “virus FIFA”, y se da un festín a costa del Dépor. Todo bien, porque a) provoca que los valencianos que pueblan las gradas de Mestalla se jodan y no puedan ver en vivo el mejor partido de los suyos en lo que va de año, b) evita que los valencianos que pueblan una parte de las gradas de Mestalla puedan saltar al campo a agredir a Cañizares, con el riesgo que ello tendría para la integridad física de nuestra mascota y c) deja sin argumentos a los que buscan excusas a las derrotas de los grandes. Y hablando de grandes de valencianos, en el Levante ya se nota la mano de su nuevo preparador italiano, ejemplo de sensatez y contención en contraste con el suicida de Abel: sólo perdieron por 0 goles a 2 un partido que deberían haber perdido de bastante más y que permite que el Sevilla, con claros síntomas de mejora, se aleje, momentáneamente, de la zona de descenso, calmando los ánimos antes del partido crucial contra el Steaua, que se empeña en volver año tras año en peregrinación al Pizjuán.

Más desde Sevilla: el Betis empata y consigue que nuestro querido Don Manolo no pierda TANTO dinero. Menos es nada. Así consiguió Cúper que le acabaran por echar de todos lados, pero los béticos se podrán dar con un canto en los dientes si no pasan las angustias de temporadas pasadas, que al fin y al cabo no son ni el Valencia ni el Inter y el partido de este fin de semana lo hubieran perdido nueve de cada diez veces. Getafe, Murcia, Valladolid y Athletic, por el contrario, no cumplieron con los pronósticos y no firmaron ningún empate, más dinero tirado por el sumidero. Pero bienvenidos sean estos 20 euros menos si sirven para ver la patada que Kepa le arreó a Mejía en respuesta al clamor popular que reclamaba que el equipo le echara huevos o a Aduriz de nuevo marcando en Valladolid pero, a diferencia de Kepa, sin los cojones suficientes como para celebrarlo.

Se van a disputar nueve minutos de tiempo añadido

Y poca chicha más. Güiza marca en el Colombino. A ver si se aclara el chico: si le llaman puta a su señora, se molesta. Si le llaman borracho a él, se molesta también. No sé, que se haga de los Legionarios de Cristo y acalle a lo bruto ambos rumores, aunque la verdad es que parece que hace bueno el tópico periodístico de que él “les respondió en el campo”. Golazo, 0 a 2 y el Mallorca en el umbral de los puestos europeos y jugando medio apañado, a juzgar por los resúmenes del Plus. En Almería, los cuatro que estaban mirando al campo, tuvieron a bien reabrir el debate sobre el delantero centro de la selección española: cuando todo parecía indicar que la España futbolística ya había llegado a un acuerdo sobre cuál era el Raúl que debía estar en la Selección, va un tal Álvaro Negredo, roba un balón, y en carrera calca el golazo del capitán del Español. Si se cambia el nombre de pila igual le lleva Aragonés. Los de Emery no hacen mucho ruido y ya sólo están a 31 puntos de la salvación y dejan atrás a un Osasuna lastrado por la expulsión de Elía.

Y para acabar, a unas horas en las que yo ya debería estar en la cama, se jugó en el Calderón el a priori apasionante Atlético – Zaragoza. Con el campo volcado con… ¿el Kun? ¿Forlán? ¡NO!… ¡Aragonés!, los colchoneros se dieron cuenta pronto que a pesar de que el Zaragoza tenía más el balón, chutaba más, pegaba más, tiraba más córners y todo más, tampoco iba a ser aquél el día en que iban a jugar uno de los cuatro partidos excelentes que la plantilla maña va a disputar este curso (y que con suerte, gracias a la guerra de medios, va a coincidir con las cuatro veces que su partido no sea televisado por ninguna plataforma). Así que después de marcar el primer gol todo se redujo a esperar y salir a la contra una y otra vez, hasta meter cuatro goles, con una grada entregada con el raciocinio nublado por la presencia del Simio Sabio de Hortaleza y por la certeza que Hamilton no se iba a llevar el Mundial. Ya veremos qué pasa cuando el que marque primero sea el visitante y no haya ningún inglés de raza negra para pagar el pato… mejor será que no se relaje demasiado Aguirre.

Y colorín colorado, esta jornada se ha acabado. Justo a tiempo para empezar a escribir las crónicas de la jornada europea de entre semana. Joder, al final vamos a pedir NOSOTROS a la FIFA que racionalice el puto calendario del fútbol, que no damos abasto.

Este artículo fue publicado el martes, 23 octubre 2007 a las 4:50 pm en la categoría de Actualidad.