En la película Nixon de Oliver Stone se insiste en que el bueno de Richard llegó a donde llegó porque su hermano, el que iba a ir a la Universidad, pilló tuberculosis y palmó, entonces fue él. Y luego, a la hora de ser presidente, a JFK le metieron tres balas tres en la cabeza derramando sus sesos por el tapizado del Cadillac y el vestido rosa de la que siempre despertará el deseo en mi, Jackie. Pintaban a un Nixon que le daba muchas vueltas a eso, como obsesionado, en una paja de autor del célebre director.
Pues bien, para que Cruyff fuese un henio y figura, quillo, que te lo digo yo, un henio tuvo que:
A- Malograrse el tejido muscular de Roberto Prosineki de la forma más puta que el Diablo fue capaz de idear.
B- Introducir un gol José María Bakero, natural de Navarra, en el minuto noventa mil, de cabeza, desde la línea de fondo, vaselina y por la escuadra a un uefero combinado alemán.
C- Que el Real Madrid Club de Fútbol en la persona de Ramón Mendoza Fontela, licenciado en Derecho y Económicas, en tratos con la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, acusado de espía por el semanario Cambio 16, tomase la surrealista decisión de cesar a Radomir Antic con el equipo líder, bloque, recio y con paso firme.
D- Que el Real Madrid Club de Fútbol fuese incapaz de ganar a un equipo de muertos de hambre llamado Club Deportivo Tenerife con Butragueño tirando tres ensayos tres solo delante del portero, tres, fueron tres, Rocha metiéndose autogoles de chilena y Manuel Sanchís Hontiyuelo, economista, hijo de Manuel Sanchís Muñoz, tirándole una vaselina al pobre Francisco Buyo Sánchez, que no daba crédito, desde el medio del campo en un momento dado en el que, para más hipérbole situashional, el sol caía inmisericorde sobre sus retinas.
E- Que el Real Madrid Club de Fútbol, en la temporda siguiente, se hiciese popó al pisar el Heliodoro Rodríguez López y que Iván Luís Zamorano Zamora, incapaz de meter un uno contra uno en toda su miserable vida, buscase el contacto en tres ocasiones tres delante del portero para ver si pitaban penalti. (este último detalle ya no es fruto de la casualidad)
Esto es todo lo que tuvo que suceder para que Cruyff fuese un henio, quillo, un auténtico henio. Jugaban muy bonito, sí, todo un monumento estético al fútbol ilushionante, que crea afishion y que glosa muy bien Jorge Valdano a los niños para, adjetivando con epítetos sin interrupción, que se duerman poco a poco y poder llevarles la mano a la ingle. Pero a mi no me jodáis. Yo no digo nada. Pero cuando se le llama henio, conste que, como en el cuadro de las Meninas de Velázquez, se trata de un mocosete dándole patadas a un mastín, que simboliza al pueblo español, que noble como pocos seres vivos, se molesta sin protestar arrugando el morro como pensando: qué le vamos a hacer, si es un mocosete.
16 febrero, 2007 a las 8:49 pm
Estás hablando de la suerte de los campeones.
Ese es el logro formidable de Dios: la suerte de los campeones no solo aleja del lado oscuro de la fuerza, sino que le da por el culo hasta agotar las existencias de viagra del hemisferio norte.
Puede ser que de lejos cueste percatarse de la inmundicia y el carácter perdedor del barça que se encontró, pero lo que hizo debe ser considerado no solo como un milagro sino como una prueba fehaciente de la existencia de Él.
17 febrero, 2007 a las 7:04 pm
La suerte de los campeones me parecece un término un poco tramposo. En la mayoría de edad, todos sabemos que la suerte tiene más posibilidades de caer del lado del bueno. Tal es el caso de Cruyff que, como dices, hizo mayor de edad a un equipo cuyos dirigentes y aficionados más castizos se han empeñado siempre en mantener bobalicón. Véase la reivindicación de Saviola por algunos sectores. ¿No es demencial? No se le puede negar talento a Cruyff. Sobre todo en lo esencial que hay que exigirle a un entrenador, ojo para fichar a los buenos cuando no son conocidos. Pero vamos, con todo, en cualquier caso y, ya te digo, sin negarle un gran talento: QUÉ PUTA SUERTE COJONES!